Como Anillo al Dedo
La entrevista con la que no se atreve Boris Johnson
Por RAFA DE MIGUEL | El País
Londres 6 DIC 2019 - 15:26 CST Andrew Neil (Paisley, Escocia, 70 años) es un periodista que provoca opiniones para todos los gustos. Duro, encarado, incisivo, ágil, con una extraordinaria habilidad para despejar de sus entrevistas tonterías o argumentos de manual e informado al detalle, su plató es sobre todo un mal trago que los políticos deben superar cuanto antes y quitárselo de en medio. Hasta ahora. Boris Johnson, el candidato más iconoclasta que ha tenido la política británica en décadas, había decidido que no bebería de ese cáliz. La respuesta de Neil, en directo, frente a las cámaras, ha provocado una convulsión en el Reino Unido y ha infligido al todavía primer ministro más daño que todos los ataques combinados de sus rivales. “Llevamos semanas pidiéndole una fecha, una hora, un lugar para realizar la entrevista. Hasta ahora, no ha habido respuesta”, comenzaba Neil su intervención en el programa Politics Live de la BBC. Acababa de entrevistar al ultranacionalista Nigel Farage. Y tanto él, como el laborista Jeremy Corbyn o la liberaldemócrata Jo Swinson, habían salido vivos pero con serios rasguños. El golpe final lo reservaba el periodista para el invitado ausente. “Ningún político está obligado a enfrentarse a un entrevistador si no lo desea, pero en la BBC llevamos décadas haciendo estas entrevistas en la campaña electoral para escrutar y exigir responsabilidad a aquellos que nos quieren gobernar. En esto consiste la democracia”, ha dicho.
Neil llevaba preparadas todas las preguntas que le hubiera querido hacer a Johnson. Pero más allá de los detalles de cada una, que ha expuesto en líneas generales, la clave de todas ellas giraba en torno a la escasa confianza que genera el candidato conservador. “¿Por qué en tantas ocasiones, a lo largo de su carrera como periodista o como político, sus críticos, e incluso sus aliados más cercanos, han manifestado su absoluta desconfianza en el personaje?", se preguntaba.
Una a una, todas las contradicciones en que ha incurrido Johnson en los últimos meses reafirmaban esa sospecha. Y Neil se ha limitado a enunciarlas, a modo de preguntas sin responder. ¿De dónde sale la promesa de 50,000 nuevos enfermeros y enfermeras? ¿Cuenta ya con los 20,000 nuevos que ya se han incorporado? Ha prometido 40 nuevos hospitales. Solo se prevé la construcción de 6 hasta el 2025. Y sobre todo: “No deja de prometer, en contra de las acusaciones laboristas, que nunca pondrá en la mesa de negociación de un nuevo tratado comercial con EE UU nuestro Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés). Pero también prometió a sus socios parlamentarios del DUP (norirlandeses unionistas) que nunca habría una frontera en el mar de Irlanda y la vamos a tener. Debería entender que ese asunto para los norirlandeses es tan serio como para el resto de nosotros lo es el NHS”, ha dicho.
Quizá el desafío personal de Neil no provoque mucho daño al candidato, pero la idea de que Johnson decida a su antojo dónde comparece y dónde no, y sobre todo la sensación de que evita el peligro, hará mella en la imagen del candidato. “No existe una ley ni una decisión del Tribunal Supremo que obligue al señor Johnson a participar en una entrevista de la BBC. Pero si alcanza el puesto de primer ministro por voluntad de los votantes, le tocará en alguna ocasión plantar cara al presidente Trump, al presidente Putin o al presidente Xi de China. No es mucho pedir que me plante cara a mi durante media hora”, ha concluido Neil su intervención, que ha arrasado en las redes sociales.
Johnson ha dejado la tarea sucia de responder con agresividad a los portavoces del Partido Conservador: “La gente está harta de entrevistas en las que el periodista es el protagonista y donde no se deja de interrumpir al invitado. Es un formato agotado que tiene que cambiar, para poder atraer e informar de nuevo a los espectadores”, han dicho desde la formación tory. El candidato se ha excusado amablemente por una campaña agotadora que no le permite estar en todas partes. “Voy a participar en dos debates, y he concedido 118 entrevistas. Pero resulta imposible acomodar a todo el mundo”, ha contestado entre risas y bufidos de queja.
De hecho, Johnson concedió una entrevista a otra de las estrellas de la cadena, el periodista Andrew Marr, a pesar de que en un principio la televisión pública condicionó la celebración de una a que la otra tuviera lugar. A eso se aferran los conservadores para denunciar la “rabieta” de Neil. Pero el significado de toda esta polémica va más allá de la personalidad de un periodista sin duda conflictivo: ha sacado a la luz el miedo que existe en el equipo del candidato conservador a que se vea obligado, sin posibilidad de echar mano de sus peculiares bromas evasivas y salidas de tono, a tener que responder a sus muchas contradicciones.
regina
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