Huesped
De granos y alcoholes
Jean Meyer, El Universal
En 1482, Luis XI, rey de Francia, prohibió el almacenamiento especulativo y la exportación de granos, mientras que muchas ciudades intentaban prohibir la fabricación de cerveza, fuente de desperdicio de los cereales necesarios para el pan de cada día, alimento de base de los habitantes del Viejo Mundo. Nada nuevo bajo el sol; de reinar hoy en día sobre México, el rey haría lo mismo y prohibiría la fabricación de etanol.
Cuando el "primer choque petrolero", a saber el alza vertiginosa de los precios del petróleo provocado por el boicot de los productores árabes contra sus clientes occidentales, para castigarlos por su apoyo a Israel durante la guerra de Yom Kippur, el mundo sintió el peligro de depender exclusivamente del petróleo; el presidente Luis Echeverría, además de estimular Pemex para que encontrara nuevos yacimientos, se apasionó por la energía solar; el Brasil de los mariscales, luego de la democracia recobrada, mantuvo un esfuerzo sostenido y exitoso de fabricación de un combustible, el famoso etanol, a partir de la caña de azúcar cuyos precios se desplomaban en el mercado mundial: de una pedrada dos pájaros, sostener a los productores de caña y fortalecer la seguridad nacional. Brasil es ahora el principal productor de etanol con 17 mil millones de litros al año, seguido muy cerca por EU, cuya producción crece rápidamente.
El mes pasado, el presidente Bush anunció, en su mensaje sobre el estado de la Unión, que su gobierno tiene como meta para los próximos 10 años disminuir el consumo de gasolina en 20%, con el aumento de la producción de etanol hasta 35 mil millones de galones al año. Fue el único punto de su mensaje que recibió una aprobación entusiasta y unánime, porque mejorará la seguridad nacional y, se dice, el medio ambiente.
Resulta que la fuerte demanda de granos para la producción del etanol, "noble" y "verde" biocombustible, eleva 40% el precio de los cereales en. ¿en México? Claro que sí, pero les iba a decir: en China, y es la pura verdad, 40% y más, casi 50% en lo que va de la campaña 2007. En mi artículo de fin de año 2006, en la lista de problemas por venir, mencionaba yo que las existencias de granos de todos tipos, en el mundo entero, estaban próximas a cero por razones muy diversas, entre las cuales estaba una terrible sequía en Australia, gran exportador de cereales.
Además de la madre naturaleza, el papá mercado tiene una gran responsabilidad, pero ¡ay de los pobres en África! si llegase una hambruna regional o local. Canadá, EU, Francia, Australia y Argentina, los proveedores de siempre en tales casos, no contestarán ¡presente! Sus granos van e irán, en parte al molino de siempre, en parte mayor cada día a la fábrica de etanol, o sea, el equivalente a la cervecería del siglo XV en Francia, que le quitaba el pan de la boca a los pueblos. China, voraz consumidor de energía, igual que la India, quiere alimentar su crecimiento de 10% al año y echa mano de todas las fuentes de energía, eso sí, sin ninguna preocupación por el medio ambiente; si fabrica etanol a partir de sus cereales, no es por tratarse de un combustible "verde", menos dañino que el petróleo y el carbón, sino porque todo es bueno para alimentar los motores. El resultado es que el precio del maíz nacional, en China, subió de 105 euros por tonelada a 180, y de 110 a 173 para la tonelada de trigo.
Si uno busca la información del mercado mundial de granos, encuentra: la poca, casi nula, existencia de grandes cantidades a la venta; subida de las cotizaciones en todos los mercados nacionales y, lógicamente, en el mercado internacional; gran reticencia de los agricultores para vender, cuando, lo que es poco frecuente, conservan maíz, trigo, avena, cebada o centeno. ¡Ojalá y sea eso el principio de una remuneración menos injusta del trabajo de los campesinos tradicionales y de los agricultores modernos! No digo de los grandes oligopolios y especuladores.
EU produjo el año pasado 260 millones de toneladas de maíz (nosotros 22 ó 23) de los cuales 55 se transformaron en etanol. Si Brasil, la República Dominicana y mañana Nicaragua sacan su etanol de la caña de azúcar, Europa lo saca de su maíz (y lo sacará también de la remolacha azucarera que va a resucitar), lo cual no nos va a ayudar. Ahora bien, un viejo refrán dice que debes ayudarte a ti mismo primero, si quieres que el cielo te ayude. No hay mal que por bien no venga, por lo menos así debería ser, si no dejamos pasar la oportunidad de desarrollar nuestra cerealicultura, empezando por el maíz. La tendencia alcista en los precios internacionales va para largo y se debe tomar en serio para diseñar nuestra estrategia agroindustrial, con todas las implicaciones tecnológicas, laborales, sociales que eso implica. No escogimos la circunstancia que reorienta nuestra historia, pero a partir de esa novedad nos toca hacer nuestra historia, a partir de ese reto totalmente nuevo y que nadie había previsto, nos toca encontrar la respuesta y reaccionar para bien y mejor.
Hay que recordar que los granos, el maíz y demás no sirven sólo para la tortilla y el pan, el nixtamal y las harinas, sino para un sinfín de alimentos para nosotros y el ganado grande y chico, las aves y demás puercos. Así como la venta de nuestro petróleo ha sido mal aprovechada, apenas para pagar importaciones (incluso de gasolina) y colmar el déficit del Estado, es decir, para no buscar soluciones verdaderas sino vivir al día, así la compra barata de granos en EU nos llevó a olvidar por completo al campo y a la agroganadería.
La dura realidad nos despierta dos veces hoy, puesto que nuestro petróleo, producido de manera decreciente, deja pronto de ser el santo remedio, y que el precio de los granos, o la inexistencia de granos para comprar nos va a obligar a rascarnos con nuestras propias uñas. Una oportunidad histórica, sí, pero dicen que la suerte es calva y tiene un solo hilo por dónde agarrarla.
Profesor investigador del CIDE
AAG
