Policrato Philodemos
La paradoja mexicana
Almte. Manuel Rodríguez Gordillo
"Cuando en un país la realidad se esconde entre simulaciones,
es porque lo está gobernando una mitocracia"
"Como solucionar el problema de inseguridad"
Para nadie es un secreto que desde hace poco más de 35 años el crimen organizado empezó a crecer y a multiplicar sus actividades desde las entrañas mismas de las esferas del gobierno, creció hasta transformarse en un poder fáctico paralelo al poder de las autoridades legítimas, situación que ha perdurado hasta nuestros días debido a la impunidad y a una corrupción galopante que ha invadido los sistemas de justicia.
Actualmente el crecimiento de la criminalidad organizada y la diversificación de sus actividades delictivas (secuestros, cobro de piso, asaltos bancarios, a empresas, casas habitación y a particulares, robo de combustible en ductos y transportes, feudalización de territorios, tráfico de personas, etc.), ya se ha convertido en un problema de seguridad nacional, dado que su campo de acción incluye a todos los sectores de la sociedad, que vive permanentemente atemorizada e insegura, tanto física como patrimonialmente.
Se pede decir que esta grave situación de inseguridad creada por la criminalidad organizada e impune, se inició con la llegada de Arturo Durazo Moreno a la jefatura de la policía y tránsito en la Ciudad de México, Distrito Federal, nombrado directamente por su amigo de Juventud, el entonces presidente de la república José López Portillo, quien como jefe del ejecutivo federal le dio todo su apoyo en el ejercicio discrecional que hizo del poder que le daba el cargo, además de solaparle todas sus trapacerías.
Cabe señalar que durante su administración Durazo Moreno envileció el quehacer policiaco al distribuir los cargos y mandos policíacos entre los delincuentes que le eran incondicionales, protegiéndolos bajo su mandato y oficializando la extorsión y el robo desde el ejercicio policíaco, delincuentes que después de la desaparición de Durazo como “Capo” de esta mafia institucionalizada, quedaron cómodamente instalados en la administración de la seguridad pública, gozando del fuero y la impunidad que les daba su posición y actuando por su cuenta y con el control de las bandas criminales que actuaban bajo sus órdenes.
Este escenario de impunidad, protección y complicidad oficiosa ha facilitado la aparición de varios cárteles del crimen, ya con características de empresas trasnacionales que manejan el tráfico de drogas y lavado de dinero, lo que les facilitó también la connivencia de autoridades y personajes de la política a quienes sobornaron y/o hicieron cómplices. Estas mafias actualmente siguen operando hasta nuestros días corrompiendo y controlando el ámbito político, bancario, medios de comunicación masiva y de la sociedad en general.
Es dentro de este contexto que diariamente escuchamos a nuestros dirigentes hablando de combatir la inseguridad, la corrupción y el crimen organizado, diciéndonos que ya se logró crear la Ley de Seguridad Interior en la cual se establece la competencia y los límites de las fuerzas armadas para apoyar a las policías en el combate al crimen organizado, pero al mismo tiempo nos enteramos que desde la tribuna legislativa se le califica de anticonstitucional a dicha ley, aduciendo falsamente que contiene tintes militaristas y que generará la violación de los derechos humanos, dando el espectáculo de una ópera bufa en donde todo se simula y finalmente no se hace nada.
Tal parece que a quienes deciden lo que se debe hacer para solucionar el problema del crimen organizado y de la inseguridad ciudadana, se les ha olvidado (o quizá ese olvido forma parte del juego de espejismos y simulaciones), lo absurdo de pretender solucionar un problema encargando para ello a quienes son parte del problema.... percibo esto como la paradoja trágica en la que nos encontramos, o peor aún, en un juego perverso para entretener y tranquilizar a la ciudadanía sin cambiar nada.... mientras pasa el período electoral y el cambio a la siguiente administración.
JMRS
