Detrás del Muro

‘Permanecer en México’ puede estar de regreso, pero Biden no debe repetir la historia

2021-11-01

El futuro de esa política está en duda. El gobierno de Biden sigue comprometido a...

Editorial | The Washington Post

Actualmente, los tribunales están obligando al gobierno del actual presidente, Joe Biden, que intentó poner fin a la política “Permanecer en México”, a resucitarla. Eso podría concretarse de forma limitada quizás este mes. Si sucede, y los migrantes se ven otra vez forzados a montar tiendas de campaña en la frontera durante meses mientras sus solicitudes de asilo son evaluadas, las autoridades estadounidenses se enfrentarán a una prueba: ¿Permitirán nuevamente que los campamentos se conviertan en lugares atestados y peligrosos?

Afirmar que no deberían permitirlo es simplemente reafirmar que los ideales y valores básicos de Estados Unidos deben ser respetados. Las miles de personas migrantes obligadas a un patrón de espera por la política del gobierno de Trump fueron presa fácil de los delincuentes y cárteles criminales mexicanos, que les victimizaron con asaltos, robos y secuestros para pedir rescate. Más de 1,000 migrantes, desesperados por hacer valer sus solicitudes de asilo y comenzar a construir sus vidas en Estados Unidos, fueron capturados por bandas armadas y retenidos como rehenes hasta que sus amistades o familiares pudieron obtener su liberación pagándole a los secuestradores.

Los insalubres campamentos se convirtieron en una crisis humanitaria en nuestra propia puerta: fueron focos de enfermedades en medio de pésimas condiciones sanitarias. Las personas migrantes a menudo se enfrentaron a horribles obstáculos burocráticos para contratar o mantenerse en contacto con los abogados. Con un toque de neolengua orwelliana, la política fue denominada de manera oficial como Protocolos de Protección a Migrantes; pero en realidad no le brindó protección alguna a las y los migrantes.

La pandemia le dio a Trump un pretexto para clausurar el proceso de asilo por completo bajo una orden de emergencia sanitaria conocida como Título 42. El gobierno de Biden ha mantenido esa orden, pero con una aplicación mucho más indulgente. Por ejemplo, miles de migrantes que llegan como familias, así como menores no acompañados, han sido admitidos en el país para que continúen su proceso de solicitud de asilo.

El futuro de esa política está en duda. El gobierno de Biden sigue comprometido a ponerle fin a “Permanecer en México”, y continúa persiguiendo ese objetivo en los tribunales. Sin la cooperación de México es prácticamente letra muerta, y cuesta imaginar que el gobierno estadounidense presione a las autoridades mexicanas para restablecer un programa que a ninguna de las partes le gustó mucho desde el principio. Los funcionarios gubernamentales afirman que su objetivo, en caso de que la política obtenga un segundo aire, será limitar el tiempo de procesamiento a seis meses para los solicitantes de asilo, y utilizar tribunales provisionales en los cruces fronterizos en el sur de Texas para acelerar las audiencias.

Si vuelven a aparecer campamentos llenos de solicitantes de asilo en el limbo a lo largo de la frontera, por inverosímil que parezca, será responsabilidad del presidente Biden garantizar que Estados Unidos, en coordinación con México, no permita que se conviertan nuevamente en cloacas de sufrimiento.


 



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