Internacional - Seguridad y Justicia

El giro de Trump contra Israel ofrece un crudo recordatorio de cómo es su diplomacia

2023-10-13

"Simplemente no está expresando (...) la misma política exterior estadounidense...

 

(CNN) -- Los comentarios incendiarios y sin arte del expresidente de Estados Unidos Donald Trump sobre el horror de Hamas en Israel enfatizan la característica que define su actitud hacia la política exterior y toda su visión política del mundo: todo gira en torno a él.

Trump criticó al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, alabó a los militantes de Hezbolá como "muy listos" y buscó rédito político de los atentados en los que murieron 1,200 personas afirmando que si las últimas elecciones no hubieran estado "amañadas", él sería el presidente estadounidense y nunca habrían ocurrido.

El expresidente admitió abiertamente un agravio contra Netanyahu, quejándose de que se hubiera retirado en el último momento y no se hubiera sumado al ataque aéreo estadounidense que mató al jefe de la inteligencia iraní Qasem Soleimani en Iraq en el año 2020. Trump ya había manifestado su enojo anteriormente por lo que entendía que era deslealtad del líder israelí al reconocer que él perdió las elecciones de EU

Trump es ahora un ciudadano privado, y es posible que no hubiera abordado la situación de la misma manera si fuera presidente —aunque hubo múltiples ejemplos de su sordera e indiscreción cuando estaba en la Casa Blanca—. Pero también es precandidato republicano a la presidencia en 2024 y, por tanto, sus declaraciones son objeto de escrutinio en busca de pistas sobre cómo se comportaría en el cargo. Sus últimos comentarios se suman a la abundante evidencia de que un segundo mandato de Trump sería aún más revoltoso en casa y globalmente perturbador que sus primeros cuatro años en el poder.

Las declaraciones del expresidente también ofrecieron una oportunidad a sus rivales del Partido Republicano, que le acusaron de un comportamiento impropio de un potencial comandante en jefe después de que un aliado fuera atacado en medio de horrendas escenas de matanza en las que también murieron algunos estadounidenses. Algunos lamentaron su aparente admiración por Hezbolá, un grupo militante libanés hostil a Israel.

"Es un idiota. Solo un tonto haría ese tipo de comentarios", dijo a CNN el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, que ha basado su campaña en criticar la idoneidad de Trump para el cargo.

"Solo un tonto haría comentarios que podrían dar ayuda y consuelo al adversario de Israel en esta situación", continuó Christie. "Se trata de alguien a quien le importa no el pueblo estadounidense, ni el pueblo de Israel, sino que le importa una persona y solo una persona, la persona que ve en el espejo cuando se levanta por la mañana".

El expresidente trató de desactivar la creciente polémica este jueves por la noche, publicando una declaración en la que insistía en que "no había mejor amigo o aliado de Israel" que él. Acusó al presidente Joe Biden de debilidad e incompetencia. "¡Con el presidente Trump de nuevo en el cargo, Israel, y todos los demás, volverán a estar seguros!", dijo.

El análisis original de Trump, basado en el agravio, refleja un enfoque transaccional y poco ortodoxo de la política exterior que a menudo prioriza sus propios objetivos personales por encima de una comprensión estándar del interés nacional. También puso de relieve un contraste con su posible oponente en las elecciones de 2024. Biden reaccionó al ataque utilizando todas las herramientas de la diplomacia tradicional, incluida la retórica, los contactos personales entre bastidores con líderes extranjeros clave y la movilización de aliados. Al igual que Trump, Biden ha tenido un enfrentamiento personal y político con Netanyahu, pero archivó sus diferencias con él semanas antes del ataque y ha estado en contacto permanente con el primer ministro desde que se produjo.

Biden busca el equilibrio. Ha mostrado el apoyo más ferviente a Israel que cualquier otro presidente estadounidense reciente y ha reconocido su deseo de tomar represalias y restablecer la sensación de seguridad tras la penetración más espeluznante de sus fronteras y su psique nacional en 50 años. Pero Biden también está enviando señales privadas y públicas a Netanyahu de que la respuesta de Israel no debe infringir las leyes de la guerra y que debe considerar las consecuencias humanitarias de una invasión de Gaza, mientras intenta evitar que la guerra se convierta en un peligroso conflicto regional que podría atraer a Estados Unidos.

Los detractores de Biden tienen todo el derecho a criticar su política exterior y a preguntarse si el hecho de no intervenir en el conflicto palestino-israelí significa que su administración ha desestimado la amenaza de Hamas. Los críticos también sostienen que sus intentos de entablar un diálogo con Irán, patrocinador clave del grupo militante, envalentonaron a la República Islámica y amenazaron la seguridad de Israel. Pero Biden también está forjando un contraste de temperamento y enfoque con Trump que estará en el centro de la narrativa de su campaña si las elecciones de 2024 son una revancha de 2020 y se reducirán a esta pregunta a los votantes: ¿Es Trump apto para el Despacho Oval?

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Trump dijo este miércoles en Fox News que Netanyahu había salido "muy perjudicado" por los ataques. "No estaba preparado, e Israel no estaba preparado", dijo el expresidente. Sus comentarios no eran necesariamente erróneos y los fallos de inteligencia y políticos de Israel serán investigados después de la guerra. Pero el momento y el tono de la crítica son cuestionables, dado que Israel, uno de los aliados más estrechos de Estados Unidos, está sufriendo tras un horrendo ataque contra civiles y necesita apoyo, no que se trate de anotar tantos políticos y se hagan conjeturas. Su voluntad de criticar a Netanyahu, a pesar de los considerables esfuerzos del líder israelí por alinearse políticamente con el expresidente, también muestra cómo la lealtad suele ser una calle de sentido único para Trump y aquellos que él cree que le han traicionado son susceptibles de recibir una reprimenda pública.

Los comentarios de Trump no son la primera vez que parece buscar un beneficio político de su política exterior y, especialmente, de sus posiciones sobre Israel. El pasado octubre se quejó de que los judíos estadounidenses no le estaban suficientemente agradecidos por acciones como el traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén cuando él estaba en la Casa Blanca.

"Ningún presidente ha hecho más por Israel que yo", escribió Trump en su red social Truth, añadiendo que era algo sorprendente que "nuestros maravillosos evangélicos lo aprecien mucho más que la gente de fe judía, especialmente los que viven en EU". Se le acusó de utilizar tropos antisemitas exigiendo la lealtad de los judíos estadounidenses. La Casa Blanca dijo que insultó a judíos e israelíes.

Los comentarios de Trump de este miércoles sobre Hezbolá, que tiene la capacidad de hacer llover aún más carnicería sobre Israel, también parecieron inapropiados dadas las circunstancias. "Son despiadados e inteligentes. Y vaya si son despiadados, porque nadie ha visto nunca algo como lo que hemos visto nosotros", dijo Trump durante un acto político en Florida. Sus declaraciones se inscriben en su costumbre de elogiar a los adversarios extranjeros que considera duros aunque gobiernen con puño de hierro, infrinjan valores humanitarios básicos y sean adversarios de Estados Unidos. Rara vez ha ocultado su admiración por el presidente chino, Xi Jinping, y el tirano norcoreano Kim Jong Un, por ejemplo. Y se sumó a su largo historial de elogios a Vladimir Putin —acusado de criminal de guerra por las atrocidades cometidas durante la guerra de Ucrania— cuando recientemente describió al líder ruso como "un genio".

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Trump parecía a menudo dispuesto a ceder intereses nacionales en su beneficio político mientras ocupaba el cargo. Por ejemplo, en una cumbre con Putin en Helsinki se puso del lado de Putin, quien desestimó las conclusiones de las agencias de inteligencia estadounidenses de que Rusia interfirió en las elecciones de 2016 en un intento de ayudarle.

El expresidente aboga por volver a su política exterior nacionalista de "Estados Unidos primero", premia el discurso duro y la implacabilidad en la escena global, y sigue desdeñando a los aliados y la arquitectura de seguridad internacional que ha sido la base del poder estadounidense desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Aunque se trata de posturas que representarían una brusca transformación de la política exterior estadounidense, es bastante legítimo que las presente a los votantes e intente ganar apoyos para su visión.

Sin embargo, sus recientes comentarios no harán sino reforzar la impresión que a menudo dejaron sus acciones como presidente de que sus propias aspiraciones son lo más importante. También muestran el desprecio por excelencia de Trump por las reglas de la política, la política exterior e incluso la decencia humana básica, que explican por qué horroriza a muchos estadounidenses y gobiernos extranjeros. Pero este comportamiento es la clave de su autenticidad para los republicanos de base que aborrecen los códigos de lo que consideran élites del establishment.

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Durante el evento de Florida, Trump criticó a Israel por no participar en el asalto que mató a Soleimani. "Nunca olvidaré que Bibi Netanyahu nos defraudó. Eso fue algo muy terrible, lo diré", dijo. No estaba claro de inmediato si Israel había considerado un papel operativo en el ataque o si Trump había roto una confianza con un aliado o incluso si había revelado información clasificada.

Sin embargo, el expresidente tiene un historial de desvelar secretos gubernamentales. Ha sido acusado por el presunto manejo indebido de material de seguridad nacional entre documentos clasificados que atesoró en su complejo de Mar-a-Lago tras dejar el cargo. La semana pasada, ABC News informó que Trump supuestamente compartió secretos estadounidenses sobre el servicio de submarinos y armas nucleares con un multimillonario australiano. Trump niega haber cometido ningún delito.

Los rivales republicanos del expresidente, que han luchado por explotar sus vulnerabilidades políticas sin alienar a sus partidarios superleales, se abalanzaron sobre sus críticas a Netanyahu.

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, acusó a Trump de lanzar "granadas verbales" contra Israel. "Ahora no es el momento de hacer lo que hizo Donald Trump atacando al primer ministro Bibi Netanyahu, atacando al ministro de Defensa de Israel, diciendo de alguna manera que Hezbolá era 'muy inteligente'", dijo DeSantis en Nuevo Hampshire. "Ahora no es el momento de airear agravios personales sobre un primer ministro israelí". El exvicepresidente Mike Pence machacó la política exterior de Trump, a pesar de que formó parte de la administración del expresidente que desafió repetidamente los valores estadounidenses. Pence también afirmó que Trump había cambiado de alguna manera en sus años fuera del cargo, una proposición discutible que parece interesada, ya que parece destinada a crear una distancia plausible de los excesos de Trump mientras estaba en el cargo.

"Simplemente no está expresando (...) la misma política exterior estadounidense musculosa que vivimos todos los días", dijo Pence en una radio local de Nuevo Hampshire.

Lo que Trump expresa es su idiosincrática política exterior, basada en sus prejuicios personales, sus agravios y su búsqueda de ventajas políticas, que volverá a sacudir el mundo si gana las elecciones de 2024.



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