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Gabinete de Sheinbaum en México: continuidad con tecnocracia
Por Sandra Weiß | DW
Con 16 integrantes ya anunciados, el gabinete de Claudia Sheinbaum queda casi conformado. Es resultado de un complejo ajedrez político, con claroscuros y con un tema central aún sin resolver, señalan expertos.
En la tradición política mexicana ha existido desde hace cien años un ritual sagrado: cada seis años, cuando se elige un nuevo presidente, el mandatario saliente y su equipo se eclipsan y dejan el escenario al nuevo líder y su grupo. Ningún alto funcionario repite en el gabinete, menos en el mismo cargo. Esta vez, no fue así.
Claudia Sheinbaum, la virtual presidenta electa -a la espera del dictamen del Tribunal Electoral sobre su triunfo arrollador-, reveló este jueves 4 de julio los últimos cuatro nombres del futuro gabinete, que asume el 1ro de octubre. En total, son 16 ministros y ministras, entre ellos, siete que han sido altos funcionarios de su predecesor y mentor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
"En esta nueva tanda, Claudia ha vuelto a hacer su juego de ajedrez, mezclando gente de su confianza con piezas que garantizan la continuidad", dice a DW José Buendía, politólogo y columnista del periódico Excélsior. "Va a ser un Gobierno de continuidad en los principales proyectos del obradorismo, con cambios en el estilo de gobernar, uno más profesional, que entiende la planeación y rehúye la improvisación".
Lisa Sánchez, directora de la organización México Unido contra la Delincuencia, observa "un gabinete con claroscuros y muchos retos por delante", especialmente, en la vital cartera de Seguridad, pero también en gobernabilidad, como sostiene en entrevista con DW.
Herencia y cambio: "Un gabinete tecnocrático de izquierda"
Según el mapa dibujado por los analistas consultados por DW, el nuevo gabinete representa una fuerte continuidad en puestos claves, con personas que son considerados muy leales a AMLO, como Rogelio Ramírez de la O (quien repite en la Secretaría de Finanzas), Rosa Icela Rodríguez (que salta de Seguridad Pública al muy poderoso cargo de Gobernación, encargada de la política interior), Ariadna Montiel (que sigue en la Secretaria de Bienestar, desde donde se articulan los populares programas sociales), Raquel Buenrostro (que, de Economía, salta a la Función Pública, desde donde se persigue o no la corrupción de los funcionarios públicos), y Ramón de la Fuente (que, de Embajador en la ONU, asciende a Secretario de Relaciones Exteriores).
Con estos nombramientos, AMLO quedará blindado ante eventuales investigaciones de corrupción, sostiene el comentarista Raymundo Riva Palacio, en su columna "A tapar la corrupción", en el diario El Financiero. "López Obrador no ha pagado ningún precio para encabezar un Gobierno tan corrupto", escribe Riva Palacio, pero el presidente "necesita que el escudo de protección sea transexenal, y ya se está armando".
Hubo también un guiño hacia los mercados financieros y a los Estados Unidos, el mayor socio comercial de México, con tres funcionarios bien vistos en estas esferas: Ramírez de la O, un consultor considerado serio y prudente en el manejo de las finanzas públicas; Ebrard, quien fue canciller y ha manejado las complejas relaciones con Washington; y De la Fuente, quien ganó mucho respeto internacional con su desempeño profesional en el asiento latinoamericano del Consejo de Seguridad de la ONU. Su nombramiento "asegura madurez y sensatez en el manejo de la política exterior", estima el director del mismo periódico especializado en finanzas, Enrique Quintana.
Además de Ebrard y De la Fuente, ambos con una larga trayectoria y con perfil político propio, entre los seleccionados hay académicos, en puestos considerados de menor peso dentro del gabinete, por ejemplo, en Salud, Ciencia, Agricultura y Energía. "Es un gabinete tecnocrático de izquierda", resume Buendía, del Excélsior.
A la sombra de López Obrador
La sombra de AMLO es larga, pero Sheinbaum pudo poner algunas fichas importantes, destaca Buendía, doctor de la Universidad Complutense de Madrid. Entre ellas, Ernestina Godoy quien fue su controvertida Fiscal en la capital del país y asciende a consejera jurídica de la Presidencia, un puesto clave de confianza.
Otro cercano a Sheinbaum es Omar García Harfuch, anunciado el jueves como nuevo Secretario de Seguridad Pública. Harfuch desempeñó ese cargo en Ciudad de México cuando Sheinbaum fue alcaldesa. En 2020, sobrevivió con tres balazos a un atentado atribuido al Cártel Jalisco Nueva Generación, en el que murieron sus dos escoltas y una transeúnte.
"Harfuch tiene activos importantes, como ser un funcionario civil que sabe del tema, y transitó la carrera policial en tres sexenios. Participó en acciones de seguridad en Guerrero, Michoacán y Ciudad de México, donde pudo implementar programas importantes como Reconéctate por la Paz", destaca la experta Sánchez, de México Unido contra la Delincuencia.
Sin embargo, la también politóloga de la London School of Economics y del Instituto de Estudios Políticos de París advierte que hay mucha resistencia contra Harfuch dentro del partido gobernante Morena. Muchos militantes desconfían de él por ser nieto de un jefe policial involucrado en la masacre de los estudiantes en la Plaza de Tlatelolco en 1968.
Harfuch mismo ha sido señalado por su rol poco claro en la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa en 2014 -en esa fecha eratitular de Seguridad en Guerrero, donde ocurrió la tragedia-, y por tener supuestos vínculos con el cártel de Sinaloa. "Cosas que no se han investigado por las instituciones gubernamentales y solo fueron desmentidas por López Obrador en su conferencia mañanera", señala Sánchez.
Pendientes: Defensa Nacional y Marina
Todos los analistas señalan ausencias de peso: los secretarios de Defensa Nacional y de Marina, que serán anunciados poco antes del cambio de mando. Tras bambalinas, se registra una dura lucha de poder, señala Riva Palacio. AMLO pretende seguir con su estrategia de militarización de la seguridad pública, mientras Sheinbaum indicó recientemente que el diseño de la seguridad pública seguirá siendo civil. Sobre ese aspecto, hay opiniones divididas dentro de las Fuerzas Armadas.
Si la visión de AMLO logra imponerse y la Guardia Nacional -en conjunto con el Centro Nacional de Inteligencia- se transfiere a las Fuerzas Armadas, Harfuch se quedaría sin efectivos y perdería su control operativo, destaca Sánchez. "Tendría un mandato muy limitado".
aranza
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