Mensajería

Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos

2023-05-25

Jesús se fue en su forma física, pero no los dejó a su suerte. Desde la...

Por: Pbro. Francisco Ontiveros Gutiérrez

El final de su ministerio en el mundo

Porque este es nuestro tiempo, el tiempo de la madurez cristiana

Bastaron poco más de treinta años para que Jesús llevara a término la obra más delicada que pudo tener lugar en el mundo. Jamás nadie ha tenido la gravísima responsabilidad que tuvo Jesús. Sobre los hombros de nadie, en tantos siglos de historia, ha descansado un compromiso gravísimo y tan delicado; con alcances que impactarían a todos por el resto de la historia. Pues bien, esta obra, la obra de la Redención, Jesús la cumplió con un sigiloso cuidado, fue él mismo quien, con una elegancia impresionante, marcó la pauta de cada una de sus acciones, mesurado, con tiempo, en calma, una a una cumplió las diligencias de su viaje. Y una vez que, lo que tenía que realizar lo cumplió, como Señor salió de este mundo, para volver al Padre.

Al ver a Jesús los discípulos se postraron, aunque algunos dudaron

Suena complicado entender lo que ahora dice el evangelio de Mateo, “los discípulos en el monte se postraron, aunque algunos titubearon” (cfr. Mt 28,17), es un contraste complicadísimo, ¿cómo es posible que se postraron si tenían dudas?, ¿es posible encarnar el acto de fe por excelencia que es la postración y hacerlo con incertidumbres?, las dudas son la expresión más clara de la incredulidad. ¡Qué contraste!, esto demuestra que el encuentro con el Resucitado va acompañado de las dudas que son naturales a nuestra condición humana. Lo cierto es que, también nosotros, a siglos de distancia, cada vez que nos postramos ante Él, lo hacemos con todas las dudas que nos asaltan. Afirma Ravasi: “la fe no excluye la oscuridad, el esfuerzo de la búsqueda, la incertidumbre, la vacilación. Por eso, ellos se postraron ante el maestro, pero su fe conserva aún la duda”. (Piedras de tropiezo en los evangelios, pág. 95).

Vayan y hagan discípulos a todos y por todos lados

En los últimos segundos en los que los ojos humanos pudieron contemplar a Jesús, Él mandó a los discípulos a ser continuadores de su obra. Les pidió que fueran a todo el mundo y que, por todos lados ellos se hicieran de discípulos para el Señor. Desde luego que no se trata de una cruzada, o de una conquista avasalladora, no es una campaña demagógica para inflar las filas en los seguidores del Mesías. La intención de Jesús es que los discípulos le muestren al mundo esas palabras que tienen la capacidad de cambiar la vida. Esas palabras amables que ponen en acción y ayudan a gustar el sabor de la vida. Esas palabras que cambiaron la vida de tantos. Esa es la intención de este envío: mejorar vidas.

Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo

Jesús se fue en su forma física, pero no los dejó a su suerte. Desde la Ascensión hasta nuestros días Jesús está con nosotros cumpliendo sus palabras. No estamos solos en este mundo. Todo lo que la Iglesia hace y emprende desde entonces, lo hacemos y emprendemos con la certeza de que el Señor cumple en nosotros sus palabras. Aquí está caminando con nosotros, subiendo y bajando, cansándose y emprendiendo junto a cada bautizado que se esfuerza por hacer nuevos discípulos. Está aquí, porque este es nuestro tiempo, el tiempo de la madurez cristiana, el tiempo de los laicos, el tiempo de la Iglesia.
 



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