Consultorio Médico

Fallas médicas y diálogo

2007-05-16

Cada vez se necesita menos de la interacción con el paciente para encontrar su enfermedad....

Cristina Aguayo-Mazzucato, El Universal

"Ana Dodge, una mujer de 30 años, había visto decenas de médicos durante los últimos 15 años y aun así estaba cada vez más cerca de la muerte. Su diagnóstico era de anorexia nerviosa y bulimia, lo que provocaba que su ingesta de alimentos fuera insuficiente y vomitara casi todo lo que ingería. A pesar del tratamiento su estado empeoraba: seguía perdiendo peso y su sistema inmune era cada vez más deficiente. De no comer más moriría en poco tiempo. Ella aseguraba que cada vez comía más, pero que cada vez se sentía peor; pero los médicos no le creían, estaban seguros de que seguía sin comer o vomitaba lo que ingería. Finalmente, cayó en manos de un gastroenterólogo que ignoró su expediente, sus consultas pasadas y los cientos de estudios que se le habían hecho. Le pidió que le describiera sus síntomas desde el principio, con lo que llegó a un diagnóstico completamente diferente. Ana tenía una intolerancia alimenticia que le causaba dolor abdominal, vómitos y malabsorción. Esto a su vez impedía que absorbiera los nutrientes, por lo que su peso disminuía consistentemente a pesar de una ingesta adecuada".

El mal manejo que esta paciente tuvo durante años fue el resultado de una serie de errores estrechamente relacionados con la forma de pensar de la Medicina moderna. Este y muchos otros ejemplos de errores médicos están descritos en un libro escrito por un médico estadounidense, Jerome Groopman, que bajo el título ¿Cómo piensan los médicos? (How doctors think?) hace un análisis de uno de los temas tabúes en la ciencia galénica: por qué se cometen errores en la Medicina.

Arroja datos basados en estudios científicos sobre los procesos de pensamiento que se enseñan en la Medicina. Por ejemplo, tres estudios -uno publicado en la revista Medicine en 1996, otro publicado en JAMA en 2003 y otro de la revista NEJM 1983- revelan que alrededor de 15% de los diagnósticos son erróneos. De todos los diagnósticos errados, 80% son atribuibles a lo que llama cascadas de errores cognitivos, esto es en la forma de pensar, no en el contenido del pensamiento.

Otro estudio, publicado en la revista Archives of Internal Medicine en el 2006, revela que de cada 100 diagnósticos errados, sólo cuatro se atribuyen a una falta de conocimiento por parte de los médicos; todos los demás se atribuyen a errores en la forma de pensar.

Es precisamente esta forma de pensar el tema central en el libro del doctor Groopman, quien recapitula cómo se enseña actualmente la Medicina en varios países, sobre todo en Estados Unidos.

El tiempo, un lujo para los médicos actuales, es uno de los problemas. En las escuelas de Medicina los estudiantes y maestros tienen en promedio 30 minutos para discutir cada caso. Sin embargo, estudios del Instituto de Ciencias Cognitivas de la Universidad de Colorado han demostrado que en un escenario clínico un médico experimentado hace su primera impresión diagnóstica en los primeros 20 segundos de empezar a ver a un paciente. Es difícil seguir una secuencia ordenada y objetiva de pensamiento en un lapso tan corto...

Irónicamente, la cantidad creciente de tecnología en la que se apoya la Medicina también puede contribuir a los errores por el detrimento que implica en la comunicación con los pacientes. Cada vez se necesita menos de la interacción con el paciente para encontrar su enfermedad. Esta falta de diálogo es responsable de buena parte de los errores médicos.

Asimismo, están los seguros médicos, que por sus políticas condicionan los análisis y tratamientos de enfermedades. Esto limita a los médicos en los recursos de los que pueden hacer uso.

Las compañías farmacéuticas también influyen la forma de pensar creando un conflicto de intereses. El acoso al que muchos médicos son sujetos por parte de los representantes farmacéuticos ha demostrado que puede mermar la objetividad con la que se diagnostica y trata a un paciente. Otro factor muy importante son los sentimientos y prejuicios de los propios médicos, que al no reconocerlos ni saber manejarlos pueden llevarlos a cometer errores.

En fin, la lista es larga, y los ejemplos del libro del doctor Groopman muchos, pero lo que se debe tener en cuenta es que la Medicina no es, ni puede ser, infalible. Las soluciones están a muchos niveles: sistemas de educación, regular la actividad mercadotécnica de las farmacéuticas, promover procesos de introspección de los médicos y una mayor participación por parte de los pacientes.

Si los pacientes hicieran preguntas como qué otras enfermedades podrían manifestarse con estos síntomas, algunos de los síntomas que se presentan no son típicos del diagnóstico, podría tratarse de varias enfermedades simultáneas, o algo tan sencillo como expresar las opiniones sobre la enfermedad, podrían limitar los errores cognitivos y mejorarían la comunicación con el médico.

Mejorar esta comunicación podría evitar muchos errores. Pero para esto, independientemente del pensamiento médico, se requiere de la participación de ambos.

Médico cirujano



AAG

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