Entre la Espada y la Pared
Libaneses se activan para aliviar la crisis humanitaria
Por Jennifer Holleis | Sara Hteit en Beirut
En medio de los ataques israelíes y la limitada ayuda pública, activistas libaneses ayudan a la población. Sin embargo, los observadores señalan que la ayuda se está politizando y que hay demasiadas personas necesitadas.
Casi tres semanas después de los devastadores ataques israelíes contra el Líbano, los civiles toman cada vez más las riendas de la organización de la ayuda humanitaria.
"Me uní a una iniciativa local y distribuimos donaciones entre varios refugios y escuelas", dijo Rayan Chaya a DW en Aley, a unos 20 kilómetros al sureste de Beirut. El ingeniero mecánico de 27 años ha estado creando bases de datos con lugares para alquilar y comer gratis. También organizó una silla de ruedas para una familia que, cuando huyó, tuvo que dejar la suya atrás . "Estamos en una crisis y si no nos ayudamos unos a otros, ¿quién lo hará?", dijo. "El Gobierno no está tomando ninguna medida seria", lamentó.
Heiko Wimmen, director del proyecto Líbano en el International Crisis Group, una organización no gubernamental de prevención de conflictos, coincide en que "el nivel de apoyo humanitario para la población es el que se esperaría de un país cuyas estructuras políticas realmente no funcionan", según dijo a DW.
Los años de inestabilidad política, en combinación con una crisis económica en curso, han dejado al Líbano al borde del colapso. Esta terrible situación se agravó aún más a finales de septiembre, cuando Israel intensificó sus ataques contra Hezbolá, considerada como organización terrorista por varios países, incluidos Estados Unidos y Alemania, mientras que la UE clasifica a su brazo armado de grupo terrorista, tras un año de combates limitados.
Desde entonces, varios dirigentes de Hezbolá y más de 2,000 civiles han muerto en los ataques israelíes, según el Ministerio de Salud libanés.
Unas 608,000 personas se encuentran actualmente desplazadas en el país, según la última actualización de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). De acuerdo con las autoridades libanesas, la cifra real es el doble.
Entretanto, el Gobierno libanés, que actúa con ayuda provisional, ha creado 973 refugios en instituciones públicas en todo el país. Sin embargo, las 180,000 plazas disponibles se han ocupado rápidamente.
"El número de refugios no se corresponde con la cifra de plazas necesarias, y temo que los okupas de viviendas habiten cada vez más en viviendas vacías y pisos de lujo deshabitados", comenta Wimmen.
Según un estudio de la Universidad Americana de Beirut, alrededor del 31 por ciento de las propiedades de Beirut se han comprado con fines de inversión.
Entretanto, los libaneses afiliados de una forma u otra a la influyente ala política de Hezbolá, se están mudando cada vez más a estos apartamentos. "Algunos de los partidos afiliados a Hezbolá, como el (Movimiento) Amal y el Partido Nacional Socialista Sirio (en Líbano), que llevan años haciendo el trabajo sucio en nombre de Hezbolá, han abierto edificios para los refugiados", afirma Wimmen, de Crisis Group.
El diario estadounidense The Washington Post informó, a principios de esta semana, que un portavoz de la Policía libanesa le dijo a su reportero que vaciarían los edificios sólo cuando se encontraran alternativas adecuadas.
Comida, ropa y un abrazo
Mezquitas, iglesias, bares y muchos particulares hacen lo que pueden para ayudar, explicó a DW Anna Fleischer, directora de la oficina de Oriente Medio de la Fundación Heinrich Böll en Beirut.
"En mi mezquita no hay espacio para acoger a familias, pero el número de fieles ha aumentado enormemente y proporcionamos comida, atención médica y ayuda", explicó a DW el jeque Mohamed Abu Zaid, imán de la mezquita más grande de Saida, a 45 kilómetros al sur de Beirut.
Sally Halawi, propietaria de la tienda de segunda mano "Circuit" en Beirut, también ha decidido ayudar a los refugiados. "Sentí que tenía que hacer algo para ayudar", dijo a DW. Donó todo lo que tenía en su tienda a personas que habían abandonado sus hogares y sus pertenencias. En Instagram, pidió más donaciones.
"Mucha gente respondió", afirma Halawi. Cada mañana, ordena las donaciones según el género y el tamaño. Todas las noches se envían donaciones a las escuelas, que se han convertido en refugios.
"Hasta ahora, hemos reunido más de 30,000 artículos", dijo la mujer de 35 años, y agregó que "por más agotador y frenético que sea esto, creo que es lo mínimo que puedo hacer por mi gente, y aún siento que no es suficiente".
Puente de ayuda humanitaria
La ayuda humanitaria internacional para la población del Líbano está aumentando. Este viernes 11 de octubre estaba prevista la llegada a Beirut del primero de tres vuelos con suministros de la Unión Europea (UE), que incluyen artículos de higiene, mantas y kits de refugio de emergencia. Francia y otras oficinas de la UE también han enviado suministros.
A principios de esta semana, el ministro de Salud, Firas Abiad, recibió 40 toneladas de suministros médicos de los Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, los observadores subrayan que la respuesta a la crisis humanitaria en el Líbano también está impulsada por intereses políticos.
"La élite gobernante del Líbano ahora está tratando de mantener su dominio cortejando a los donantes internacionales, así como a los patrocinadores occidentales y árabes del golfo", indica a DW Lorenzo Trombetta, analista de Oriente Medio.
Los primeros en prometer ayuda humanitaria fueron Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, agrega. Sin embargo, Qatar ha acogido a la élite política de Hamás durante años y es uno de los negociadores clave para un alto al fuego en Gaza. Por su parte, "Abu Dhabi apoya la alianza con Estados Unidos y colabora con Israel y sus fuerzas armadas en materia de alta tecnología, además de seguir enviando ayuda a Beirut", explica Trombetta.
En su opinión, esto se hace para "ejercer una mayor influencia política en el Líbano y reforzar su presencia en el Mediterráneo oriental". También teme que la élite política libanesa esté a punto de dejar de lado las necesidades de la población. "En un futuro próximo, la atención se centrará principalmente en la gestión de los fondos de reconstrucción", advierte Trombetta.
El experto considera fundamental vincular la ayuda a la reconstrucción, así como la distribución de servicios esenciales y bienestar, exclusivamente a la población civil libanesa.
Sin embargo, ese esfuerzo de ayuda parece estar estancado. Hasta ahora, el llamamiento urgente de la ONU para obtener más de 426 millones de dólares (389 millones de euros) para la sociedad civil libanesa sólo ha recibido 53 millones de dólares.
aranza
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