Incapacidad e Incompetencia
México, un peligro para Estados Unidos
Por Beatriz Pagés | Revista Siempre
Hay indicios de que México comienza a ser considerado un serio problema para la seguridad nacional de Estados Unidos.
El asesinato de tres mujeres y seis niños de la familia LeBarón fue utilizado por senadores republicanos e importantes medios de comunicación para decir que Washington no está de acuerdo con lo que está sucediendo en México.
Uno de los grandes temas que preocupa al vecino del norte es lo que denominó The Wall Street Journal (WSJ) la “cartelización de México”, pero hay también otros asuntos tan graves como ese que comienzan a engrosar los análisis de inteligencia de ese país.
El senador republicano Tom Cotton dijo que la masacre de nueve integrantes de la comunidad mormona en los límites de Sonora con Chihuahua exhibe que el presidente Andrés Manuel López Obrador no es capaz de controlar el crimen. Lo que significa simple y sencillamente que en México hay ingobernabilidad.
La critica severa de varios legisladores norteamericanos a la estrategia de seguridad “abrazos no balazos” deja ver que, mientras el gobierno mexicano pretende resolver la violencia por medio de la retórica e incluso de la burla, para Washington es un asunto de Estado que exige una revisión de la relación bilateral.
Tan es así, que varias voces dentro del ámbito político y financiero de Estados Unidos han sugerido una intervención militar en caso de que el gobierno lópezobradorísta no pueda con los grupos criminales.
La dura reacción estadounidense no solo es consecuencia del caso LeBarón. La masacre fue el catalizador de la inconformidad por la inexistente estrategia de seguridad que hizo crisis en el operativo fallido de Culiacán, donde el gobierno federal determinó dejar en libertad al hijo del Chapo, Ovidio Guzmán López.
Esa decisión fue interpretada en importantes sectores de Estados Unidos como “rendición del Estado mexicano al poder de los cárteles”. Aseveración que puede ser leída de varias maneras: como incapacidad táctica, pero también como complicidad o falta de voluntad para enfrentarlos.
Hay otros motivos que han contribuido a endurecer la posición estadounidense con respecto a México.
Nicolás Maduro, de Venezuela, y el presidente de Argentina, Alberto Fernández, junto con Cuba y el maltrecho Evo Morales, de Bolivia, han comenzado a promover a López Obrador como líder del llamado bloque antiimperialista contra el neoliberalismo de Estados Unidos.
Aunque López Obrador ha evitado hablar abiertamente de sus simpatías con esos regímenes, lo cierto es que existe en la cancillería una operación subterránea para que México se convierta en protagonista y patrocinador económico de la llamada izquierda progresista latinoamericana, que busca intervenir en los países de la región para lograr que gobiernen otros Chávez o Maduros.
Otro factor que inquieta a Washington es la retórica envenenada del presidente mexicano en contra de las fuerzas armadas y su intento por achicar o hacer desaparecer al Ejército en un momento en que los grupos delincuenciales adquieren más poder.
López Obrador va a tener que responder al ultimátum de Estados Unidos de poner un alto al poderío del narco, después de haber insultado, humillado y culpado a los militares por el desastre de Culiacán.
Pero para que el pastel lleve una cereza hace falta añadir el golpe de Estado. La advertencia que hizo Andrés Manuel a través de su cuenta de Facebook sobre un posible golpe en su contra remitió al autogolpe de Alberto Fujimori en 1992 y al de Hugo Chávez en 2002 para hacerse de poderes extraordinarios e implantar una dictadura.
Todo esto, sumado a la recesión económica, a la incertidumbre y falta de confianza para invertir, a la inclemente ofensiva contra la prensa, colocan al país en un carro de ratón loco que puede estrellarse en cualquier momento y poner en riesgo la estabilidad de los vecinos.
El presidente ha venido trabajando, desde que llegó al gobierno, para romper con todo y con todos. Falta saber si también romperá con Estados Unidos o Estados Unidos con él.
Jamileth
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