Huesped

Querido Andrés Manuel

2006-08-16

 Querido Andrés: todos coincidimos en la necesidad inaplazable de rescatar a los marginados,...

 

Por: Francisco Martín Moreno

 

No existe ningún mexicano, medianamente sensato, que no esté de acuerdo con  tu tesis consistente en que "Primero los Pobres".

 ¡Claro que primero los  pobres!

¿Quién puede oponerse a semejante propósito político y social?  Quienes realmente queremos a este país deseamos elevar a la  altura mínima  exigida por la dignidad humana, a todos aquellos compatriotas  que carecen  de lo estrictamente indispensable.

 ¡Claro que queremos educación para todos!

¡Claro que queremos bienestar para toda la nación!

¡Claro que queremos un ingreso per cápita de cuando  menos 30 mil dólares al año para cada mexicano!

¡Claro que queremos apagar todas las mechas encendidas,  que no hacen sino atentar en contra de la  estabilidad y del desarrollo en general del país!

¡Claro que queremos aumentar el ingreso, pero a través de la productividad  y no a través de decretos ya conocidos que disparan la inflación con todas sus consecuencias!
 
 ¿Quién no desea ayudar los indios de México? ¿Quién no desea  alfabetizarlos? ¿Quién no desea contener la emigración de cientos de miles  de mexicanos a los Estados Unidos?

¿Quién no quiere agua potable, televisión, estufas, piso de concreto y paredes de ladrillo en cada familia  mexicana?
 
 Querido Andrés: todos coincidimos en la necesidad inaplazable de rescatar a los marginados, sólo que yo no coincido contigo en las estrategias que has  planteado para rescatarlos de la miseria. Entiende que la única  célula generadora de riqueza es la empresa y los empresarios, a los que  tú llamas hambreadores del pueblo o parásitos sociales, son los agentes  operadores del bienestar. La práctica lo ha demostrado. Mientes.
 
 Todos coincidimos con el fin, pero la mayoría no está conforme  con tu método. Se vio en las urnas. Ni partiendo el sueldo de los  funcionarios públicos a la mitad ni evitando la corrupción que devora lo  mejor de nuestro país, podremos generar la suficiente riqueza para crear  los empleos que requiere México, la herramienta más eficaz para ayudar a los  pobres que tanto nos preocuparan.

Tu diagnóstico está equivocado. Un gobierno encabezado por ti  jamás creará los empleos que requiere México ni  extinguirá las mechas encendidas, ni impulsará la recaudación  tributaria indispensable para que el gobierno aumente significativamente el gasto en Desarrollo Social.

Nadie con dos dedos de frente podría aceptar que tus tesis económicas ayudarán a la capitalización de las  empresas ni estimularán la investigación tecnológica, ni ampliarán los  mercados, ni estimularán la competitividad en el comercio internacional, ni abaratarán costos de producción, ni propondrán alternativas inteligentes para modificar el TLC, dando los pasos adelante necesarios para acercarnos, poco a poco, al esquema de una Comunidad Económica de Norteamérica.
 
 No tienes ningún derecho en detener a la inversión extranjera ni a la  doméstica, que tanto necesitamos para prosperar. No tienes justificación para espantar a los capitales que vienen a ayudarnos a construir un México mejor.

Careces de elementos, nunca los tendrás, para estimular el odio entre todos los mexicanos, ni para polarizar este país, ni para crear trincheras entre todos nosotros únicamente para dividirnos, la única condición en que los mexicanos hemos sido históricamente derrotados.
 
 Tú no representas a la izquierda, sino al más catastrófico populismo, del que yo no quiero jamás volver a acordarme.

 Izquierda era la de Mitterand, la de Felipe González, es la de la Bachelet, a diferencia de la supuesta izquierda de Chávez o la de Castro, quien ha impuesto la felicidad con la fuerza de las bayonetas...
 
 No, no Andrés, para ti es irrelevante el incendio de todo lo mío, la  destrucción de todo lo que he construido en los últimos siete siglos. Es  claro que no te importa que nos volvamos a incendiar como en 1810, en 1858  o en 1910, siempre y cuando tú puedas compensar  los vacíos sicológicos que se remontan a tu infancia.

No, Andrés, ese no es el camino.

 Si el padrón  federal lo integran 72 millones de electores y de ellos sólo 14 votaron por  ti, entonces 58 millones no te quieren en la Presidencia, o sea más del 80  por ciento te rechaza como jefe del Ejecutivo.
 
 Antepones tu bienestar personal al mío. Deseas intimidar a las autoridades  judiciales mediante la protesta callejera. No quiero un Mussolini mexicano  que acepte la ley siempre y cuando le beneficie y que rechace a la  Constitución por ser una herramienta a favor de la burguesía.

La mayoría  somos concientes de nuestras debilidades económicas y sociales, sólo que  hemos decidido no convocarte a ti para resolver los difíciles problemas que  nos aquejan.
 
 Abandona el llamado a la violencia. Abstente de erigirte como intérprete de  la voluntad popular y resígnate a aceptar tu derrota.

La mayoría de los  mexicanos no te quiso en la Presidencia de la República, porque lejos de  ayudar a los pobres los hundirás más en la desesperación hasta que volvamos  a matarnos con las manos entre nosotros mismos.
 
Atentamente

El Pueblo de México



AAG

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