Nacional - Política

Visita de López Obrador a Estados Unidos fue cordial, e insustancial

2020-07-09

Hace un año, Trump amenazó con imponer aranceles sobre las importaciones mexicanas a...

Por CHRISTOPHER SHERMAN | AP

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El presidente Andrés Manuel López Obrador regresó a México el jueves fortalecido por un primer encuentro cordial con su contraparte estadounidense Donald Trump que desvió la atención sobre varias crisis en su país, pero produjo pocos resultados tangibles.

Tal como lo han hecho desde que López Obrador asumió el cargo en diciembre de 2018, los dos mandatarios se abstuvieron de la acalorada retórica que ambos utilizan regularmente contra otros objetivos, y en lugar de eso reafirmaron su amistad y respeto mutuo.

En la reunión cuidadosamente programada en la Casa Blanca el miércoles, no estuvieron presentes los insultos contra México que Trump utilizó durante su campaña electoral, como cuando se refirió a los migrantes mexicanos en Estados Unidos como “violadores”. Tampoco hubo mención de las medidas que ha tomado como presidente para cerrar Estados Unidos a toda la inmigración, tanto legal como ilegal.

Tampoco apareció alguna señal del feroz López Obrador que defendió a los migrantes de los ataques del mandatario estadounidense durante su propia campaña en un libro titulado “Oye, Trump”.

Durante sus apariciones en la Casa Blanca, ningún presidente señaló que hubieran sostenido discusiones sobre inmigración o seguridad.

“Necesitaban este viaje para que ambos desviaran la atención” del coronavirus, “de lo que pasa con la economía y de la crisis de seguridad en México”, dijo Gladys McCormick, profesora adjunta de historia en la Escuela Maxwell de Civismo y Asuntos Públicos de la Universidad de Syracuse. “Y ciertamente, Trump se dirige a una campaña electoral muy, muy difícil”.

Después de dos años en el cargo, la ambiciosa agenda doméstica de López Obrador —poner bajo control la violencia en el país, combatir la corrupción y sacar a millones de la pobreza— está en peligro.

El año pasado, México registró la mayor cantidad de homicidios de la que había tenido antes. Hace unas semanas, el secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México casi muere luego de un ataque perpetrado en una de las principales avenidas de la capital mexicana, y la semana pasada 27 personas fueron asesinadas por hombres armados en un centro de rehabilitación para adictos.

En tanto, el Fondo Monetario Internacional ha proyectado que la economía de México se contraerá 10,5% este año. Y si eso no fuera suficiente, el gobierno anunció el miércoles casi 7,000 casos nuevos de coronavirus, el aumento más alto en un sólo día hasta la fecha.

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El objetivo anunciado de la visita de López Obrador a Washington era celebrar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, el nuevo acuerdo de libre comercio que reemplaza al TLCAN y que entró en vigor el 1 de julio. Sin embargo, los legisladores demócratas de Estados Unidos, quienes tuvieron un papel importante en la aprobación del acuerdo, no estuvieron incluidos en la visita.

La embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, dijo el jueves que el otro tema central de la reunión fue la pandemia.

Hace un año, Trump amenazó con imponer aranceles sobre las importaciones mexicanas a menos que México tomara más medidas para frenar el flujo de migrantes en la frontera. El gobierno mexicano respondió desplegando a la recién creada Guardia Nacional para impedir que los migrantes avanzaran por su territorio hacia la frontera con Estados Unidos, y aceptó la expansión de la política estadounidense de “Permanecer en México”, la cual obliga a los solicitantes de asilo a esperar sus procesos en suelo mexicano.

Pero el miércoles, López Obrador estuvo de pie sonriendo junto a Trump y le agradeció por respetar a los mexicanos y no tratar de imponer la voluntad de Estados Unidos en su país.

Las palabras de ambos presidentes en el evento no fueron representativas de sus actos, y los comentarios de López Obrador “muestran sobre todo la absoluta subordinación de la política exterior de México a los designios del presidente Trump”, dijo Silvia Núñez García, investigadora en el Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México.

A fin de cuentas, la visita que atrajo atención global resultó ser “intrascendente” para el resto del mundo, agregó Núñez García, y consideró que ambos le hablaron exclusivamente a sus audiencias.

La reacción de los críticos del mandatario mexicano fue inmediata.

“Tenía la esperanza de que actuara con dignidad, que pusiera en su lugar a Trump por todas las ofensas a nuestro país y a nuestra gente”, escribió en Twitter Silvano Aureoles, gobernador del estado de Michoacán y miembro del partido opositor de izquierda PRD. “México tiene dignidad, México tiene memoria, aunque usted lo haya olvidado al cruzar la frontera”, añadió.

Bárcena y el embajador estadounidense Christopher Landau dijeron el jueves que los objetivos de la visita siempre fueron muy limitados y, por lo tanto, sus logros modestos.

Landau dijo que el desenlace más importante fue que ambos líderes se entrevistaron frente a frente y pasaron tiempo juntos. Los dos países trabajaron para asegurarse de que no hubiera sorpresas y, como resultado, “no hubo mucho dramatismo”, señaló Landau durante un foro organizado en Washington por el Atlantic Council, un organismo de investigación sobre asuntos internacionales.

Al preguntársele acerca de que López Obrador elogió a Trump por respetar a México, Bárcena citó las afirmaciones del mandatario estadounidense de que los mexicanos contribuyen en forma importante a Estados Unidos.

“Este cambio de palabras, es muy importante”, dijo la embajadora. “Creo que esto muestra avances sobre cómo ha cambiado la percepción mutua”.

Resulta valioso para México tener buenas relaciones con Trump. Como López Obrador señaló, Trump ayudó a México a obtener 600 respiradores cuando eran necesarios para enfrentar la pandemia, y se ofreció a compensar la diferencia cuando los países productores de petróleo buscaban que México hiciera un recorte más grande del que López Obrador estaba dispuesto a hacer.

“Hasta ahora, diría que López Obrador puede tomar esta visita como una victoria”, dijo María Fernanda Pérez Arguello, directora asociada en el Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council. “Estuvo junto al presidente Trump y no hablaron de asuntos domésticos de México, y eso es algo que el presidente López Obrador quería evitar a toda costa”.



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