Reportajes

Los civiles de Alepo, entre la indignación y la decepción

2012-09-26

Muchos habitantes de los barrios resistentes se sienten atrapados entre dos fuegos y hay incluso...

Antonio Pampliega, AFP

La imagen romántica de un pueblo alzado contra el tirano empieza a empañarse en Alepo, la gran urbe del norte de Siria, donde los habitantes dan señales de hartazgo tanto de los bombardeos a los que los somete el ejército de Bashar Al Asad como de los atropellos de los grupos rebeldes.

Muchos habitantes de los barrios resistentes se sienten atrapados entre dos fuegos y hay incluso quienes acusan a los insurgentes de usarlos como "escudos humanos".

Fayez Shooib, de 65 años, residente en Saif al Dula, un barrio arrasado por los combates, no esconde su desilusión. "Fui a ver a mi madre y cuando regresé, encontré mi casa ocupada por una docena de muchachos con armas. Algunos llevaban mi ropa; usaban mi cocina, veían mi televisión", se queja este extopógrafo que vivió una década en Nueva York, "construyendo un puente", y sufre de problemas cardiacos y diabetes.

"Me decían: tranquilo viejo, que no te vamos a robar nada. No tienen respeto por nada ni por nadie. Podría ser el abuelo de la mayoría de ellos", afirma Fayez, a la luz de dos velas que iluminan su rostro. "Se creen que por llevar armas o por luchar contra Asad pueden hacer y deshacer a su antojo; traté de echarles, pero me dijeron que de allí no se movían", prosigue.

Los rebeldes le propusieron elegir cualquier casa del vecindario para que ellos "le pegasen una patada a la puerta" e instalarlo allí. Pero no aceptó. "Imagina que llegan los propietarios de la vivienda y me ven durmiendo en su cama; me matarían. Y lo peor es que estarían en su derecho porque estoy viviendo en su casa. Tuve que dormir una noche en la calle porque no tenía dónde quedarme", recuerda.

"Estamos pagando un precio muy alto para conseguir la libertad. No, no quiero la revolución si es este el precio a pagar por ella", sentencia.

Shooib dice que "en Alepo hay muchísimos edificios vacíos, nuevos, sin estrenar", y cuenta haber propuesto en vano a los milicianos del Ejército Sirio Libre (ESL) "que los ocupen y dejen las casas donde antes vivían las familias". Los rebeldes rechazaron la idea, porque "temen que si ocupan edificios totalmente vacíos, el ejército del régimen los señale como objetivos; por eso viven cerca de la población civil. Nos usan como escudos humanos", acusa.

Abu Husein, un comerciante, denuncia saqueos cometidos por los rebeldes. "Entran en las tiendas, se llevan lo que consideran oportuno y, por supuesto, no pagan absolutamente nada, porque, según ellos, están luchando por mi libertad ¿Esta es la libertad que nos espera? Pues que se la queden, no la quiero", afirma.

Pero, luego, su furia baja varios grados. "Agradezco de corazón que luchen, pero las cosas no se están haciendo bien. Estamos cometiendo muchísimos errores que acabaremos pagando tarde o temprano. La gente está dejando de creer en ellos", advierte.



KC

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