Internacional - Economía
La inflación en Japón llegó al 2.1 % en abril, su nivel más alto en 7 años
Tokio, (EFE).- Los precios subieron en Japón un 2,1 % en abril y superaron por primera vez en siete años la esquiva meta de inflación del Banco de Japón (BoJ), por el encarecimiento energético y un yen débil que ha disparando el coste de las importaciones.
El índice de precios al consumo (IPC) en el país asiático, que excluye los alimentos frescos por su alta volatilidad, se incrementó en abril por octavo mes consecutivo y a su mayor ritmo desde 2015, según los datos publicados este viernes por el Ministerio del Interior y Comunicaciones.
La subida del 2,1 % interanual de los precios en abril sigue al alza del 0,8 % en marzo, del 0,6 % en febrero y del 0,2 % en enero.
El encarecimiento energético, del 19,1 % interanual, fue el factor que más contribuyó al alza, seguido del aumento del coste de los bienes recreativos duraderos, del 4,5 %. El abaratamiento más destacado se produjo en la comunicación, del 10,9 %.
El archipiélago nipón, altamente dependiente de las importaciones de energía y otras materias primas, ha visto encarecidos los costes de sus importaciones no sólo por el alza global de precios, sino por una fuerte devaluación del yen reciente que está haciendo mella en sus compras e inquietando al sector privado por sus implicaciones.
Esta tendencia, que contribuye a engordar los beneficios de las empresas vinculadas a la exportación porque infla sus remesas extranjeras a la hora de repatriarlas en yenes, también conlleva un encarecimiento de la compra de materiales, cuyos precios se han disparado por la coyuntura internacional actual.
La guerra ruso-ucraniana ha provocado un encarecimiento de las importaciones de energía y otros materiales, y la pandemia de covid-19 sigue causando estragos en las cadenas de suministro.
En este escenario, las importaciones japonesas se incrementaron un 28,2 % interanual en abril, hasta un récord de 8,92 billones de yenes (65.980 millones de euros), lo que condujo al país a anotar un déficit comercial de 839.166 millones de yenes (6.210 millones de euros), según informó en la víspera el Ministerio de Finanzas.
¿UNA INFLACIÓN TRANSITORIA?
La inflación en Japón no superaba la barrera del 2 %, la esquiva meta perseguida desde hace casi una década por el BoJ, desde marzo de 2015, cuando los precios todavía se estaban acomodando a la primera subida del impuesto sobre el valor añadido (IVA) en el país en 17 años, que pasó del 5 al 8 % en abril de 2014.
El gravamen experimentaría otro alza del 8 al actual 10 % en octubre de 2019 que no lograría replicar el fenómeno y al que le siguió el embate económico de la pandemia.
El banco central nipón puso en marcha en 2013 un amplio programa de flexibilización monetaria para situar la inflación en el 2 %, aunque este objetivo se fue retrasando sucesivamente por la caída del crudo que le siguió en años posteriores y la coyuntura interna.
El BoJ, que ya señaló que la inflación podría dispararse hasta su meta próximamente pero que lo calificó como alto transitorio, ha optado por mantener su política, contraria a la de otras entidades como la estadounidense o la europea, alegando que la subida de precios es producto de la coyuntura geopolítica puntual.
La entidad considera que la subida de precios actual no responde a un ritmo de aumentos salariales que pueda sustentar la demanda interna, todavía frágil, y que mantenga la inflación de manera estable y sostenible.
Esta postura, junto a la lenta recuperación económica de Japón del impacto de la covid (en el trimestre de enero a marzo el PIB se contrajo un 0,2 %), llevan al BoJ a insistir en su agresiva política de estímulos monetarios y tipos ultrabajos, medidas que no planea modificar a corto plazo.
Jamileth
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