Internacional - Seguridad y Justicia

Brasil registró 46,328 asesinatos en 2023, la cifra más baja desde 2011

2024-07-18

Por todo ello, "hay que reconocer que los niveles de violencia en Brasil siguen siendo...

 

São Paulo, 18 jul (EFE).- Brasil registró el año pasado 46.328 asesinatos en 2023, un 3,4 % menos en comparación con 2022 y la cifra más baja desde 2011, cuando se notificaron 47.215 homicidios, según un informe divulgado este jueves con base en datos oficiales.

Las estadísticas de muertes violentas intencionales, recogidas en el Anuario Brasileño de Seguridad Pública, "muestran una tendencia a la baja muy acusada", "consistente" y "constante" a partir de 2018, de en torno el 27,7 %.

No obstante, Brasil está lejos de ser considerado un país seguro, con una tasa de 22,8 asesinatos por cada 100,000 habitantes en 2023, por encima de la media de América Latina (19,2) y el promedio mundial (5,8).

"En Brasil vive aproximadamente el 3 % de la población mundial. Pero representa por sí solo alrededor del 10 % de todos los homicidios cometidos en el planeta", afirmó el Foro Brasileño de Seguridad Pública, autor del más amplio retrato de los índices de violencia del país.

Además, esta organización no gubernamental que trabaja sobre la base de datos oficiales, señaló que la caída de la violencia letal se da de forma "desigual" y "heterogénea".


De hecho, seis de los 27 estados brasileños registraron un crecimiento de los homicidios en sus territorios: Amapá (39,8 %), Mato Grosso (8,1 %), Mato Grosso do Sul (6,2 %), Pernambuco (6,2 %), Minas Gerais (3,7 %) y Alagoas (1,4 %).

En este contexto, las regiones nordeste y norte del país, que son además las más pobres, continúan siendo las más violentas, con tasas superiores de asesinatos en un 60 % y un 49 % en comparación con la media nacional, respectivamente.

Según el informe, ese cuadro se debe a las "disputas entre facciones" criminales que luchan por controlar las rutas del tráfico de drogas que llegan desde Colombia, Perú y Bolivia.

El crimen organizado ha extendido sus tentáculos en el norte, que comprende la Amazonía, y el nordeste de Brasil, ante la menor presencia del Estado, la porosidad de las fronteras, los altos índices de pobreza y la falta de oportunidades para los más jóvenes.

Esas dos regiones conviven además con altas tasas de letalidad policial.

Por todo ello, "hay que reconocer que los niveles de violencia en Brasil siguen siendo bastante elevados y, lo que es peor, pueden estar infravalorados", subrayó el informe.



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