Entre la Espada y la Pared
Haití y la responsabilidad histórica francesa
Por Lisa Louis | DW
Durante décadas, la pobreza, el caos político y un alto índice de delincuencia han caracterizado la nación insular de Haití. Ahora, no obstante, el país centroamericano se encuentra sumido en una auténtica espiral de violencia.
El pasado 29 de febrero, el primer ministro interino, Ariel Henry, anunció su compromiso de celebrar elecciones en agosto de 2025, pese a que su mandato terminaba en realidad ese mismo mes de febrero. Las bandas violentas tomaron el anuncio como una llamada al ataque, asaltando el Palacio Nacional, las prisiones y liberando a más de 3,000 presos.
Desde entonces, grupos violentos controlan amplias zonas de la capital. Decenas de miles de residentes han huido de Puerto Príncipe. Mientras, Henry, que acaba de estar en Nairobi (Kenia), en una campaña a favor de una fuerza de intervención keniana en Haití, se encuentra desde entonces atrapado en el territorio estadounidense de Puerto Rico.
Expertos señalan a que las causas de la crisis actual pueden ser más profundas de lo que parece y apuntan a que Francia: como antigua potencia colonial, tiene una parte histórica de culpa.
La única revuelta de esclavos exitosa de la historia
En 1804, Haití hizo historia al convertirse en el primer país latinoamericano en conseguir la independencia, gracias a la única revuelta de esclavos que ha tenido éxito. Más tarde, en 1825, Francia estableció duras condiciones para que el país fuera reconocido como independiente: Haití debía pagar a los antiguos gobernantes coloniales 150 millones de francos, aproximadamente tres veces el producto interior bruto del país en aquella época. Además, los derechos de importación de los productos franceses debían reducirse a la mitad.
"Paradójicamente, los vencedores pagaron reparaciones a los vencidos, en parte por miedo a una nueva invasión militar", explica Jean-Claude Bruffaerts a DW, uno de los autores del libro Haití - Francia. Las cadenas de la deuda.
Deuda doble
Haití incluso tuvo que pedir prestado dinero a altos tipos de interés a bancos franceses para pagar sus deudas. Los economistas llaman a esto "doble deuda". No fue hasta aproximadamente 1950 cuando Haití saldó todas sus deudas.
"Faltaba dinero para infraestructuras que se necesitaban urgentemente, como carreteras, escuelas y hospitales. Haití también necesitaba la protección de un Ejército, que se tragó más dinero. Esto ralentizó considerablemente el desarrollo económico del país", explica Bruffaerts. La falta de inversión en infraestructuras sigue notándose hoy en día. "No hay carreteras en muchas partes de la isla, la sanidad es insuficiente y la mayoría de las escuelas no tiene electricidad", dice.
La esclavitud "crea un caldo de cultivo para la inestabilidad"
Myriam Cottias, directora del Centro Internacional de Investigación sobre la Esclavitud y sus Legados, con sede en París, cree que, de todos modos, los países que se han liberado de la esclavitud tienen dificultades para reconocerse como una sociedad homogénea.
"La esclavitud crea un caldo de cultivo para la inestabilidad política, y la división de la sociedad causada por ella no desaparece sin más", explica la historiadora a DW. "Incluso hoy en Haití sigue habiendo una élite corrupta y un pueblo en gran parte muy pobre", sostiene.
Jean Fritzner Étienne, historiador haitiano especializado en la época colonial en la Universidad de París 8, añade que la deuda de Haití ha reforzado las estructuras jerárquicas de poder. "Los haitianos se inspiraron en la Revolución Francesa, que tuvo lugar poco antes, en 1789", explica Étienne a DW. "Pero los franceses no aplicaron los principios de su propia revolución -libertad, igualdad, fraternidad y derechos humanos- fuera de sus fronteras", agrega.
Estados Unidos reforzó aún más la percepción de Haití como un país inferior, afirma Étienne. Ocuparon la isla de 1915 a 1934 y "de 1957 a 1986, apoyaron la brutal dictadura de François y más tarde de Jean-Claude Duvalier, conocidos como 'Papa Doc' y 'Baby Doc'", recalca Étienne. "Y todavía hoy interfieren en los asuntos internos".
El reembolso "no está a debate"
No fue hasta abril de 2003 cuando el expresidente Jean-Bertrand Aristide exigió al Gobierno francés el reembolso de la deuda impuesta en su día a Haití. En aquel momento se debían casi 22,000 millones de dólares. Aproximadamente un año después, Aristide fue derrocado en un golpe de Estado organizado por Francia y Estados Unidos. A la pregunta de DW de si existían planes para reembolsar la deuda, el Ministerio francés de Asuntos Exteriores respondió recientemente en una rueda de prensa que "no se está discutiendo actualmente".
Los expertos no esperan que Francia devuelva el dinero. "Ninguna antigua potencia colonial lo haría. Provocaría una reacción en cadena. Todas las antiguas colonias reclamarían", afirma Laurent Giacobbi, investigador de geopolítica en América Latina y el Caribe en el Instituto Francés de Asuntos Internacionales y Estratégicos (Iris).
"Los haitianos deben decidir lo que sucede ahora"
Frédéric Thomas reclama, no obstante, un nuevo enfoque. Es politólogo y especialista en Haití en el centro de investigación independiente Centre Tricontinental de Lovaina (Bélgica). "Las antiguas potencias coloniales siguen teniendo una visión colonial de Haití", afirma en una entrevista con DW.
"Creen que el país es ingobernable y justifican así la injerencia internacional", sostiene. La comunidad internacional también ha contribuido directamente a la situación actual y, tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021, apoyó a Henry, impopular desde el principio.
"Para romper el círculo vicioso de violencia y caos, el pueblo haitiano debe decidir por fin qué hacer a continuación", afirma Frédéric Thomas. "Con la ayuda del llamado Grupo Montana -con representantes de la sociedad civil, la iglesia y los sindicatos- debe formarse un gobierno de transición y después decidir si se destinan tropas internacionales al país y cómo", recalca.
Francia "debería invertir la antigua deuda en infraestructuras"
En realidad, el Grupo Montana podría proporcionar miembros a un gobierno provisional. Después, este comité debería nombrar un nuevo primer ministro interino y convocar nuevas elecciones. Aun así, no está claro exactamente cuándo se formaría este gobierno. Sólo entonces Henry dimitirá de manera oficial.
Jean-Claude Bruffaerts, por su parte, también espera que la comunidad internacional deje ahora a los haitianos decidir sobre su futuro. "Francia también debería invertir al menos parte del dinero que Haití le ha pagado en infraestructuras en la isla", afirma. Para ayudar por fin a Haití a desarrollarse económicamente.
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