Huesped

Educación financiera

2008-04-07

Millones de menores aprenderán los conceptos más elementales de las finanzas...

Rodolfo Tuirán, El Universal


 
La población mexicana ha experimentado profundas transformaciones en su tamaño, dinámica y estructura durante el último siglo. Cuando aún prevalecía una alta fecundidad, su composición por edad se asemejaba a una pirámide triangular, con una base muy ancha representada por el considerable peso relativo de los menores de edad. Ahora se parece más a una especie de linterna china (estrecha en la base y abultada en el centro), debido a una disminución de los nacimientos —que ocurre desde hace varios lustros— y al desplazamiento hacia las edades laborales de generaciones numerosas nacidas en la época de alta fecundidad. Estos cambios han abierto nuevas oportunidades, aunque también encierran complejos desafíos.

Se prevé que la estructura por edad de la población mexicana tenderá a acentuar la forma de linterna china durante las próximas tres décadas. Esta condición demográfica ofrece un enorme potencial productivo y de ahorro interno. El aprovechamiento de esta ventana de oportunidad, que algunos llaman "bono demográfico", depende en buena medida del contexto institucional y de las políticas públicas que lo acompañan.

Además de impulsar políticas económicas, financieras y laborales directamente orientadas a materializar los beneficios derivados de esta ventana de oportunidad demográfica, son necesarias otras muchas políticas de acompañamiento. Las experiencias exitosas indican, por ejemplo, que entre esos esfuerzos resulta crítico —y una clave para la competitividad— la realización de inversiones crecientes en educación, con miras a que los menores de hoy se conviertan en personas con las competencias y destrezas necesarias para desplegar su potencial en el mañana.

Más recientemente, diversos actores han enfatizado las bondades de integrar la educación financiera en la formación escolar, con el fin de que las personas en su trayectoria de vida puedan disponer de conocimientos y herramientas para tomar decisiones razonadas y responsables sobre el manejo del dinero, la administración de sus ingresos y deudas y sus prácticas de ahorro e inversión, entre otros aspectos.

La urgencia de socializar estos temas se pone de manifiesto con los datos que aporta una encuesta reciente (Banamex-UNAM) sobre algunas prácticas de los mexicanos en el manejo de sus finanzas personales: (1) son pocos los hogares (uno de cada cinco) que cuentan con registro de gastos o planeación de ingresos y deudas; (2) una proporción significativa (uno de cada tres hogares) a menudo gasta más dinero del que recibe; (3) el ahorro no forma parte de los hábitos de una proporción considerable de hogares; (4) cuando se trata de invertir, la gran mayoría no piensa en los bancos como opción prioritaria; y, en consecuencia, (5) la abrumadora mayoría (dos de cada tres hogares) no conoce los productos y servicios financieros del mercado.

En suma, todos estos hallazgos sugieren la presencia extendida de prácticas que atentan contra la formación o ampliación del patrimonio familiar e incluso insinúan actitudes de recelo y desconfianza hacia las instituciones financieras y sus instrumentos. También advierten que la educación financiera no es una ociosidad, sino una necesidad para responder a las realidades del siglo XXI.

Atendiendo a esta preocupación, la SEP anunció la semana pasada que introducirá en las escuelas primarias materiales de educación financiera a partir del próximo ciclo escolar. Millones de menores aprenderán los conceptos más elementales de las finanzas personales. Este esfuerzo se suma a otros dirigidos a promover una más sólida cultura financiera en el país. Pero esto no es suficiente.

Es preciso el firme compromiso del sector financiero de incrementar la cobertura de sus servicios, alentar la competencia y ofrecer mejores servicios e instrumentos, acordes con las necesidades y posibilidades de los diferentes segmentos de la población. Todos estos elementos son esenciales para poder aprovechar la ventana de oportunidad demográfica y garantizar que generaciones numerosas de mexicanos puedan tener acceso a más y mejores oportunidades.



LLG

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