Testimonios
El caso Galileo y los crímenes de Lenin
Por | P. Fernando Pascual, LC
La humanidad necesita abrir los ojos a tantos dramas humanos que merecen ser conocidos.
Seguramente millones de jóvenes y adultos tienen en sus mentes una idea más o menos clara sobre el caso Galileo, que suele ser presentado como un proceso en el que la Iglesia católica, o al menos la Inquisición, se equivocó y cometió una grave injusticia contra un científico que hoy tiene fama mundial.
Al mismo tiempo, entre esos millones de jóvenes y adultos, pocos tienen una idea más o menos clara de los crímenes cometidos y de las muertes provocadas por hambres absurdas, que se produjeron desde decisiones directas o indirectas de Lenin.
¿Por qué tantas reacciones y tanto escándalo por el caso Galileo, y tan pocas reacciones y estudios sobre los miles de crímenes y víctimas de Lenin? Se pueden encontrar varias explicaciones sobre este hecho sorprendente.
Hay una que resulta bastante fácil de individuar: porque el caso Galileo ha sido usado y es usado en nuestros días como un modo concreto de criticar a la Iglesia católica en general, o al menos en algunas estructuras que la caracterizaron en el pasado.
En cambio, todavía hoy existen historiadores e ideólogos que presentan a Lenin como si hubiera sido un hombre que buscaba la justicia, cuando en realidad la pisoteó en formas drásticas que provocaron miles de víctimas inocentes.
Es cierto que no podemos hablar simultáneamente de hechos del pasado que tuvieron contextos y explicaciones muy diferentes. Por eso resulta plenamente correcto un estudio en el que se muestran las culpas de Portugal en el tráfico de esclavos sin tener que “mezclar” ese tema con lo que ocurría en las cárceles de Hitler.
Se trata claramente de temas diferentes y que tienen explicaciones propias. Pero no resulta correcto exagerar la atención por algunos hechos, como el caso Galileo, y dejar en una zona oscura lo que se decidía en el círculo de los colaboradores de Lenin o de Stalin respecto de la vida o la muerte de miles de personas.
Los hechos del pasado han de ser estudiados en sus contextos y con métodos rigurosos, que permitan acceder a los mismos de la mejor manera posible para comprenderlos en sus motivaciones, en sus desarrollos, en sus efectos inmediatos y a largo plazo.
Al mismo tiempo, la humanidad necesita abrir los ojos a tantos dramas humanos que merecen ser conocidos, sobre todo cuando hay miles (en algunos casos, millones) de víctimas a las que podemos dirigir nuestro recuerdo, nuestro homenaje, y una oración humilde y confiada a Dios para que les ofrezca esa justicia que los hombres les negaron.
aranza