Editorial

Tras un año de guerra, la Unión Europea debe crear un mercado único de defensa 

2023-03-02

La UE lleva demasiado tiempo vacilando sobre las capacidades de defensa colectiva. Un año...

Karel Lannoo | Política Exterior

La guerra ha puesto de relieve el peligro que supone una planificación de defensa nacional descoordinada ante una amenaza común. Es necesaria la integración del mercado de defensa, y para ello se requiere suprimir la exención de la defensa en la contratación pública que prevé el TFUE actualmente.

Nunca, en los 65 años de existencia de la UE, la urgencia de un mercado único de equipos de defensa había sido tan evidente como en los últimos 12 meses. La necesidad de apoyo logístico y armamentístico a las fuerzas armadas ucranianas ha situado el peligro de la descoordinación de las políticas nacionales de defensa en lo más alto de la agenda política.

Aunque el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) y la Agencia Europea de Defensa (AED) han tomado recientemente medidas a través de la Pesco (Cooperación Estructurada Permanente), es necesaria una integración mucho más rápida, empezando por un mercado único de suministros de defensa y por la armonización de las normas de equipamiento.

Se trata de cuestiones clásicas del mercado único, fácilmente explicables para todos, pero que formalmente no son competencia de la UE. La abolición de la exención de los contratos de defensa en las normas de contratación pública de la UE en una revisión limitada del Tratado sería una señal potente para demostrar la determinación de la UE de apoyar a Ucrania. Además, sentaría las bases para impulsar una política de defensa común de la UE, algo que debería haberse hecho hace tiempo.

Tras la polémica de los tanques, la guerra de Ucrania ha demostrado a todos los ciudadanos europeos, y a los socios y enemigos de Europa, lo peligrosa (y temeraria) que resulta una planificación de defensa nacional descoordinada ante una amenaza común. 30 años después del lanzamiento formal del mercado único, la UE sigue estando muy atrasada en lo que se refiere a una defensa común. Los ejércitos nacionales tienen sus propias directrices de equipamiento, sus propias normas logísticas y sus propias prioridades armamentísticas.

Más de 70 años de OTAN han aportado cierta cooperación y alineamiento, pero la interoperatividad y las capacidades tecnológicas siguen siendo muy desiguales. Las duplicidades están muy extendidas y no se aprovechan las economías de escala. Resolver estas dos deficiencias permitiría un gasto coordinado más eficiente.

Continúan los obstáculos pese a los avances

La buena noticia es que Europa ha acordado recientemente intensificar su cooperación en materia de defensa, con el acuerdo de la Pesco y el lanzamiento de la AED. Desde hace algún tiempo se llevan a cabo evaluaciones conjuntas de las capacidades de defensa, coordinadas por la AED sobre la base de los Planes de Desarrollo de Capacidades facilitados por los Estados miembros, que se complementan con una Revisión Anual Coordinada de la Defensa (CARD, por sus siglas en inglés).

Pero el último informe de la Agencia, elaborado en plena guerra, es una lectura aleccionadora y un duro recordatorio de la necesidad de más cooperación, coherencia e innovación en la defensa europea. La cooperación sigue sin ser la norma, es la excepción, incluso con presupuestos crecientes. Según el informe, la planificación nacional de la defensa se produce de forma aislada. Un ejemplo es la reciente y multimillonaria Iniciativa del Escudo Estratégico Europeo (ESSI, por sus siglas en inglés) –o «escudo antimisiles»–, en la que se está viendo a Alemania ir por libre en lugar de desarrollarla como un proyecto verdaderamente europeo.

Integrar los mercados europeos de defensa será un esfuerzo a largo plazo. Las inversiones en equipos de defensa suelen amortizarse a lo largo de muchos años, por lo que cualquier esfuerzo de integración tardará mucho tiempo en surtir efecto. El entonces presidente de la Comisión, Juncker, planteó en 2016 la necesidad de una mayor integración de la defensa en su discurso sobre el estado de la Unión y anunció la creación del Fondo Europeo de Defensa. Se puso en marcha formalmente solo como parte del actual marco plurianual, con un presupuesto de 8,000 millones de euros, que se suma al aumento del gasto de los Estados miembros.

Pero el gasto conjunto en defensa en la UE solo alcanza el 18% (2022), muy por debajo del objetivo del 35% fijado por la AED. En su mayor parte, se ve frenado por una miríada de barreras normativas que protegen los mercados nacionales de defensa.

Europa tiene una industria de defensa considerable, pero muy por detrás de Estados Unidos, que tiene una cuota de mercado mundial del 39%. Francia tiene el 11%, Europa en conjunto más del 27%, bastante más que Rusia, que tiene el 19%. Todos los fabricantes de aviones comerciales forman parte de una industria aeronáutica y de defensa más amplia, una dualidad que también está presente en la cadena de suministro de aviones. Sin embargo, su cuota en defensa es mucho mayor en Estados Unidos. Airbus y Boeing, por ejemplo, tienen un volumen de negocios similar, pero con una cuota de defensa mucho mayor en el segundo.

Europa tiene un historial de proyectos conjuntos de equipamiento militar fracasados o retrasados, que puede estar mejorando lentamente con el programa de la Pesco. Justo antes de la guerra, en noviembre de 2021, el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE recomendó más compromisos vinculantes para alcanzar las ambiciones fijadas por el Consejo Europeo de Helsinki de ¡diciembre de 1999!

La guerra ha sido un duro recordatorio del coste de quedarse atrás en capacidades militares, aunque esto se haya señalado muchas veces en los últimos 20 años. Tras el Consejo Europeo de Versalles de mayo de 2022, la Comisión Europea propuso en julio un refuerzo de la industria europea de defensa mediante un contrato de adquisición a corto plazo, pero limitado al presupuesto de la UE (500 millones de euros) y sólo hasta 2024.

Ha llegado el momento de actuar

Un año de sangrienta guerra en Ucrania significa que los líderes europeos deben demostrar su determinación de aprender de los errores y las declaraciones incumplidas del pasado, y mostrar al mundo que se ha tomado plena conciencia de las implicaciones de esta crisis.

Al igual que durante la crisis de la deuda soberana con la creación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), se requiere una iniciativa rápida para una revisión limitada del Tratado con el fin de suprimir la exención de la defensa en la contratación pública (tal como figura en el artículo 346 (1b) del TFUE). Debería permitir la creación de un mercado de equipos de defensa a escala de la UE mediante el procedimiento de codecisión, por lo que sería más rápida que las iniciativas en curso. También daría una señal importante de que la UE quiere integrar las políticas de los Estados miembros de abajo arriba. También será la base de una UE más autónoma dentro de la OTAN, tras la declaración de ambas organizaciones a favor de una “defensa europea más fuerte y capaz” a principios de este año.

Esta iniciativa permitirá desarrollar una política industrial de defensa de la UE, poner de relieve las dependencias internacionales y facilitar la integración de las cadenas de valor en la industria europea de defensa en un momento en que los recursos son escasos. También debería mejorar considerablemente las capacidades y demostrar un frente unido en el apoyo a Ucrania y la oposición a Rusia.

La UE lleva demasiado tiempo vacilando sobre las capacidades de defensa colectiva. Un año después del estallido de esta terrible guerra, ya no hay excusas para seguir vacilando.
 



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