Huesped

Política del escándalo

2007-05-09

Qué necesidad del espectáculo. De los niños y la mujer asustados, de los...

EDITORIAL DE EL UNIVERSAL

Cuando parecía haberse olvidado el tema de los videoescándalos, un juez decretó ayer la libertad de Carlos Ahumada, quien abandonó el reclusorio en el mismo ambiente de escándalo y polémica con que ha conducido su vida pública. De igual manera, Jorge Emilio González, dirigente del Partido Verde Ecologista, hoy da su versión sobre su propio videoescándalo, montado, dice, en Los Pinos para desprestigiarlo.

En el más puro estilo de la política del escándalo, se filtró a la prensa desde la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal que en la madrugada el preso por tres años, acusado de cohecho y obras no realizadas, sería liberado. Lo fue. Unos minutos, antes de ser reaprehendido por unas horas más, para una diligencia menor.

Qué necesidad del espectáculo. De los niños y la mujer asustados, de los empujones entre hombres armados, guardias de él y de la policía. Todo frente a una nube de camarógrafos.

Nadie pretende que Ahumada sea inocente. Grabada está su colusión con algunas autoridades perredistas del Distrito Federal. Señaladamente René Bejarano, Carlos Imaz y Ramón Sosamontes, para obtener contratos, financiar campañas electorales y golpear a los adversarios políticos, pero no es posible dejar de advertir la forma en que éste y otros casos, en los que están involucrados los principales partidos, son una muestra del uso político de la justicia.

El propio Ahumada coronó la feria de los videos y grabaciones de políticos que pedían o recibían dinero y favores de contratistas fraudulentos y hasta pederastas. Tal es el caso de Mario Marín, el gobernador priísta de Puebla.

En lugar de que los registros electromagnéticos de momentos políticos nos sirvieran para transparentar la vida pública, nos han metido en una dinámica de incredulidad: ¿quién grabo a quién?, ¿quién editó qué?, ¿quién filtra y dónde se transmite?

Jorge Emilio González, nieto de un finado secretario de la Presidencia y gobernador, y sobrino del doctor Simi, Víctor González, aparece en una comprometida entrevista en la que pide 2 millones de dólares para apoyar el uso de una reserva ecológica.

Ahora el maquinador de la grabación, Santiago León, confiesa haber servido a la Presidencia de Vicente Fox para infamar al dirigente del partido y despojarlo del mismo. ¿Cuándo miente, ahora o entonces?

Inolvidable, la procaz conversación telefónica grabada entre el gobernador de Puebla y un empresario acusado de pederastia, en la que se habla francamente de la arbitraria detención de una periodista y escritora que denuncia el abuso infantil cometido por personajes públicos, sólo para "darle un coscorrón".

En la euforia del proceso electoral presidencial, la estática introducida contribuyó al descrédito del PRI, partido que descendió del segundo al tercer sitio en la intención del voto.

En este "BigBrotherismo" político: yo te grabo a ti, tú me grabas a mí, el Gran Hermano vigilante anticipa una democracia pervertida, en la que no importa la verdad ni la sustancia sino el circo que se pueda armar.

Ni los políticos ni los ciudadanos se merecen ese destino. Un juego de espías, un mundo supervisado clandestinamente.



AAG

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