Nacional - Seguridad y Justicia
Más soldados en las calles, pero violencia crece
(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 19 JUL - Cada vez son más los militares desplegados para combatir el crimen en México pero parece ser que, a medida que aumenta el número de tropas, sube también la cifra de homicidios y la violencia en el país. El año pasado se registró el número más alto de asesinatos en dos décadas, justo cuando el número de militares en las calles para reprimir a los delincuentes era el mayor en la historia del país.
En 2011, el año más violento de la gestión del presidente Felipe Calderón, quien comenzó la pesadilla en la que está inmerso este país desde 2006 cuando lanzó la más vasta escalada contra las bandas del crimen organizado con apoyo de las Fuerzas Armadas, participaban 52,000 militares en la estrategia. Este año hay casi 55,000 efectivos desarrollando tareas de seguridad pública, que representan más de una quinta parte de sus 270,000 miembros, contando las tres ramas castrenses, pero la cifra de homicidios no amaina.
Al asumir su encargo, el actual presidente Enrique Peña Nieto decidió reducir a sólo 34,500 los elementos que participan en las labores de contención del crimen, pero la realidad lo obligó a ordenar una participación cada vez mayor.
Mayo pasado se convirtió en el mes más violento en la historia reciente del país, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, con 2.530 investigaciones abiertas por las fiscalías del país.
En los 11 años que ha durado esta oleada sangrienta han muerto 214,000 personas en forma violenta y se contabilizan 33,000 desparecidos y unos 300,000 desplazados, según cifras oficiales.
La gestión de Peña ya rebasó a la de Calderón en términos de homicidios con 109,500 del segundo, que aún no concluye, contra 104,000 del primero.
La mayoría de las tropas a las que se ha encomendado combatir la delincuencia se encuentran en 20 de los 32 estados del país.
Contra lo que se piensa, la participación de los militares no está debidamente regulada en las leyes.
Una Ley de Seguridad Interior aprobada por el Congreso el año pasado fue turnada por el presidente Enrique Peña Nieto a la Suprema Corte ante la controversia que suscitó y el fuerte rechazo de vastos sectores, sobre todo organizaciones de la sociedad civil.
El máximo tribunal determinó en 2000 que las Fuerzas Armadas pueden acudir en apoyo de las autoridades civiles para frenar el crimen, pero no hay seguridad jurídica en las operaciones.
La cúpula militar teme, según analistas, que en el futuro algunos de sus miembros puedan ser llevados a juicio por violaciones a los derechos humanos, e inclusive procesados en un tribunal internacional.
Según la revista Contralínea, hasta 2017, las Fuerzas Armadas habían sostenido 4.276 enfrentamientos con bandas criminales, en las cuales murieron 285 efectivos contra casi 4,500 delincuentes. Según expertos citados por esta publicación, con base en información gubernamental desclasificada, "el número de enfrentamientos" es una "señal de que el Estado mexicano no controla su territorio y de que está metido en una guerra que no puede ganar".
Por cada soldado o marino muerto, pierden la vida casi 16 supuestos integrantes de la delincuencia organizada, lo que considerado con suspicacia por los especialistas, por la "desproporcionada asimetría" en la llamada "tasa de letalidad". Paul Chevigny, profesor retirado de la Universidad de Nueva York y pionero del estudio de la letalidad en diferentes fuerzas armadas, señaló la existencia de "ejecuciones sumarias", en un reportaje del diario The New York Times publicado en 2016.
"En la historia de la guerra moderna es mucho más probable que un combatiente hiera a un enemigo, en vez de matarlo. Pero en México es al revés", señaló el matutino. "Según las cifras del gobierno, las fuerzas armadas mexicanas matan con una eficiencia abrumadora, apilan cuerpos a gran velocidad", agrega el texto.
Jamileth