Para Reflexionar en Serio

Valor divino de lo humano

2012-03-11

Dios nos ha situado en esta vida, para que esta la desarrollemos conforme al plan particular que...

Autor: Juan del Carmelo

Es este, el título de un libro de un sacerdote de la Hermandad de la Santa Cruz. Este libro debió de publicarse, en la década de los cuarenta del pasado siglo, pero cuando yo era estudiante seguía este libro con plena lozanía. Bueno ahora también la tiene, porque todo lo que se refiere al orden del espíritu humano, al orden su alma, jamás pierde actualidad. Quién puede decir, que ya no tienen sentido ni actualidad, Las confesiones de San Agustín, Las moradas de Santa Teresa o La subida al Monte Carmelo de San Juan de la Cruz. Y a mi me parece, que todo escrito referido al alma humana, nunca pierde actualidad, porque es como si estos escritos, se impregnaran de la propia inmortalidad del alma humana.
 
Pero entrando en el tema, es importante que tengamos siempre en cuenta, que si amamos al Señor, todo acto humano que realicemos por insignificante que creamos que este sea, tiene un gran valor a los ojos del Señor, siempre y cuando vivamos en amor y amistad con el Señor, y el acto no se encuentre mancillado, por  ser contrario a la voluntad del Señor. Pero aunque el acto sea realizado inconscientemente, siempre tiene un gran valor a los ojos del Señor, porque él es fruto consciente o inconscientemente de la voluntad de u alma que le ama. Y si Dios ama a todos los seres humanos, es natural que igual que nos pasa a nosotros, Él ame más a quién más le ame.
 
Dios nos ha situado en esta vida, para que esta la desarrollemos conforme al plan particular que Dios tiene para cada uno de nosotros. Plan este, que forma parte de un Plan general que el Señor tiene sobre toda la humanidad, para que todo el mundo se salve, si es que el que sea desea salvarse, porque el Señor nunca quebrantará el libre albedrío con el que a todos nos dotó al crearnos. Por lo cual es fundamental por nuestra parte, que siempre cumplimentemos en todos los actos de nuestra vida la voluntad de Dios, porque cumplimentar la voluntad de Dios es amarle a Él y nosotros hemos venido aquí, abajo para superar una prueba de amor a Dios.
 
La voluntad de Dios con respecto a cada uno de nosotros, no es la misma es diferente y generalmente nuestra situación material en la vida, sea económica, social, intelectiva o familiar difiere siempre la de uno, con la de los demás. No hay dos status personales iguales. De la misma forma, también es diferente nuestra relación con el Señor, porque todos somos diferentes y tenemos un camino diferente para relacionarnos con Dios y mantener nuestra amistad con el Él. Tanto en los actos de carácter material que realicemos, como lógicamente en los de carácter espiritual, que también ejecutemos, si amamos a Dios, hemos de realizarlo todo de acuerdo con la voluntad de Dios, que es la que Él quiere que cumplimentemos, para que así todo lo hagamos se encuentre dentro de su Plan general y del particular propio de cada uno de nosotros. Y que todo sea realizado, con amor y por amor a Él.
 
Nuestros actos sean espirituales o materiales, además de que ellos no quebranten la voluntad de Dios, siempre hemos de realizarlos con perfección y amor. El Señor nos dejó dicho: "Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial". (Mt 5,48). Y es que la perfección está unida al amor, porque nosotros somos tanto más perfectos cuanto más amamos. Y esto es así, porque la perfección nos asemeja a Dios y al ser Dios en su esencia amor y solo amor, el deseo de ser perfectos y tratar de alcanzar la perfección, nos hace crecer en nosotros el deseo de amar a Dios. San Juan de la Cruz, manifestaba que: "Hasta que los amantes no se funden en la unidad y se transfigura el uno en el otro el amor no es perfecto". Y a esto estamos todos convocados, a que la fuerza de nuestro amor sea tal, que lleguemos a unirnos, lleguemos a fundirnos en la gloria del amor Trinitario.
 
Eh aquí, el valor divino que tiene lo humano. Es la posibilidad de alcanzar la glorificación divina, por medio de la perfección y el amor, con los actos humanos que realicemos. Tengamos en cuenta tal como escribe el Abad Baur que: "Una sola alma perfecta glorifica a Dios mucho más que miles de imperfectas, ya que un solo acto de amor, tal como lo realiza un alma perfecta, tiene mayor valor ante Dios que todos los actos de amor de tantas almas que aún no han alcanzado la perfección". Desde luego que el tema no es sencillo, pero tampoco imposible de realizarse. Existen almas que han logrado alejar de su alma los pecados capitales, aunque nunca se llega a erradicar la posibilidad de recaer en ellos. Esta clase de almas, viven en continua gracia de Dios y su lucha es contra las imperfecciones y posible pecados veniales que no matan el alma, pero la hieren. Sobre esta clase de almas San Alfonso María Ligorio escribe que: "Cierto que ni aún las personas espirituales, se hallan libres de faltas ligeras; pero estas, dice P. Álvarez de Paz, van siempre disminuyendo en número y peso, hasta que acaban por destruirlas los actos de amor a Dios. Quien obra así, acabará por santificarse y sus defectos no le impedirán tender a la perfección".
 
Si llegamos, si nos falta poco…, eso es un algo que jamás un enamorado del Señor, llegará nunca a saber, nunca sabrá donde se encuentra, el Señor nunca cree conveniente para nuestro avance espiritual, que tengamos hitos de referencia. Quizás, el encontrarnos en un estado de insatisfacción acerca de la perfección espiritual de nuestra alma, el no encontrarnos satisfechos de nosotros mismos, sea la mejor señal que podemos llegar a tener. Por más que haga uno, siempre se tiene la sensación de no ser lo que debe ser, lo que quiere ser: jamás nadie llega al término de sus esfuerzos y de sus deseos. Siempre tiene uno la sensación de que está  en camino de llegar a ser amante del Señor.
 
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.



EEM
Utilidades Para Usted de El Periódico de México