Tras Bambalinas
¿Dónde están las mujeres en la política china?
Minglu Chen | Política Exterior
La trayectoria de la emancipación femenina nacional china, la ambigüedad de los requisitos de representación política o la brecha educativa dificultan el ascenso de las mujeres en la jerarquía de poder.
El XX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino (PCCh), celebrado en octubre de 2022, captó la atención del mundo, sobre todo porque no había ni una sola mujer entre los 24 miembros del Politburó, rompiendo una tradición de dos décadas. Mientras que el número de mujeres en puestos políticos clave a nivel mundial mejora constantemente, la representación femenina en el PCCh ha empeorado con el tiempo.
Las normas patriarcales contribuyen indudablemente a la infrarrepresentación de las mujeres chinas en el ámbito político, pero no es una situación a la que se enfrenten únicamente estas mujeres. En muchas sociedades, a las mujeres que hacen carrera política y desafían los roles de género tradicionales, a menudo se les considera que carecen de las aptitudes necesarias o se les critica por no ajustarse a una imagen de mujer “real”. Hay varios factores que han hecho que la ausencia de mujeres sea tan grave en la política china.
El compromiso del PCCh con la emancipación de la mujer se refleja en la famosa afirmación de Mao Zedong de que “las mujeres sostienen la mitad del cielo”. Pero este compromiso ha pasado por alto los derechos políticos de las mujeres. Las políticas del partido-Estado que abordan la brecha de género se han centrado en gran medida en promover las funciones económicas de las mujeres. Estas son vistas como una mano de obra de reserva que contribuye a una causa mayor: la construcción nacional y el desarrollo económico. Pero cuando las necesidades económicas del PCCh entran en conflicto con el objetivo del pleno empleo femenino, la igualdad de la mujer pasa a un segundo plano.
La Constitución de la República Popular China de 1954 se redactó con la disposición de que las mujeres debían disfrutar de los mismos derechos políticos que los hombres, pero siguen faltando medidas concretas para mejorar el estatus político de las mujeres chinas. No fue hasta 1982 cuando se enmendó la Constitución del Partido Comunista de China para incluir una vaga afirmación de que “el Partido concede gran importancia a la formación y promoción de las funcionarias”, siendo esta la única mención a los derechos políticos de la mujer dentro del documento que resume las misiones y objetivos del PCCh.
Una medida importante para aumentar el número de mujeres chinas en el liderazgo político sería introducir un sistema eficaz de cuotas de género. La Asamblea Popular Nacional (APN), órgano legislativo y máximo órgano estatal de China, es la única institución política de ámbito nacional que ha adoptado alguna forma de cuota de género. Pero el sistema es ambiguo ya que, desde 1988, la APN solo ha dispuesto que la proporción de delegadas en cada legislatura “no debe ser inferior” a la anterior.
Aunque esta disposición ha permitido a la APN afirmar que un número récord de mujeres ejercen como delegadas en cada legislatura, las mujeres solo representan el 26,54% del congreso chino. Ninguna otra institución del poder político –el Comité Central del PCCh, el Consejo de Estado o la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino– ha adoptado cuotas de género.
A nivel provincial y de prefecturas, el Comité Central del PCCh sugirió en 2001 que los comités del PCCh, los gobiernos, los congresos populares y las conferencias consultivas políticas populares “deberían tener cada uno al menos un cuadro femenino en su dirección”. Pero en la práctica, esta cuota mínima de género se interpreta a menudo de forma muy literal, y la mayoría de las jurisdicciones cuentan con solo uno.
Aparte de la falta de cuotas, los criterios de reclutamiento de la élite del partido-Estado también obstaculizan el ascenso de las mujeres en la jerarquía del poder. Algunas investigaciones muestran que tanto los líderes políticos masculinos como los femeninos en China son nombrados en función de la edad, la educación, la pertenencia al PCCh y la experiencia. Estos líderes suelen ascender a la dirección provincial cuando rondan los 50 años. Pero el papel que se espera de las mujeres como criadoras y cuidadoras de niños retrasa su entrada en la carrera del poder. Y como las mujeres deben jubilarse cinco años antes que sus homólogos masculinos, es menos probable que se las tenga en cuenta para los ascensos.
En términos de nivel educativo, casi todos los líderes provinciales, independientemente de su sexo, han estudiado en la universidad, y más del 80% posee un máster o un doctorado. El énfasis del PCCh en la educación superior perjudica aún más a las mujeres, ya que las niñas chinas tienen menos acceso a la educación. Aunque la brecha de género en la educación se ha ido cerrando en los últimos años, aún está por ver el impacto del levantamiento de la política del hijo único en las oportunidades educativas de las mujeres.
La inmensa mayoría de los líderes políticos chinos son miembros del PCCh, pero el propio Partido es un “club de chicos”, ya que más del 70% de sus miembros son hombres. La escasa representación de las mujeres en el PCCh socava aún más sus posibilidades de ascenso. Aunque los ministerios y las empresas estatales son reservas de talento para la selección de las élites políticas, la falta de acceso de las mujeres a los puestos de dirección en estos sectores reduce aún más sus oportunidades de ser consideradas para posiciones de poder.
Ya hace tiempo que el PCCh debería hacer honor a la retórica de Mao Zedong sobre el empoderamiento de las mujeres. Introducir un sistema eficaz de cuotas de género, abordar barreras como los criterios de reclutamiento y las disparidades educativas, diversificar el PCCh y ofrecer más oportunidades a las mujeres en puestos de liderazgo son pasos cruciales para aumentar la representación femenina en la política china.
aranza