Derechos Humanos
La toma de la Comisión de Derechos Humanos de México exhibe las carencias en la ayuda a las víctimas
Pablo Ferri | El País
México.- Desde el jueves, colectivos feministas de Ciudad de México —o colectivas, como se autodenominan— mantienen bajo control la sede de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en el centro de la capital. Los trabajadores no pueden entrar y los colectivos quieren convertir la instalación en un refugio para víctimas de violencia.
Yesenia Zamudio, una de las mujeres que mantiene tomada la CNDH, resumió en entrevista con la periodista Carmen Aristegui el hartazgo que rodea la protesta: “Estamos pidiendo una vida libre de violencia. Somos tantas las mujeres que hemos vivido violencia que estamos hartas. Hartas de no ser atendidas, de ser tratadas de limosneras. Queremos que nos vean”.
Como trasfondo de la toma de la comisión figura la violencia machista en el país. Cada año, miles de mujeres son asesinadas en México. El año pasado fueron más de 3,000. Esta situación ha provocado una movilización creciente de la sociedad, sobre todo de las mujeres. El pasado 8 de marzo, la capital vivió una marcha multitudinaria. Fueron miles de mujeres, una movilización que no se veía desde las marchas en protesta por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014.
Las llamativas imágenes del interior mostraron a varias mujeres sentadas en los despachos oficiales junto a pintadas con frases como “ni perdonamos ni olvidamos”. En la toma del edificio, las manifestantes encontraron en el refrigerador generosos cortes de carne, que exhibieron en el balcón del edificio como gesto de suntuosidad de la Comisión. La institución respondió alegando que la carne encontrada corresponde al comedor de los trabajadores.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho sobre el tema que está en contra de la violencia y ha criticado que se ridiculizara la imagen de Francisco I. Madero en uno de los cuadros encontrados. “Quienes eso hacen o no conocen la historia (...) o son conservadores”, ha dicho este lunes durante su habitual conferencia de prensa. “Entiendo que hay mucho dolor (...) pero la violencia no es el camino”, ha añadido.
López Obrador ha defendido la actuación de la titular de la CNDH, Rosario Ibarra, de quien ha dicho que “no es una académica” y ha recordado su historial de lucha durante la búsqueda de su hermano desparecido. El mandatario ha asegurado que las mujeres no serán desalojadas de la sede para “no caer en la tentación” y “porque no somos iguales”. Pero se defendió diciendo que “cuando nosotros estábamos en la oposición nunca actuamos así y enfrentamos cosas muy fuertes”.
Zamudio, madre de una joven asesinada, respondió a López Obrador: ”Es ridículo que compare nuestra lucha con la imagen de ese señor (Francisco I. Madero). Esta no es la lucha contra el porfiriato, es una lucha de mujeres por una vida libre de violencia”.
Otro grupo de mujeres en la CNDH
Además de los colectivos feministas, en la sede de la Comisión hay otro grupo de mujeres, familiares de víctimas de la violencia. Una de ellas es María Icela Valdez, originaria de Reynosa, Tamaulipas. El hijo de Valdez desapareció en Reynosa en 2014. “Nosotras somos 10”, explica la mujer, “llegamos aquí el jueves, para apoyar a una compañera de San Luis Potosí, que había venido a pedir justicia por su hijo asesinado”. Valdez se refiere a Silvia Castillo.
Todo comenzó el miércoles pasado, cuando Silvia Castillo y una compañera de San Luis Potosí, Marcela Alemán, llegaron a la oficina de la comisionada para los Derechos Humanos, Rosario Ibarra, para pedir apoyo en los casos de sus hijos. Al hijo de Castillo lo habían asesinado en 2013 y a la hija de Alemán la violaron cuando tenía cuatro años. Las dos se reunieron con funcionarios de la comisión, pero las reuniones, por infructuosas, molestaron a las dos mujeres. Ellas decidieron encadenarse en la sala de juntas como protesta. Alemán llegó a amarrarse a una silla para que le hicieran caso.
Valdez llegó a la CNDH al día siguiente. Ella y otras 20 víctimas de la violencia en el país mantienen un plantón desde febrero frente a las oficinas de la Comisión Estatal de Atención a Víctimas (CEAV), también en Ciudad de México. Este año, el Gobierno anunció una reducción sustancial en el presupuesto de la CEAV. En la práctica, explica Valdez, eso ha significado un parón en los procesos de justicia por los que llevan años peleando. En su caso, el recorte supone que familiares de desaparecidos en Tamaulipas no puedan continuar con la búsqueda de sus hijos, hermanos, etcétera.
En medio de la indignación por la falta de atención, ambas madres contactaron con los colectivos feministas de la capital, que llegaron a la sede de la CNDH el jueves. A la vez, la protesta de Alemán y Castillo espoleó a la CNDH. El jueves, una funcionaria de la comisión se trasladó con Alemán y su esposo de vuelta a San Luis Potosí, con la promesa de ayudarles en la investigación del caso de su hija y apoyarles a salir del Estado.
Mientras tanto, las feministas decidieron ocupar la sede de la comisión con Castillo en su interior. Valdez explica que Castillo se encontraba muy mal de ánimo. Como son compañeras del plantón de la CEAV, Valdez y otros familiares de desaparecidos llegaron a la CNDH a apoyar a Castillo. Eso fue el mismo jueves.
El viernes, Castillo salió de la CNDH, con la promesa de ayuda inminente por parte de funcionarios de la comisión. Allá adentro se quedaron Valdez y otras nueve personas. Desde entonces, su intención es salir, pero Valdez denuncia que la CNDH trata de criminalizarlas a ellas —las que llegaron del plantón de la CEAV— de todo lo que ha pasado en la sede de la institución: las pintadas, los destrozos, etcétera. Ana María Maldonado, madre de un joven desaparecido en Ciudad de México en 2010, secunda a Valdez: “Queremos que nos deslinde de todo esto la CNDH. No somos nosotras las que tomamos las instalaciones. Por eso no salimos, porque no queremos que nos criminalicen”.
Por su parte, la CNDH ha emitido un comunicado este lunes, en que se muestra abierta a “dialogar” y a “encontrar un acuerdo satisfactorio para ambas partes”. La CNDH añade que “se apoya tanto a las señoras Silvia y Marcela, como se está trabajando en los compromisos que se tienen con el resto del grupo de víctimas que se encontraban en el plantón de la CEAV”.
Jamileth
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