Internacional - Seguridad y Justicia

Inician funerales de víctimas del tiroteo en escuela de Texas

2022-06-01

Cientos de dolientes acudieron el martes por la tarde al funeral de Amerie Jo Garza, una sonriente...

Por NATHAN ELLGREN, ADRIANA GÓMEZ LICÓN y JIM SALTER

UVALDE, Texas, EU (AP) — Los encargados de cargar el féretro vestían camisa y guantes blancos. La iglesia color arena con el elevado campanario estaba completamente llena. Dentro del ataúd estaban los restos de una niña que amaba el color morado.

Cientos de dolientes acudieron el martes por la tarde al funeral de Amerie Jo Garza, una sonriente niña de cuarto grado que fue asesinada hace una semana, cuando Salvador Ramos, de 18 años, irrumpió en su escuela primaria de Uvalde, Texas, y comenzó a disparar.

El funeral de Amerie es el primero desde la masacre, y el de Maite Rodriguez está programado para la noche del martes en una de las funerarias de Uvalde.

Dentro de las próximas dos semanas y media habrá otros 19 funerales para los 19 niños y dos maestras que fueron asesinados en esa aula el pasado 24 de mayo.

Erika Santiago, su esposo y sus dos hijos fueron al funeral de Amerie con camisas de color morado, adornadas con imágenes de las víctimas. Santiago se refirió a Amerie como una “niña muy buena que sonreía mucho” y que era “muy sencilla y carismática, pero llena de vida”.

Santiago dijo que su hijo de 10 años, Adriel, miró horrorizado las primeras imágenes en las noticias después del tiroteo y reconoció a sus amigas Amerie y Maite.

“Me dijo que no quería ir a la escuela por miedo a que pasara eso”, contó Santiago. “Me dijo: ‘Mamá, no me siento a salvo’”.

El martes también se llevaron a cabo los velorios de una de las maestras: Irma Garcia, de 48 años, así como de los niños Nevaeh Bravo y Jose Flores Jr.

La hija de 11 años de Vincent Salazar, Layla, será la última en ser velada. Su velorio está programado para el 15 de junio y el funeral se realizará al día siguiente. Salazar dijo que su familia posiblemente no vea el cuerpo de Layla hasta poco antes del velorio.

“Entiendo que también había otros niños, pero seguimos esperando a que nos la entreguen”, dijo Salazar. “Es en lo único en que estamos enfocados”.

El juez de paz del condado de Uvalde, Eulalio “Lalo” Diaz Jr., dijo que los cuerpos de las 21 víctimas fueron enviados al servicio forense en San Antonio para que se les realizara la necropsia, una práctica estándar en un crimen de alto impacto. Debido a que no hay espacio suficiente en las dos funerarias de Uvalde, muchos de los cuerpos fueron enviados a funerarias de otras ciudades cercanas hasta que se aproxime la fecha de sus sepelios. Comentó que las casas funerarias de Uvalde están colaborando con las familias sobre la fecha en que pueden ver los cuerpos.

“Principalmente es por el número de víctimas”, dijo Diaz, preguntándose: “¿Dónde almacenas tantos cuerpos?”

Diaz señaló que ya se concluyeron las autopsias. Se negó a hablar de los resultados preliminares y dijo que los reportes finales tomarán de tres a cuatro meses.

Vincent Salazar dijo que él y su familia irán a todos los velorios que puedan para presentar sus condolencias a los familiares de las demás víctimas.

“No necesariamente iremos a los funerales, porque aún debemos atender muchas cosas, a toda hora, todos los días”, declaró Salazar. “Nosotros todavía tenemos mucho por hacer. Debemos organizar todo: obituarios, certificados de defunción, arreglos funerarios”.

“Es en lo único en lo que pensamos en este momento, en tenerla de regreso y poder ponerla a descansar”, añadió Salazar sobre Layla. “Eso es todo”.

Los investigadores siguen buscando respuestas a la manera como la policía respondió al tiroteo, además de que el Departamento de Justicia federal revisará las acciones de los cuerpos policiales.

La culpa de la angustiante demora para confrontar y abatir al agresor —incluso mientras los padres reunidos en el exterior le rogaban a la policía que ingresara y mientras los niños desesperados llamaban a emergencias desde el interior de la escuela— ha recaído en el jefe de policía del distrito escolar, Pete Arredondo, después de que el director de la policía estatal dijo que Arredondo tomó la “decisión equivocada” de no irrumpir en el aula por creer que el atacante estaba parapetado en el interior y no había niños en riesgo.

Steven McGraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, dijo el viernes que después de seguir al agresor al interior de la escuela, los agentes esperaron durante más de una hora para irrumpir en el aula. La revelación generó nuevas preguntas sobre si se perdieron vidas debido a que los agentes no actuaron suficientemente rápido para detener al atacante, quien eventualmente fue abatido por un equipo táctico de la Patrulla Fronteriza.

La policía estatal señaló el martes que una maestra que en algún momento había dejado abierta una puerta exterior, la cerró antes de que el agresor la usara para ingresar.

Sin embargo, la puerta no cerró con seguro, dijo la policía. Las autoridades dijeron en un principio que Ramos había entrado por una puerta que la maestra había dejado abierta atorada con una roca.

En su lugar, los investigadores señalaron que la maestra, que no ha sido identificada, cerró la puerta luego de darse cuenta que había un hombre armado en las instalaciones y corrió para ir por su teléfono y llamar al número de emergencias 911, informó Travis Considine, director de comunicaciones del Departamento de Seguridad Pública de Texas. Los investigadores indagan los motivos por los que la puerta no se cerró con seguro.

Jacob Albarado, un agente de la Patrulla Fronteriza fuera de servicio que acudió a la escuela armado con una escopeta que le pidió prestada a su peluquero, dijo el martes que la escena era caótica cuando llegó a buscar a su hija y su esposa. Ambas salieron ilesas del ataque, subrayó.

“En lo personal, creo que todos los presentes estaban haciendo su mejor esfuerzo considerando las circunstancias”, declaró al programa “Today Show” de NBC. “Creo que todos los que estaban ahí hacían todo lo que estaba en sus manos”.

Las autoridades han dicho que Ramos adquirió legalmente dos armas poco antes del ataque: Un fusil tipo AR el 17 de mayo y un segundo rifle tres días después. Acababa de cumplir 18 años, por lo que pudo comprar las armas sin violar las leyes federales.



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