Comodín al Centro
La política exterior de Berlín en modo de crisis
Christoph Hasselbach / DW
Se acabaron los tiempos tranquilos para la política exterior alemana: en 2024, Berlín debe encontrar respuestas a dos guerras, a una China cada vez más agresiva y a un orden mundial convulso.
A principios de diciembre, la Sociedad de la Lengua Alemana designó el término "modo de crisis" (Krisenmodus), como palabra del año. El término también describe acertadamente el estado de la política exterior alemana. La guerra entre Hamás e Israel es solo la última crisis grave, pero también la más dramática en estos momentos. Podría desencadenar una conflagración de consecuencias potencialmente devastadoras.
Para evitarlo, Alemania intenta hacer equilibrios: como ha subrayado el canciller Olaf Scholz, la seguridad de Israel es una "razón de Estado" alemana. Para él, esta obligación se deriva del pasado nacionalsocialista de Alemania. Sin embargo, esto no impide que la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, critique a Israel en su lucha contra Hamás. En una entrevista exclusiva con DW en noviembre, Baerbock lamentó la violencia de los colonos judíos en Cisjordania contra los palestinos: "El primer ministro israelí debe condenar esta violencia de los colonos, debe ser perseguida, eso también va en interés de la seguridad de Israel".
El ataque de Rusia ha destruido la seguridad
Probablemente, ningún acontecimiento de política exterior de las últimas décadas ha desafiado tanto a Alemania y a Europa como la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022. Alemania proporcionó una amplia ayuda militar, al igual que otros países occidentales. Sin embargo, casi dos años después, Ucrania apenas ha avanzado en la reconquista de los territorios ocupados por Rusia.
La voluntad de ayudar militarmente a Ucrania se está desmoronando entre los países occidentales, incluido, con diferencia, su principal valedor, Estados Unidos. Si Donald Trump es reelegido presidente allí el próximo año, es probable que Washington reduzca al menos significativamente su ayuda a Ucrania.
China se percibe cada vez más amenazadora
Mucho han cambiado las relaciones sino-alemanas desde la cancillería de Angela Merkel entre 2005 y 2021. Mientras Merkel trataba al Gobierno chino con guantes de seda debido a intereses de política comercial, el documento estratégico adoptado en verano por el actual Gobierno de socialdemócratas (SPD), Verdes y liberales (FDP) afirma que China es un "socio, competidor y rival sistémico" para Alemania y la UE. Berlín insiste cada vez más en esta rivalidad.
¿Valores frente a intereses?
En el caso de China, los límites de una política exterior orientada enfáticamente hacia los valores, como la defendida sobre todo por la ministra de Exteriores alemana, Baerbock, de Los Verdes, son especialmente evidentes. En abril, el entonces ministro de Exteriores chino, Qin Gang, respondió a la advertencia de Baerbock de respetar más los derechos humanos: "Lo que menos necesita China es un maestro de Occidente".
El periodista y analista político Morten Freidel escribió en la edición digital del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung: "En un mundo en el que el Occidente liberal está sometido a presión, uno se gana enemigos rápidamente si insiste constantemente en los valores. Eso no significa que los valores no sean importantes. Solo significa que no deberías insistir constantemente en ellos". Freidel aconseja que Alemania "formule mejor sus intereses".
Henning Hoff, del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores, en cambio, tiene una visión más positiva de la política exterior del Gobierno alemán. Ha superado la "supuesta contradicción (entre la política exterior basada en intereses y la basada en valores), dejando claro que siempre se trata tanto de valores como de intereses", dice Hoff a DW. "Si ignoras completamente los valores, como hemos hecho con Rusia, tiene consecuencias catastróficas, y lo estamos viendo en Ucrania".
En busca de aliados
El Gobierno alemán tuvo que aprender una amarga lección durante la guerra de Ucrania: en la búsqueda mundial de aliados dispuestos a apoyar las sanciones contra Rusia, numerosos países en desarrollo y emergentes le dieron la espalda; quieren seguir comerciando con Moscú.
Países que forman parte de Occidente, como India y Brasil, "están descubriendo un nuevo margen de maniobra en este orden mundial cambiante al tomarse la libertad de no tomar partido", afirma Henning Hoff. Sin embargo, el Gobierno de Scholz se acerca a estos países y busca el diálogo en pie de igualdad. Se trata de "una prolongación activa de la política exterior alemana hasta la fecha, y creo que Berlín va por buen camino en general".
El Gobierno alemán busca respuestas a acontecimientos políticos globales como las guerras en Ucrania y Oriente Medio o el conflicto con China. Le guste o no a Alemania, Estados Unidos y la UE esperan que la potencia europea más fuerte y la cuarta potencia económica del mundo desempeñe un papel más activo.
Jamileth