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¿Durarán las buenas noticias sobre la inflación?

2024-01-04

Por supuesto, esto no significa que los funcionarios de la Reserva Federal y la economía...

Por Jeanna Smialek | NYT

En 2021 y 2022, los precios subieron muy rápido, lo cual sometió a una gran presión a los presupuestos de las familias estadounidenses y mermó el índice de aprobación del presidente Joe Biden. Pero la inflación se enfrió a fines de 2023, una racha de progreso que se produjo antes de lo esperado por los economistas y que avivó las esperanzas de un aterrizaje económico suave.

Ahora, la pregunta es si las buenas noticias pueden perdurar en 2024.

Mientras los pronosticadores tratan de adivinar qué ocurrirá a continuación, muchos analizan detenidamente el origen de la reciente desaceleración. Los detalles sugieren que una combinación de precios de bienes más débiles (cosas como la ropa y los autos usados) y la moderación de los costos de los servicios, incluidos los viajes, ha ayudado a impulsar el enfriamiento, aun cuando los aumentos en las rentas tardan en desaparecer.

En conjunto, las tendencias sugieren que podría producirse una mayor desinflación, pero también apuntan a algunos riesgos persistentes. A continuación, un resumen de los principales cambios a tener en cuenta.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de desinflación?

Lo que está ocurriendo en Estados Unidos en estos momentos es lo que los economistas llaman “desinflación”: al comparar los precios de hoy con los de hace un año, se observa que el ritmo de aumento se desaceleró. En su punto álgido, en el verano de 2022, los precios al consumidor aumentaban a un ritmo anual del 9,1 por ciento. En noviembre, ese porcentaje era de solo el 3,1 por ciento.
 
A pesar de ello, la desinflación no significa que los precios estén cayendo en picada. En general, los niveles de precios no han revertido el gran aumento que se produjo inmediatamente después de la pandemia. Eso significa que cuestiones como la renta, las reparaciones de auto y los comestibles siguen siendo más caros en papel de lo que eran en 2019 (los salarios también han aumentado y han repuntado con mayor rapidez que los precios en los últimos meses). En resumen, los precios siguen subiendo, pero no tan rápido.

¿Qué tasa de inflación buscan los funcionarios?

La Reserva Federal, que es responsable de tratar de restablecer la estabilidad de los precios, quiere regresar los aumentos de precio a un ritmo lento y constante que coincida con una economía sostenible en el tiempo. Al igual que otros bancos centrales de todo el mundo, la Reserva Federal define eso como una tasa de inflación anual del dos por ciento.

¿Qué ocasionó la sorpresa de la desinflación en 2023?

La inflación sorprendió a los economistas en 2021 y 2022, primero, al dispararse de manera marcada y, luego, al mantenerse elevada. Pero a partir de mediados de 2023, comenzó a oscilar en la dirección contraria y cayó más rápido de lo previsto.

Desde mediados del año pasado, los funcionarios de la Reserva Federal esperaban que un indicador clave de inflación —el nivel de los gastos de consumo personal— terminara el año en un 3,2 por ciento. Según los últimos datos publicados en noviembre, se había reducido a un modesto 2,6 por ciento. El índice de precios al consumidor, más puntual, también descendió con rapidez.

El enfriamiento sorpresivamente rápido comenzó cuando los precios de los viajes comenzaron a desacelerarse, según Omair Sharif, fundador de Inflation Insights. En el caso concreto de las tarifas aéreas, la cuestión era la oferta.

La demanda seguía siendo fuerte, pero tras años de una capacidad limitada, los vuelos y los asientos disponibles por fin se habían recuperado. Esto, combinado con la disminución del precio del combustible, hizo que bajaran los precios. Y aunque los precios de otros servicios relacionados con los viajes, como las habitaciones de hotel, aumentaron de manera rápida en 2022, lo hicieron con mucho mayor lentitud a mediados de 2023.

El siguiente cambio que disminuyó la inflación provino de los precios de los productos. Tras dispararse por dos años, los precios de productos como muebles, ropa y autos usados comenzaron a aumentar mucho más lentamente o incluso a disminuir.

Matthew Luzzetti, economista jefe para Estados Unidos del Deutsche Bank, afirmó que la desinflación de los bienes fue sorprendente. Y, lo que es alentador, “fue razonablemente amplia”.

¿Cuál podría ser el siguiente paso?

De hecho, todavía falta que una fuente de desinflación muy esperada se desarrolle en su totalidad: la desaceleración de la inflación de los alquileres.

Los datos del sector privado que dan seguimiento a los nuevos alquileres se dispararon al principio de la pandemia, pero luego se ralentizaron de manera brusca. Muchos economistas creen que ese retroceso acabará repercutiendo en los datos oficiales de inflación a medida que los inquilinos renueven sus contratos o inicien otros nuevos, pero el proceso está tardando.

¿Qué podría salir mal?

Por supuesto, esto no significa que los funcionarios de la Reserva Federal y la economía estadounidense estén totalmente fuera de peligro. La caída de los precios de la gasolina contribuyó a reducir la inflación en general y repercutió en otros precios, como los de los boletos de avión. Pero los precios del combustible son muy volubles. Si los disturbios en las regiones productoras de gas provocan un aumento inesperado de los costos de los energéticos, será más difícil acabar con la inflación.

La geopolítica también entraña otro riesgo inflacionista: por ejemplo, los ataques contra buques mercantes en el mar Rojo están afectando una ruta de tránsito clave para el comercio mundial. Si estos problemas perduran y se agravan, podrían acabar repercutiendo en un aumento de precios de las mercancías.

Y quizá el riesgo más inmediato es que la gran desaceleración de la inflación hacia finales de 2023 podría haber sido exagerada. En los últimos años, las cifras de precios de final de año se han revisado al alza y los datos de inflación de enero han llegado al alza, en parte porque algunas empresas suben los precios a principios del nuevo año.

“Se avecinan muchos cambios bruscos”, afirmó Sharif y agregó que seguirá de cerca los nuevos cálculos de la inflación que se publicarán el 9 de febrero, que deberían dar a los responsables de diseñar las políticas públicas una visión más clara de si la reciente desaceleración ha sido tan notable como parece.

No obstante, Sharif comentó que la conclusión general era que la inflación parecía preparada para continuar su moderación.

Esto podría ayudar a allanar el camino para unas tasas de interés más bajas por parte de la Reserva Federal, que ha proyectado que podría reducir los costes de endeudamiento varias veces en 2024 después de elevarlos al nivel más alto en más de 22 años en un intento de enfriar la economía y contener la inflación.

“En mi opinión, no queda mucho riesgo de aumento”, manifestó Sharif.


 



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