Pura Demagogia

La cuarta transtornación

2019-04-19

La primera decisión que hizo, antes de tomar protesta como presidente, fue la...

Por Juan Carlos Romero Hicks | Revista Siempre

El 15 abril López Obrador cumplió 136 días siendo en presidente de todos los mexicanos y lo que en 18 años de campaña promovió como un proyecto aparentemente sólido de transformación unos cuantos meses de gobierno bastaron para que se evidenciara como un proyecto lleno de mentiras y contradicciones.

La primera decisión que hizo, antes de tomar protesta como presidente, fue la cancelación del nuevo aeropuerto. Apoyado en una consulta popular ilegal y muy poco atendida, bajo la premisa de que era un proyecto que se construía cimentado en la corrupción, canceló la obra más importante de México. Lo contradictorio es que su propio equipo ya dijo que no habían encontrado nada de corrupción y, aunque salió el mismo presidente a contradecirlos públicamente, los hechos son que no hay aeropuerto, no hay nadie indiciado por corrupción y tampoco hay un proyecto alterno que sea viable. La última declaración al respecto de Javier Jiménez Espriú fue que México no merece un aeropuerto como el que se estaba construyendo… ante la falta de argumentos técnicos y legales utilizó un argumento moral haciendo más evidente la contradicción inicial.

En materia de energéticos las contradicciones son todavía más evidentes ya que durante varios años vimos videos y explicaciones de cómo se debía bajar el precio de los combustibles y en lugar de una disminución hemos visto un aumento constante. Primero se culpó al robo de combustible y a partir de una lucha que dejó sin gasolina a millones de mexicanos y grandes pérdidas económicas, según datos oficiales prácticamente terminó con el ilícito, pero no bajaron de precio las gasolinas. Ahora se culpa a las empresas que la venden, sin importar culpables el hecho es que siguen sin bajar de precio.

En materia de seguridad estamos en el inicio de sexenio más violento del que se tenga registro. Más allá de las 317,000 denuncias de delitos, del alarmante crecimiento de la violencia contra las mujeres, del aumento en los homicidios y de que en 22 estados hay retrocesos en materia de seguridad, la promesa reiterada de López Obrador fue sacar al Ejército de las calles y en lugar de eso legalizó su permanencia por al menos cinco años. Después del presidente, en las conferencias matutinas quien más veces ha tomado la palabra es el Ejército, contra el espíritu civil de la Guardia Nacional aprobada por el congreso eligió poner a integrantes de las Fuerzas Armadas al frente y, además, a todos los problemas a los que no les encuentra solución encomienda al ejército, como plantar árboles o construir una terminal aérea en Santa Lucía.

La autoproclamada cuarta transformación bien se pudo llamar la cuarta contradicción ya que es la única constante en el gobierno actual. Se han contradicho prácticamente todas las promesas de campaña, se ha contradicho el esquema de libertades y derechos democráticos que había imperado en México desde finales de los noventa y, por si fuera poco, parece que las conferencias matutinas sirven para contradecir a los integrantes de su gabinete que, sin importar qué declaren serán contradichos la mañana siguiente por el presidente.

Es tiempo de que se deje de buscar a quien contradecir o culpar de los problemas que no se han podido o no han querido empezar a resolver. México no necesita ver el burdo espectáculo de un presidente peleándose con propios y ajenos, necesita resultados.


 



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