Policrato Philodemos
La importancia de un proyecto de nación
Almirante Manuel Rodríguez Gordillo (+)
"La diferencia entre un estadista y un político circunstancial, radica en que
el primero vislumbra y prepara el futuro, mientras que el segundo siempre es
inmediatista y mezquino, porque solo cuida sus intereses personales"
Si hablamos en lenguaje llano, sin concesiones ni adornos galantes, México siempre ha sido un país de improvisaciones, a las que los políticos de circunstancias y oportunismos llaman “coyunturas”, para esconder su incapacidad de visualizar y prever el futuro de la nación que gobiernan, pero que no entienden, por lo que solamente se preocupan de esperar que las cosas pasen y que los problemas se resuelvan solos, olvidando que el futuro le pertenece solamente a quienes saben prepararse para encararlo, mientras que a los políticos de “coyunturas”, el futuro los alcanza y arrolla hasta depositarlos en el basurero de una historia que todos quieren olvidar.
Así podemos ver en retrospectiva, como en el México de los últimos 90 años, el país ha sido saqueado y se ha ido deshaciendo en las manos de los incapaces y oportunistas, que allegados a la política improvisaron un país distinto en cada cambio de mandato del ejecutivo federal, atendiendo únicamente a sus intereses personales e inmediatos, y que fueron incompetentes para ver y planear un México armónicamente desarrollado para el futuro, más allá del período sexenal en que detentaron el poder y que aprovecharon para asegurar, en dicho plazo, el futuro bienestar económico y/o político de su familia y favoritos, siendo esta rapacidad y cortoplacismo los generadores de la miopía política de la mayoría de los gobernantes que hemos padecido, cuyos resultados son el estado de subdesarrollo y dependencia tecnológica en que nos encontramos como país, amén de que crearon la perversa visión generalizada, entre la corrupta burocracia de todos los niveles, del “Año de Hidalgo”, en que ésta busca saquear las arcas nacionales antes de dejar el cargo sexenal de funcionario público.
Esta visión cortoplacista de nuestros políticos “coyunturalistas”, radicales del egoísmo y especialistas del trapecio partidista, se encuentra tan arraigada en nuestra idiosincracia política, que cuando se hacen planes de gobierno transexenales, de inmediato surgen las críticas de éstos nostálgicos de la corrupción que así ven amenazadas sus prebendas, aduciendo que los planes de gobierno sexenal integrados en una visión a mediano y largo plazo, como lo es un proyecto de nación, solo tienen como finalidad la perpetuación en el poder de quien los plantea.
Cabe señalar que de la misma manera en que sería absurdo e inaceptable para los pasajeros y la tripulación, embarcarse para un viaje en un buque cuyo capitán no ha trazado su ruta de navegación y desconociendo el destino hacia donde se dirige, solo les ofrece flotar en el océano a merced de las corrientes, también sería absurdo e inaceptable para un pueblo que el responsable de guiar a la nación, trate de gobernar careciendo de un proyecto viable de nación y solo le presente programas de gobierno “coyunturales” para sobrevivir su sexenio, sin que existe una meta hacia la que dirige al país a mediano y largo plazo, misma que le pueda servir de guía y que oriente sus políticas, meta que deberá ser independiente del partido político al que pertenezca y de la doctrina que profese, ya que gobernará para la diversidad que forman todos los mexicanos, buscando el bienestar general, especialmente ahora cuando el país se encuentra, y seguirá irremediablemente en el futuro próximo, inmerso en el ámbito de la globalización e interdependencia, dentro del mundo del conocimiento y de la alta tecnología, en donde es indispensable tener claro hacia donde nos dirigimos, elaborando los planes necesarios para alcanzar el proyecto de nación que queremos ser, tal y como lo hicieron todos los países desarrollados en su tiempo, y actualmente lo están haciendo los países asiáticos emergentes, especialmente China y la India.
Carecer de una visión nacional a largo plazo, encuadrada dentro un proyecto de nación con etapas sexenales, es condenar el futuro de todos los mexicanos a ser peones maquiladores o servidumbre, y a la nación a colonia tecnológica tercermundista, por estar subordinados a visiones y proyectos personales cortoplacistas de caudillos, más preocupados en su porvenir personal y popularidad efímera, que en el futuro de la nación y del de todos los mexicanos frente a un mundo del conocimiento, cada vez más tecnificado y cada vez más competitivo, y en el que el conocimiento y la tecnología disponible se han convertido en herramientas de dominio y de explotación económica hacia los menos favorecidos.
JMRS