Cuentas Claras

México: sus finanzas a prueba

2007-08-17

En su jornada de ayer, la Bolsa Mexicana de Valores llegó a caer hasta cinco puntos...

Editorial de "El universal"

En un mundo globalizado no hay economías a salvo de turbulencias mayores. La salud financiera de los países y la prudencia en el manejo de la economía podrán ayudarles a resistir temporales, pero nunca a evitarlos. México no tendría por qué ser la excepción y ya ha sufrido una semana de incertidumbre y altibajos en su mercado bursátil, lo que nos demuestra que no debemos caer en excesos de confianza.

Los mercados mundiales están padeciendo una fuerte crisis derivada del exceso de hipotecas de alto riesgo que no podrán ser pagadas en Estados Unidos. El contagio a las bolsas europeas y asiáticas es de tal magnitud que se han inyectado cerca de 300 mil millones de dólares para intentar contener la crisis.

En ese contexto, primero el subsecretario de Hacienda, Alejandro Werner, y después el propio presidente de la República, Felipe Calderón, se congratularon de que la economía mexicana hubiera sorteado con éxito el momento, gracias a la fortaleza de nuestros principales indicadores y al mantenimiento de una política financiera responsable. Demasiado pronto cantan victoria.

Es verdad que la macroeconomía revela estabilidad en términos generales, pero al final no es suficiente para pasar incólumes por un amargo episodio mundial que, peor, aún no acaba; lejos de ello, lo peor puede estar delante.

En su jornada de ayer, la Bolsa Mexicana de Valores llegó a caer hasta cinco puntos porcentuales, desplome que se revirtió al final de sus operaciones pero manteniendo una tendencia a la baja. Las compañías que se vieron más afectadas fueron precisamente las desarrolladoras de vivienda, lo que, de mantenerse, podría presionar el mercado de las hipotecas, ya no en Estado Unidos sino en México, es decir, podría pegarle en el bolsillo a miles de mexicanos que han aprovechado la ventana de oportunidad de las tasas de interés fijas para hacerse de una casa propia.

En materia de divisas esta semana no nos fue mejor. El peso también tuvo ayer una jornada difícil y cerró en 11.30 unidades por dólar.

En suma, nuestra enorme dependencia del mercado estadounidense nos hace muy vulnerables a los vaivenes de su economía, que a pesar de la aparición de nuevos jugadores sigue siendo el fuelle de crecimiento global. Este entendido nos debe obligar a ser doblemente cautelosos con el manejo de las finanzas nacionales y, sobre todo, con las expectativas que se envían a la sociedad. Sobra el triunfalismo. Nadie puede presumir de estar totalmente blindado frente a una crisis en desarrollo.

Generaciones enteras de mexicanos vaya que sabemos de turbulencias, de devaluaciones, de cerrar empresas, de perder empleos.

Justamente en otro mes de agosto, pero de 1982, el país conoció de frente las consecuencias de la explosión de una burbuja de deuda. Conocido como el fin de semana mexicano, la crisis derivada de esas 48 horas cimbró los cimientos de la economía global, tal como hoy los sacuden las hipotecas.

Tuvieron que pasar siete años para superar dicho trance, que se repetiría en diciembre de 1994. Qué bien que los fundamentos de la economía estén sólidos hoy, pero aprendamos a no creernos una isla aparte.



EEM

Notas Relacionadas

No hay notas relacionadas ...



Ver publicaciones anteriores de esta Columna

Utilidades Para Usted de El Periódico de México