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Las protestas en Irán probablemente no duren

2022-09-25

Algunos videos muy breves que han circulado en internet muestran las protestas que convulsionan a...

Por JON GAMBRELL

Algunos videos muy breves que han circulado en internet muestran las protestas que convulsionan a Irán por la muerte de una mujer de 22 años tras ser detenida por la policía moral iraní.

Pero esos rápidos vistazos dan constancia de que la ira pública en todo el país, que antes sólo se cocía a fuego lento, ahora está hirviendo.

Las manifestaciones por la muerte de Mahsa Amini —y la represión gubernamental que está surgiendo para sofocarlas— representan el más reciente ciclo de disturbios que se ha producido en Irán desde la Revolución Islámica de 1979.

Probablemente no sea el último, ya que la República Islámica se tambalea entre las crisis internas y externas. La ventana a través de la cual el resto del mundo puede verlas sólo se oscurecerá a medida que las autoridades restrinjan el acceso a internet, detengan a los periodistas y controlen férreamente todos los hilos del poder gubernamental.

Las protestas por la muerte de Amini se han extendido por al menos 46 ciudades, pueblos y aldeas iraníes. La televisión estatal ha indicado que al menos 41 manifestantes y policías han muerto desde que comenzaron las protestas el 17 de septiembre. Un recuento de The Associated Press con base en las declaraciones oficiales, sitúa el número de muertos en por lo menos 13, con más de 1,200 manifestantes detenidos.

Pero el endurecimiento de la represión no es una sorpresa dada la historia moderna de Irán.

La teocracia iraní se ha visto amenazada desde el momento en que el difunto ayatolá Ruhollah Jomeini regresó a Teherán en 1979.

Los atentados de 1981, atribuidos a los disidentes, mataron a decenas de funcionarios de alto rango. Uno de ellos llegó a paralizar el brazo derecho del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. El dictador iraquí Saddam Hussein emprendió una sangrienta guerra de ocho años contra Irán en la que murieron un millón de personas.

En Teherán, la enemistad con Estados Unidos comenzó con el golpe de Estado de 1953, respaldado por los estadounidenses, que consolidó el reinado del sha. Para Washington, la crisis de los rehenes de la embajada estadounidense de 1979 avivó la hostilidad hacia Irán.

Y la desconfianza mutua continúa hoy en día. Tras el fracaso de un acuerdo en 2015 que pretendía frenar las ambiciones nucleares de Teherán, Irán acumuló suficiente uranio altamente enriquecido para producir una bomba atómica si así lo decidiera.

El gobierno iraní dice que las protestas recientes forman parte de un complot extranjero, en lugar de una expresión de indignación pública por la muerte de una mujer detenida sólo porque no tenía bien colocado sobre su cabeza su velo o hiyab.



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