Para Reflexionar en Serio

¿Tiene solución la crisis de valores en la sociedad contemporánea?

2013-03-17

En definitiva, hay como un "terremoto", una verdadera crisis de valores que está...

Raúl Espinoza Aguilera

Hace poco falleció un amigo mío, el intelectual y político César Leal. Recuerdo que en una de nuestras últimas conversaciones me decía, después de haber tenido un largo viaje por el Viejo Continente: -Mira, Europa está "tocando fondo". Ya los ciudadanos están hastiados de la pérdida de valores y los excesos en los que han caído. En Inglaterra se está planteando incluir de nuevo,  en su sistema educativo, el fomentar los valores; en Holanda se está restringiendo a determinadas áreas el consumo de drogas y algunos pensadores proponen que se prohíba  la eutanasia;  en España hay interés en reeducar a sus ciudadanos para que realicen un consumo de bienes de acuerdo a sus posibilidades económicas; en otros países se proporcionan ayudas económicas importantes a los cónyuges que deciden tener más de un hijo… ¡Se están volviendo a dar cuenta del importante valor que tiene la familia como formadora de los hijos y forjadora de ciudadanos proactivos del progreso social!"En forma simultánea, me venía a la memoria, un antecedente importante:  a principios de los  años ochenta, un viejo catedrático y humanista  visitó nuestro país.

Como nos conocíamos desde hacía varios años, le invité a tomar un café. Y para iniciar la conversación,  le pregunté: -¿Y cómo están las cosas por España? Se me quedó mirando fijamente, en tono serio y desanimado, me respondió: -¿Quieres que te diga realmente la verdad? –Sí, por supuesto-le respondí.     -¿No te vas a escandalizar por mis comentarios? –En absoluto- le insistí. –Bueno, pues te diré mi opinión: España está "podrida", muy "podrida" por eso me he venido a radicar a México una temporada para respirar nuevos aires que me llenen de optimismo y esperanza. -¿Por qué dice eso?- añadí. –Mira, han aumentado notablemente los abortos, las uniones homosexuales, el consumo de drogas, los divorcios, entre algunos jóvenes existe bastante desenfreno sexual, hay una tendencia muy marcada al egoísmo,  todo parece centrarse en lo placentero de los bienes materiales y se olvida la parte trascendente del hombre que es tan importante…

En definitiva, hay como un "terremoto", una verdadera crisis de valores que está afectando mucho a la sociedad española.  ¡Hemos llegado al absurdo en que se dan todas las facilidades a las jovencitas para abortar pero se prohíbe el fumar tabaco!Quizá uno de los temas que Benedicto XVI más insistió en sus discursos, fue el peligro del relativismo. La pérdida de la verdad; la confusión entre el bien y el mal. Y es que al caer en una sociedad hedonista donde reina el confort y la afanosa búsqueda de la comodidad, el tema de los valores para algunos les parece "estorbar" y a otros les parecen "anticuados, obsoletos, retrógrados".

El detonador que puso a muchos intelectuales y economistas a reflexionar fue la crisis económica internacional. Benedicto XVI escribió en su última encíclica, "La Caridad en la Verdad" que la raíz de esta problemática arrancaba en la falta de ética, pero no la global, sino a partir de cada persona. Es decir, si un hombre o mujer tiene bien definidos sus valores y los vive a nivel individual, eso mismo repercutirá en su entrono familiar, laboral, social,  nacional y, por tanto, internacional.

En una reciente conferencia en la  Ciudad de México del Dr. Jaime Mayor Oreja, conocido político español, afirmaba: "¿Por qué ha ocurrido todo esto? Por la falta de participación ciudadana ya que la mayoría no estamos de acuerdo con lo que un grupo de activistas están propugnando (reformando leyes, proponiendo medidas "políticamente correctas" o  supuestamente "modernas") con la finalidad de cambiar el rostro de nuestra sociedad y la civilización occidental".Y continuaba:"¿Qué podemos hacer? Dar la batalla, animar a los jóvenes a que participen con todo su potencial creativo, audaz e innovador, que enarbolen esos nobles ideales que se han ido desdibujando debido a nuestra pasividad".Recomendaba pensar en positivo; fijar metas a largo, mediano y corto plazo; hablar constructivamente de las soluciones que se pueden implementar. Pero para ello se requiere formación seria y constante. Estudiar y aprender a argumentar aportando cifras, datos, estadísticas…Es decir, fijar claramente las estrategias para la acción, mediante el diálogo. "Recomiendo –particularmente a los jóvenes- a que se inicien en la vida política con el objetivo de escalar puestos altos. Sólo desde esos niveles se podrán lograr los verdaderos cambios de fondo. Y que estén decididos a dar la batalla en el terreno cultural".Y pensaba, en el caso de México: ¿es que la legalización del aborto, de las uniones homosexuales, de las desintegraciones familiares, de la  drogadicción,  de las perversiones sexuales que se promueven en los libros de Biología,  son irremediablemente batallas perdidas? Desde luego que no. Basta con conversar con cualquier familia del Distrito Federal o de provincia para constatar que la gran mayoría mantienen firmemente sus valores.Pero hace falta una urgente participación ciudadana.  No de unos cuantos sino de todos, particularmente de los jóvenes quienes tienen ahora la estafeta  y en pocos años podrían generar ese cambio, si se deciden a influir más en la vida cívica y política de nuestro país.



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