Internacional - Seguridad y Justicia

Expresidente hondureño Hernández es sentenciado a 45 años de cárcel en Estados Unidos por ayudar al narco

2024-06-26

Al dictársele sentencia, Hernández declaró a través de un...

 

NUEVA YORK (AP) — El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández fue sentenciado el miércoles en Nueva York a 45 años de cárcel por asociarse con narcotraficantes durante más de una década para asegurar que más de 400 toneladas de cocaína llegaran a Estados Unidos.

El juez P. Kevin Castel le impuso esa sentencia a Hernández para que la cumpla en una prisión federal y una multa de 8 millones de dólares. Dijo que el castigo debería servir de advertencia a individuos “bien educados, bien vestidos” que obtienen poder y creen que su posición los protege de la justicia cuando cometen delitos.

Un jurado lo declaró culpable en marzo en el tribunal federal de Manhattan tras un juicio de dos semanas, el cual fue seguido atentamente en su país de origen.

Al dictársele sentencia, Hernández declaró a través de un intérprete que es inocente y que fue acusado errónea e injustamente.

En una declaración larga y extemporánea, que el juez interrumpió varias veces y le recordó repetidamente que no era momento de volver a litigar el juicio, Hernández se retrató a sí mismo como un héroe del movimiento antinarcóticos que se asoció con las autoridades estadounidenses durante tres gobiernos distintos en Washington para reducir las importaciones de drogas.

Pero el juez señaló que la evidencia presentada en el juicio demostraba lo contrario, y que Hernández empleó “habilidades de actuación considerables” para que pareciera que era un paladín de la lucha contra el narcotráfico mientras desplegaba a la policía y al ejército de su nación, cuando era necesario, para proteger el trasiego de drogas.

Castel dijo que Hernández era “un político de dos caras hambriento de poder” que protegió a un grupo selecto de traficantes.

Cuando se anunció la sentencia, Hernández, con gafas y uniforme de prisión verde opaco, permaneció de pie junto a su abogado frente a dos alguaciles federales. Después de estrechar la mano de su abogado y girar para inclinar la cabeza hacia la abarrotada sección de espectadores, el expresidente salió cojeando de la corte con la ayuda de un bastón y un aparato ortopédico en un pie.

La fiscalía pedía una sentencia de cadena perpetua más 30 años, lo mismo que habían recomendado los funcionarios de la corte especializados en libertad condicional.

Hernández, de 55 años, gobernó durante dos mandatos a la nación centroamericana de unos 10 millones de habitantes.

Fue arrestado en su casa de Tegucigalpa, la capital hondureña, tres meses después de dejar el cargo en 2022, y fue extraditado a Estados Unidos en abril de ese año.

Los fiscales estadounidenses dicen que Hernández trabajó con narcotraficantes desde 2004, y que recibió millones de dólares en sobornos mientras ascendía de ser un congresista rural a presidente del Congreso Nacional, antes de asumir el máximo cargo del país.

Hernández reconoció en un testimonio ante el tribunal que prácticamente todos los partidos políticos de Honduras recibían dinero del narcotráfico, pero negó haber recibido sobornos.

En su larga declaración del miércoles, el exmandatario insistió que su juicio era injusto debido a que no se le permitió incluir evidencia que habría hecho que el jurado lo encontrara inocente. Dijo que estaba siendo perseguido por políticos y narcotraficantes.

En Honduras, la embajadora estadounidense Laura Dogu dijo que la sentencia es un paso importante para combatir las consecuencias sociales del narcotráfico.

“Aquí en Honduras... y en Estados Unidos, no podemos olvidar que (las acciones de Hernández) han hecho sufrir a los pueblos por la llegada de tanta droga” a territorio estadounidense, agregó.

Luis Romero, abogado penal y analista hondureño, dijo que la sentencia sorprendió a mucha gente en Honduras que pensaba que el exmandatario sería condenado a cadena perpetua.

En una conferencia de prensa en el país centroamericano, la esposa de Hernández, Ana García, dijo que su esposo es inocente y calificó la sentencia de “linchamiento judicial mediático”. García —que planea postularse a la presidencia el año próximo— indicó que espera que su esposo apele.

“Hoy es solamente un capítulo más de una serie de injusticias que se han venido dando”, manifestó.

Entre los testigos en el juicio había narcotraficantes que admitieron ser responsables de docenas de asesinatos, y dijeron que Hernández era un protector entusiasta de algunos de los distribuidores de cocaína más poderosos del mundo, entre ellos el notorio capo mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, que cumple cadena perpetua en Estados Unidos.

Durante sus declaraciones, el juez señaló que Guzmán dio un soborno de 1 millón de dólares en 2013 directamente al hermano de Hernández, Juan Antonio Hernández, un excongresista hondureño que fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 en Nueva York por cargos de drogas.

Hernández sacudió la cabeza cuando escuchó al fiscal federal adjunto Jacob Gutwillig decirle al juez que él eligió “cometer el mal”.

“Nadie, ni siquiera el expresidente de un país, está por encima de la ley”, declaró Gutwillig.

Hernández fue sentenciado en un tribunal a menos de dos cuadras de donde el expresidente estadounidense Donald Trump será sentenciado el 11 de julio luego de que fue declarado culpable de cargos de falsificar registros contables.

Al anunciar la sentencia, Castel habló extensamente sobre las formas en que Hernández había recibido un juicio justo, y describió gran parte de la evidencia clave que surgió en el juicio para demostrar su culpabilidad.

Castel dijo que el número de homicidios vinculados al narcotráfico durante la carrera política de Hernández era impresionante. Indicó que un testigo narcotraficante reconoció en el juicio que ayudó a que se cometieran 56 asesinatos, y otro dijo haber estado en 78 homicidios antes de empezar a cooperar con las autoridades estadounidenses.

Castel hizo notar que Hernández sólo ayudaba a los traficantes que apoyaban sus ambiciones políticas, y no todo el tiempo.

“No, era demasiado inteligente para eso”, declaró el juez, y señaló que ayudaba a los traficantes siempre que podía.

“Su principal objetivo era su propia supervivencia política”, agregó.



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