Huesped

¡No al silencio!

2007-11-23

El problema es que le salió lo señorito a Rodríguez Zapatero al indignarse con...

Víctor Flores Olea, El Universal

Algunos dicen que fué inoportuna la crítica de Hugo Chávez a José María Aznar en la Cumbre Iberoamericana, llamándolo repetidamente fascista. Pero ya la gran mayoría, en América Latina y los mejores en España, dicen que fué mucho más inoportuno y fuera de lugar el alegato de José Luis Rodríguez Zapatero en favor de Aznar, y arrogante y despectivo el ya famoso "¿por qué no te callas?" que el rey Juan Carlos espetó a Chávez, pretensión de silencio impuesto nunca escuchada en ninguna cumbre anterior.

El problema es que le salió lo señorito a Rodríguez Zapatero al indignarse con las palabras de Chávez, sin medir que rompía lanzas en favor de un personaje repudiado aquí y allá, el ex presidente Aznar, que fué echado a patadas por el pueblo español en unas elecciones que los sondeos de opinión pronosticaban en su favor, precisamente por su oportunismo mentiroso y su bajeza cuando culpó a ETA de la masacre del 11 de marzo de 2004 en Madrid, siendo ya bien conocido, por información policiaca hecha pública, que la carnicería tenía otro origen.

Aznar quería ocultar que su apoyo público a la invasión de Irak (recuerdan su ridícula presencia en las Canarias al lado de George W. Bush y Tony Blair, anunciando la guerra, precisamente cuando el pueblo español, en enormes manifestaciones, la había repudiado) tenía inevitables consecuencias internas, una de las cuales fué sin duda la matanza del 11-M-04.

Es verdad, un día el pueblo español eligió en las urnas a Aznar como presidente, pero también por las urnas lo arrojó del poder, precisamente a favor de Rodríguez Zapatero. Pero regresando al incidente en Chile, ¿el presidente español olvida que Aznar participó en el intento de golpe de Estado de 2002 en contra de Chávez, y desde luego que estaba perfectamente enterado de que la intentona tendría lugar? ¿Cómo lo sabemos? Ni más ni menos por las repetidas declaraciones de Miguel Ángel Moratinos, ministro de Relaciones Exteriores de España (y de Rodríguez Zapatero), quien ha repetido que "en el anterior gobierno (de Aznar), cosa inédita en la diplomacia española, el embajador español recibió instrucciones de apoyar el golpe…" (nov. 2004, entrevista en la TV española). Por eso es también válida la pregunta de Chávez al rey: ¿y usted no sabía del golpe que se preparaba?

Todavía, en reciente gira latinoamericana, Aznar criticó soezmente al presidente de Venezuela, endiosando al neoliberalismo y al Consenso de Washington, no sin aprovechar el viaje para increpar al nuevo indigenismo latinoamericano, al que tildó de "indigenismo racista". ¿Pueden concebirse mayores despropósitos y, en efecto, mayores pruebas del fascismo de José María Aznar?

El problema es que Rodríguez Zapatero no podía encontrar un peor foro para defender a un antecesor de esa calaña. Y que el rey, con sus palabras intemperantes, también pisó terreno minado y olvidó 200 años de historia que dejaron ya muy atrás los tiempos en que sus ancestros reyes y virreyes les decían a los originarios del Nuevo Mundo: "Recordad que habéis nacido para callar y obedecer". ¿Verdad que no hay tanta diferencia entre la insolencia actual y el destino que la divinidad le asignaba a la realeza en otras épocas?

Pero además varios presidentes recordaron que un buen puñado de los inversionistas españoles en América Latina se distinguen hoy por su voracidad y su ausencia de escrúpulos, recordando modos coloniales. Cuando la mayoría latinoamericana busca la emancipación del colonialismo y el imperialismo, las palabras del presidente español y del rey Juan Carlos resultaron desafortunadas, hirientes. Más que de personas el desencuentro fué de dos universos: el de España ya en el norte como uno de los adalides del capitalismo globalizado y explotador, y Latinoamérica buscando escapar, reconstruir, encontrar nuevas alternativas.

En último escrito, un grupo de intelectuales españoles dice (entre otros el dramaturgo Alfonso Sastre y el director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet): "Lo ocurrido en la recién finalizada Cumbre Iberoamericana testimonia que los tiempos han cambiado en América Latina. Después de siglos de crímenes y saqueo… se pretendía… argüir que la pobreza… no es responsabilidad de las antiguas metrópolis coloniales ni de la continuidad de esa dominación por las transnacionales europeas y norteamericanas".

"La sublevación de verdades… hizo perder el control a los representantes de una mentalidad colonial, más irritados por un discurso que reivindica la recuperación de los recursos naturales y los servicios básicos que por las alusiones a un gobernante europeo de triste recuerdo. No nos engañemos, son los intereses mezquinos de los banqueros y accionistas que representan y no el honor de los españoles, los que conducen al líder de un partido ‘socialista y obrero' y a un monarca no electo a compartir la defensa del criminal de guerra José María Aznar".

"Las voces de los indios, de los oprimidos, de los olvidados, han entrado definitivamente en el escenario político iberoamericano, y ni monarcas ni neoliberales disfrazados de izquierdistas las harán callar".

Como dijo en un editorial el Financial Times de Londres: la Cumbre Iberoamericana de Santiago fué un desastre para el gobierno español. Por donde se le vea.

Escritor y analista político



EEM

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