Una Luz en Mi Ventana
De vacaciones con Dios
Guadalupe García
Ahora que ha terminado el curso escolar, mucha gente se va de vacaciones. Hacen un parón, un cambio en la vida normal: cambian de lugar de residencia durante unos días o semanas, cambian de actividad, de horario, de paisaje, de vecinos… Cambian de vida por una temporada más o menos larga.
Todos necesitamos descansar, es vital para la salud física, mental, emocional y de todo tipo. El Señor lo sabe, Él mismo buscaba momentos de descanso para sí y para sus apóstoles.
¿Qué hacían durante esos descansos? Unas veces Jesús hacía oración. Otras se iba a casa de sus amigos de Betania. Yo me imagino que cuando Jesús se llevaba a los 12 a descansar, se sentaban por ahí a la sombra y hablaban de sus cosas, de sus vidas “a.C” y “d.C”, de las cosas que ellos no terminaban de entender, le plantearían sus dudas, le preguntarían cosas sobre el Cielo, el Padre, el Espíritu Santo… Y seguro que habría bromas, risas… porque si Jesús fuera un muermo o un amargado nadie querría estar con Él. Y le seguían, la gente le seguía, a veces verdaderas multitudes.
Si te vas de vacaciones llévate a Dios contigo, no lo dejes como si fuera una planta de las que te va a regar la vecina y a ver cómo te lo encuentras al volver. ¡No seas bobo/a!
¡Llévate a Dios de vacaciones! Llévalo en tu corazón y en tu cabeza, llévalo en tu coche durante el viaje, llévatelo a tu cuarto en tu casa de veraneo, llévalo colgado al cuello: reza una oración al iniciar el viaje para que el Señor te guíe y te haga llegar bien a tu destino, y dale las gracias cuando llegues. Pon un rosario colgando del retrovisor, o un crucifijo en el compartimento de las monedas, así cuando mires el espejo o vayas a pagar el peaje te acordarás de Dios. Pon una estampa de la Virgen en cada dormitorio de tu casa y dile algo bonito a tu Madre del Cielo cada vez que la veas. Ponte una cadena con un escapulario del Carmen, una cruz o una medalla, es una forma muy bonita de llevar a Dios cerca del corazón y dar testimonio de tu fe.
Y si durante el curso vas a misa habitualmente o haces oración o tienes costumbre de rezar el rosario, el Ángelus o cualquier otra cosa, no lo dejes durante las vacaciones igual que no vas a dejar de comer o de ducharte. Y si por el contrario no haces nada de esto porque no tienes tiempo, es el momento perfecto para empezar, ahora que no tienes que correr para dejar a los niños en el colegio ni para llegar a la oficina puedes darte un paseíto y saludar al Señor en el sagrario, o alargar el paseo de la tarde y entrar a misa un día cualquiera, no sé, eso es cosa tuya.
También es un buen momento para hacer limpieza del alma; sin prisa, mientras tomamos el sol en la playa o caminamos por el bosque o simplemente estamos tirados en el sofá: hacer examen de conciencia y pedirle luego al párroco que nos confiese. ¡Verás qué alegría le das!
JMRS