Como Anillo al Dedo
Renacer de la presidencia imperial
Por José Fonseca | Revista Siempre
"Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos"
Jacinto Benavente
Muchos de los debates y discusiones que, ¿cómo dicen?, “encienden las redes sociales” o dominan en los foros y mesas que ex profeso han pasado a formar parte de lo que se considera ya parte de la cultura del debate político, en realidad, están muy lejos de los ciudadanos de a pie.
Pronto, antes de lo que creemos, descubriremos que, si no conseguimos traducir al lenguaje del ciudadano de a pie los grandes temas que apasionadamente se debaten en ese sector de la sociedad que hace ya casi 20 años fue descrito por gente del expresidente Vicente Fox como “el círculo rojo”, antes de lo que suponemos veremos cómo poco a poco se recuperan las facultades metaconstitucionales de la Presidencia de la República, y, ¿por qué no?, hasta renace la presidencia imperial que tanto angustió a grandes pensadores nacionales.
Con gran ingenuidad suponemos que los grandes valores democráticos ya forman parte de la idiosincrasia nacional. Por eso los usamos como referencia en todas nuestras discusiones, sin darnos cuenta de que esos valores democráticos, para tristeza nuestra, no han arraigado entre nosotros. Vamos, ni siquiera en nuestras élites políticas y económicas.
El hecho de que nuestras convicciones democráticas son como un bloqueador solar, pues no pasan de la piel, obliga a que todos aquellos que, a querer o no, estamos en el círculo rojo, intentemos ampliar el círculo de nuestros diálogos. Vamos, dejemos solo de dialogar y discutir entre nosotros, tratemos de escuchar a los ciudadanos de a pie.
Un ejemplo. Por supuesto que es trascendente definir el rol de la Guardia Nacional que, pese a todo, todavía le falta la aduana de la Cámara de Diputados. Como sea, se han abordado todas las facetas del tema, desde las técnicas hasta las filosófico constitucionales.
Sin embargo, cuando se habla con los ciudadanos de a pie, desde las clases medias altas hasta las clases populares, uno se encuentra que, ante la inseguridad que agobia a la sociedad mexicana, a ellos les importa un comino quién haga las tareas de seguridad, siempre y cuando les restituya la paz perdida.
Y recordemos que los profetas de la cuarta transformación utilizan los argumentos más coloquiales, más fáciles de comprender por los ciudadanos, demasiado ocupados en la sobrevivencia diaria como para devanarse los sesos por temas de la teoría política y del Estado.
En otras, palabras, traduzcamos al cristiano los argumentos de los valores democráticos y dialoguemos en cristiano con los ciudadanos de a pie. En estricto rigor ese será el único contrapeso que funcionará.
regina