Nacional - Seguridad y Justicia

Víctimas de ataque armado siguen sin aparecer en México

2022-03-01

Pese a la advertencia Alejandro “N” retornó la tarde del domingo al poblado,...

 

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — A dos días de un ataque armado en un poblado del occidente mexicano las autoridades aún no han dado con el paradero de las víctimas del hecho, que se difundió en videos que circularon en las redes sociales, mientras avanza la investigación que apunta a que el enfrentamiento armado fue una venganza entre células del Cartel Jalisco Nueva Generación.

Así lo dio a conocer el subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana de México, Ricardo Mejía, quien afirmó el martes que los violentos hechos ocurridos el domingo en la localidad de San José de Gracia, en el estado occidental de Michoacán, fueron producto de “una posible venganza entre grupos vinculados a la delincuencia organizada que dependen de la misma estructura criminal conocida como Cartel Jalisco Nueva Generación”, una de las más poderosas de México.

Durante la conferencia presidencial matutina Mejía reveló que el cabecilla de una de las células del cártel, al que identificó como Alejandro “N”, alias “El Pelón” y quien se presume falleció durante el ataque, tenía una vieja rencilla con el líder de un grupo de la misma organización llamado Abel “N”, alias “El Toro” y “El Viejón”, por el control de San José de Gracia, de donde ambos eran oriundos. Ambos capos habían pertenecido en el pasado al grupo criminal de Los Templarios antes de unirse al Cartel Jalisco Nueva Generación.

El funcionario indicó que la pugna se profundizó en diciembre luego de que Alejandro “N” asesinó a un hermano de Abel “N” quien tras el hecho anunció que lo buscaría para matarlo y le advirtió que no se presentara en San José de Gracia.

Pese a la advertencia Alejandro “N” retornó la tarde del domingo al poblado, acompañado de unos 15 hombres, para participar en los funerales de su madre. Poco tiempo después arribaron al lugar Abel “N” y miembros de su grupo originándose un enfrentamiento armado, precisó el subsecretario de Seguridad.

Aunque algunos de los videos que se difundieron en las redes mostraban a varias personas alineadas frente a una pared, que según las versiones de prensa fueron víctimas de un fusilamiento, Mejía descartó esa versión y aseguró, mientras mostraba fotografías de la pared con los impactos de bala, que “no se puede apreciar que haya habido una sola línea (de disparos)... Al haber fuego comenzaron a disparar, pero no hubo una acción sincronizada para cometer este ilícito”, acotó.

A la pregunta de un periodista sobre si en el ataque perecieron unas 17 personas, como se ha señalado en los medios, Mejía respondió que “no podemos confirmar ningún número porque no hay cuerpos” y agregó que las autoridades investigan una denuncia anónima que refiere adónde posiblemente fueron llevados los cuerpos.

La escena de crimen fue alterada por los miembros del grupo de Abel “N”, señalado como autor intelectual y material del ataque, quienes llegaron en camionetas para lavar la sangre derramada en el lugar y retirar los cuerpos de las víctimas, precisó el funcionario. La Fiscalía de Michoacán informó la víspera que en la calle donde se registró el ataque se recolectaron un centenar de casquillos de bala percutidos así como restos de masa encefálica.

El subsecretario de Seguridad cuestionó, tal como lo hizo la Fiscalía de Michoacán, que las autoridades municipales y la policía de la localidad no alertaron a las fuerzas de seguridad estatales sobre el hecho ni protegieron la escena del crimen para preservar las pruebas.

El alcalde del municipio Marcos Castellanos, Jorge Luis Anguiano, negó que no se haya alertado a las fuerzas y dijo a la prensa que la policía municipal acudió al lugar y que “al ver la cantidad de elementos desplazados de estos presuntos delincuentes, y de acuerdo a los protocolos, pues tuvimos que replegarnos. Nosotros no tenemos capacidad de fuego para poder atacar este tipo de situaciones”.

La policía local en México a menudo es superada en armamento y en número por los integrantes de las bandas delincuenciales.

No es la primera vez que los cárteles aprovechan los velorios y funerales de familiares de sus contrarios para atacar contra ellos y tampoco es extraño que estos grupos se lleven a los muertos para hacerlos desaparecer.



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