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Pese a alta demanda de cuidados a largo plazo en Estados Unidos, proveedores batallan para conseguir personal
THE ASSOCIATED PRESS
La parte más difícil del primer trabajo de Culix Wibonele en cuidados a largo plazo fue el no lesionarse.
Originaria de Kenia, Wibonele trabajó como asistente de enfermería certificada en Atlanta en 2014. Acudía a casas de clientes, en su mayoría mayores, y les ayudaba con todo: Desde bañarse hasta cocinar. Wibonele trabajaba sola y a veces tenía que levantar a clientes mucho más grandes que ella.
Era un trabajo exigente y pagaba sólo 9 dólares por hora sin prestaciones. Si no fuera por el segundo trabajo de Wibonele como niñera y los ingresos de su esposo, no habrían llegado a fin de mes para mantener a sus cuatro hijos.
“Mi salario, ya sabes, era literalmente nada”, dijo Wibonele. “Como que me sorprendió la cantidad de trabajo que se esperaba que hiciéramos y el salario que una recibía al final”.
La experiencia de Wibonele refleja tendencias más amplias en la fuerza laboral de los cuidados a largo plazo. Quienes atienden a adultos mayores en entornos como hogares privados y centros de vida asistida en todo Estados Unidos enfrentan salarios bajos y el riesgo de lesiones, mientras que la industria lidia con dificultades por la escasez de personal, descubrieron CNHI News y The Associated Press como parte de un examen del estado de la atención a largo plazo en Estados Unidos.
Mientras tanto, la demanda por estos trabajadores crece a medida que la población envejece. Para 2030, aproximadamente el 20% de la población estadounidense tendrá 65 años o más, y esa proporción continuará en aumento, según la Oficina del Censo de Estados Unidos.
“Es un problema nacional y está en todas partes”, dijo el médico Stephen Crystal, director del Centro Rutgers para la Investigación de Servicios de Salud. “Casi todo el mundo carece de personal suficiente”.
“NO HAY PERSONAL”
La industria ha lidiado con la escasez de personal y la alta rotación durante años, problemas que se agudizaron durante la pandemia de COVID-19.
Los centros asistenciales para personas de la tercera edad despidieron a sus empleados después del inicio de la pandemia y la fuerza laboral no se ha recuperado por completo, según muestran datos federales. Una encuesta de marzo de cientos de proveedores de hogares para adultos mayores realizada por la Asociación Estadounidense de Atención Médica, que representa a proveedores de cuidados a largo plazo, encontró que casi todos tienen puestos de trabajo vacantes y dificultades para contratar. Y un reciente mandato de dotación de personal para hogares de la tercera edad por parte del gobierno del presidente Joe Biden ha alarmado a los administradores de las instalaciones, quienes dicen que de antemano batallan para cubrir las vacantes.
La rotación es tan alta en las residencias de asistencia para adultos mayores que algunos ven a todos sus empleados renunciar en el plazo de un año, dijo Alice Bonner, directora de asociaciones estratégicas del Centro para la Atención Innovadora en el Envejecimiento, de la Universidad de Brown.
“La gente que queda trabaja mucho más duro, en turnos dobles, horas extras y laborando con trabajadores temporales y de agencia”, agregó Bonner.
Noelle Kovaleski, administradora del Centro de Cuidados y Rehabilitación Carbondale, en Pensilvania, explicó que el mayor desafío para la contratación es la falta de candidatos. Un puesto de supervisora de enfermería en su centro permaneció sin respuesta tras ser publicado en un sitio de trabajo líder durante dos años.
“No hay personal”, reportó Kovaleski. “Simplemente no existe”.
Los trabajadores no solicitan estos empleos por muchas razones, incluidas las malas remuneraciones y un mercado laboral competitivo. Las enfermeras, por ejemplo, pueden ganar más si trabajan en hospitales que en hogares de asistencia para adultos mayores, dijo Bonner.
Los expertos ven una posible escasez inminente a medida que la industria crece. Se proyecta que la demanda general de trabajadores de tiempo completo en entornos de asistencia y en servicios a largo plazo aumentará un 42% entre 2021 y 2036, según la Administración de Recursos y Servicios de Salud de Estados Unidos. Se espera que la demanda de trabajadores de cuidados directos, quienes constituyen la mayor parte de la fuerza laboral, crezca un 41%.
SALARIOS BAJOS
Los trabajadores de atención directa desempeñan papeles vitales en la vida de sus clientes —un asistente de enfermería certificado que baña a un paciente incontinente y con demencia, un asistente domiciliario de atención de salud que ayuda a un viudo de la tercera edad con su medicación, un asistente de cuidado personal que ayuda a los residentes de un hogar de adultos mayores a almorzar. Estos trabajadores son en su mayoría mujeres y personas no blancas, y muchos de ellos, inmigrantes.
Victoria Gardner, quien es tetrapléjica después que un accidente automovilístico la dejara incapaz de ponerse de pie o usar las manos, considera a su cuidadora en casa como un salvavidas. La cuidadora ayuda a esta mujer de Pensilvania de 57 años durante 16 horas al día. Sin este cuidado, Gardner no podría bañarse, preparar comidas, lavar la ropa ni limpiar su casa.
“En mi situación actual, tengo una cuidadora. Es una posición muy precaria. No estoy sola en eso”, dijo Gardner.
La industria añadió alrededor de 1,5 millones de nuevos trabajadores de cuidados directos entre 2012 y 2022, según un análisis de AP-CNHI de los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales. Se espera que agregue cerca de 800,000 nuevos puestos de trabajo de atención directa hasta 2032 —los que, según los expertos, serán difíciles de cubrir.
El salario es un factor importante.
El salario anual promedio para los asistentes de atención de salud domiciliaria y de cuidado personal fue de 33.380 dólares en mayo de 2023, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Estos ingresos eran similares a los de quienes atienden una cafetería y los empleados de ventas minoristas.
Los trabajadores de cuidados directos suelen estar en el extremo inferior de la escala salarial. Aproximadamente la mitad de ellos depende de la asistencia pública, según un informe de enero del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Los expertos señalan que la financiación es la razón por la que los salarios son bajos. El programa Medicaid es principalmente el que paga por los servicios de atención a largo plazo, pero muchos actores involucrados argumentan que las tasas de reembolso de Medicaid son insuficientes para compensar adecuadamente a los trabajadores.
Algunos estados han realizado esfuerzos para reforzar la fuerza laboral, como exigir que un porcentaje de los reembolsos que realiza Medicaid a los proveedores se destine directamente a los salarios de los trabajadores de cuidados a adultos mayores.
Otros han utilizado fondos de la Ley del Plan de Rescate Estadounidense, de 2021, para aumentar los salarios y los esfuerzos de contratación. Mientras tanto, el gobierno de Biden finalizó una norma en abril que exige que el 80% de los pagos de Medicaid por servicios de atención domiciliaria se utilicen para pagar a los trabajadores.
EL FACTOR RESPETO
Zulma Torres, una asistente de atención de salud domiciliaria quien trabaja desde hace mucho tiempo en la ciudad de Nueva York, dijo que solía llorar después del trabajo por la forma en que la gente la trataba.
Durante años, ganó 6,25 dólares la hora. A veces, los clientes la trataban como a una trabajadora doméstica y esperaban que cocinara para toda la familia. En algunos casos, cuando tenía que llevar a su cliente al hospital, sentía que las enfermeras y los médicos la juzgaban.
“Muchas veces tienes ganas de salir y decir, ´¿sabes?, esto no es para mí´”, agregó Torres.
Los investigadores señalan que la falta de respeto tanto dentro como fuera de la industria es otro factor que aleja a los trabajadores de cuidados a largo plazo.
“Creo que existe una opinión generalizada entre la población de que las personas que trabajan en cuidados a largo plazo son inferiores”, dijo Barbara Bowers, directora fundadora del Center for Aging Research and Education (Centro de Investigación y Educación sobre el Envejecimiento), de la Universidad de Wisconsin-Madison. “No creo que reciban ni de lejos el respeto que merecen por el muy arduo trabajo que realizan”.
RAZONES PARA QUEDARSE
Culix Wibonele, la asistente de enfermería certificada en Atlanta, ahora recibe 18 dólares por hora en un centro de vida asistida. Pero ha tenido que soportar años de salarios bajos, despidos y migrañas duraderas desde que la lastimó un residente agitado de la instalación. Su salario todavía no se percibe como suficiente por lo que realiza.
“Puedo ir a Walmart y ganar más dinero que siendo CNA (asistente de enfermería certificada)”, observó Wibonele.
Aun así, Wibonele dijo que planea permanecer en la industria por ahora. Además de trabajar como asistente de enfermería certificada, estudia en la Universidad Estatal de Georgia con el objetivo de convertirse en enfermera certificada en cuidados a largo plazo.
“Amo a (la) generación anterior, su sabiduría y sus historias. Me encanta saber que estoy haciendo algo mientras ellos todavía (están) aquí en la Tierra”, refirió Wibonele. “Aunque no nos paguen lo suficiente, no lo cambiaré”.
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La proporción de la población estadounidense mayor de 65 años continúa en aumento —tendencia que se mantendrá en las próximas décadas. Dado que casi la mitad de los estadounidenses mayores de 65 años pagará por algún tipo de atención de salud a largo plazo, CNHI News y The Associated Press examinaron el estado de la atención a largo plazo en la serie High Cost of Long-Term Care (el Alto Costo del Cuidado a Largo Plazo), y analizaron desde centros de cuidado diurno para adultos mayores hasta instalaciones de vida asistida de alta gama para comprender los desafíos en cuanto a la asequibilidad, el personal y la equidad que existen hoy y otros retos que se avecinan.
JMRS
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