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La crisis económica, el tema ausente en las elecciones en México

2021-06-05

La inversión, tanto de extranjeros como de empresas nacionales, bajó y uno de cada...

Isabella Cota, El País

La caída de la economía mexicana se aceleró con la pandemia pero inició su descenso antes, cuando llegó al poder el presidente Andrés Manuel López Obrador. En los últimos dos años, la pobreza aumentó, por lo que las remesas que envían connacionales a sus familiares representan el único ingreso de millones de personas. La inversión, tanto de extranjeros como de empresas nacionales, bajó y uno de cada cinco negocios cerró definitivamente. Los mexicanos irán a las urnas este domingo en una elección legislativa que refrendará o rechazará el desempeño de la Administración federal, pero, a pesar de estas condiciones, la economía no es un tema central de la votación.

En otros países latinoamericanos, como Ecuador y Perú, las elecciones de este año pusieron el modelo económico a juicio. En Colombia, la desigualdad y la pobreza desataron masivas protestas que continúan hasta el día de hoy. Pero México navega tiempos políticos diferentes, en contra de la tendencia regional. Esto coinciden expertos, se debe en parte a que el presidente López Obrador ha tomado las riendas de una narrativa que asegura a los ciudadanos que el suyo ya es un modelo diferente y que la crisis económica es global, y nada tiene que ver con sus políticas.

“El hecho de que la crisis económica por la pandemia haya sido global le dio la posibilidad a muchos líderes, no solo al presidente de México, de meter bajo el tapete de la crisis global los problemas domésticos”, dice Francisco Varela, director de instituciones y gobernanza en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), “como cuando echas el polvo bajo el tapete para que no se vea. El polvo ya estaba, es solo que el tapete te permite taparlo”.

Entre finales de 2018 –cuando López Obrador asumió el poder– y hoy, el número de personas en pobreza laboral creció por 13 millones. La recuperación económica impulsada por el comercio con Estados Unidos ha sido desigual, beneficiando al norte del país y excluyendo al sur. La inversión fija bruta ha caído 10% en el mismo periodo, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Y, de acuerdo con datos del banco central, la inversión extranjera directa también cayó durante lo que va del sexenio en comparación con el mismo periodo del sexenio anterior. A pesar de que la actividad económica, como la mide el Inegi, se acerca ya a sus niveles prepandemia, todavía está 2,8% por debajo de dónde estaba antes del inicio de la Administración de López Obrador.

Además, de acuerdo con una encuesta del Inegi, por lo menos un millón de pequeños y medianos negocios en el país cerraron definitivamente por la pandemia de la covid-19. Este sector aporta cerca del 90% de los empleos en el país. De los resultados de las elecciones, en las cuales se renovará la Cámara de Diputados así como algunos gobiernos locales, dependen muchas inversiones al país, así como la aprobación de grandes proyectos de infraestructura del Gobierno que pudieran impulsar la economía.

“La economía juega un papel en esta elección, pero de manera disociada”, asegura Vidal Romero, profesor de Ciencias Políticas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), “a nivel nacional no parece que la mala situación económica de muchos le esté afectando a Morena ni a la imagen de López Obrador y la pelea es por quién puede compensar eso localmente. Por lo tanto, lo que vemos son muchas ofertas de cambio por parte de candidatos a gobernador o alcalde”.

Esto está generando una elección en la que no se está evaluando en retrospectiva el desempeño del Gobierno, sino en prospectiva, con electores preguntando ¿quién les va a dar esa oportunidad económica o ese ingreso que les hace falta a partir de la crisis económica? “En el contexto de México, eso nunca ha sido una buena noticia, porque acabamos con candidatos ofreciendo transferencias clientelares o programas poco transparentes”, opina el académico.

López Obrador llegó al poder haciendo campaña en contra del neoliberalismo, una filosofía económica que favorece la privatización y la liberalización de los mercados y la cual influyó en Gobiernos pasados. Cuando tomó la presidencia, AMLO, como se le conoce a López Obrador, instauró conferencias de prensa diarias en las que asegura a los medios que esta era llegó a su fin, ya que se prestaba para que grandes empresas, tanto nacionales como trasnacionales, abusaran del erario a través de contratos abusivos. Ha acusado a funcionarios de Administraciones anteriores de corrupción y conflictos de interés con el sector privado.

Sin embargo, su Gobierno ha recurrido a las adjudicaciones directas para firmar contratos con empresas privadas, a pesar de que la ley favorece las licitaciones públicas que transparentan los términos para eliminar posibles conflictos de interés. También ha puesto en manos del Ejército la mayoría de sus obras de infraestructura, excluyendo a las constructoras privadas. Para atender la pobreza, el Gobierno adelantó ayudas a jóvenes desempleados, campesinos y personas de la tercera edad a través de programas sociales que preceden a la pandemia. Fue duramente criticado por no apoyar a quienes perdieron su empleo durante la pandemia y ofrecer préstamos pequeños, en lugar de transferencias directas, a las empresas que tuvieron que cerrar para cumplir con los confinamientos obligatorios.

“Los programas del presidente, si bien son transferencias directas a los ciudadanos, se olvidaron de atender a los negocios, a las empresas que no tenían la solidez financiera para sobrevivir la pandemia”, apunta Varela, de IMCO. “Pero también es cierto que el Gobierno ha establecido con sus programas sociales un esquema de incentivos selectivos donde millones de familias están recibiendo dinero que nunca antes habían recibido”, agrega. “Para explicar por qué si la situación económica es tan crítica, un porcentaje muy alto de la población no va a castigar al Gobierno por el mal desempeño económico, habría que decir que se ha implementado un sistema de incentivos selectivos mediante los programas sociales y ese sistema va a ser muy efectivo en movilizar a la gente para que vaya, vote y respalde al Gobierno”.

La recuperación de la economía pospandemia ya empezó, de acuerdo con datos del Inegi. El Banco de México asegura que la economía pudiera crecer hasta en 7% este año, impulsado por los programas de apoyo fiscales en EE UU, el principal socio comercial del país. Sin embargo, este motor impulsa solamente a los estados que tienen plantas manufactureras ligadas al comercio exterior. El Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la Universidad Autónoma de México (UNAM) registró que seis estados de la región norte del país aportan el 25% del PIB total del país, mientras que otro 25% lo aporta tan solo la Ciudad de México y su vecino Estado de México.

“Se debe impulsar un desarrollo sostenible con productividad territorial y crecimiento equitativo y homologado”, dice un informe del centro de investigación. “Para impulsar un crecimiento arriba de 2% en 2023 será necesario que en 2022 se realice una reforma fiscal que permita un desarrollo territorial con crecimiento sostenible, incluyente y equitativo, antes se debe fortalecer la productividad del país que impulse la competitividad empresarial”, agregaron los profesores de la UNAM y autores del reporte. “En sentido contrario, la economía tendrá un crecimiento en forma de K, prevaleciendo el crecimiento del sector exportador impulsado por el tratado de libre comercio con EE UU y Canadá con caída del ingreso laboral con desigualdad y pobreza”.



JMRS
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