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¿Está la Unión Europea ante una nueva crisis de deuda?

2023-11-06

El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, piensa distinto: el ahorro y un...

Bernd Riegert | DW

El endeudamiento de los países miembros de la eurozona todavía es demasiado alto, y los ministros de Finanzas no encuentran la fórmula para reducirlo. ¿Cuáles son los riesgos?

El endeudamiento de los países de la eurozona representó en 2022 un 91,4 por ciento del rendimiento económico, según la Oficina Europea de Estadística, Eurostat. Eso representa, en comparación con 2021, una disminución de la deuda de cuatro puntos porcentuales. Una cantidad significativa, pero, según el Banco Central Europeo (BCE), esta se debe a un efecto puntual debido a la recuperación de la economía tras la pandemia de coronavirus.

El BCE espera, según su pronóstico más reciente para este año, un nivel de deuda del 89 por ciento en la zona del euro. En 2024, es probable que caiga ligeramente hasta un 88,6 por ciento. En general, el nivel de endeudamiento está muy por encima del techo del 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), que fija el llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea.

Sobre todo, en la eurozona, es decir, en los 20 países miembros que tienen como moneda común al euro, este pacto es importante porque garantiza la estabilidad monetaria. Once países de la UE superan el límite del 60 por ciento. Grecia, con un 171 por ciento, e Italia, con un 144 por ciento, son los más endeudados. Alemania, con un 66 por ciento, supera el límite por poco margen.

En 2024, los países altamente endeudados deberán esforzarse seriamente por reducir su deuda, recomienda la Junta Fiscal Europea, un organismo independiente de la Comisión Europea (CE). "No se puede partir de que los mercados financieros simplemente aceptarán que esas deudas sigan permanentemente por encima de un 100 por ciento”, dijo a DW el danés Niels Thygesen, profesor emérito de Economía y presidente de esa junta.

Los costos de las deudas públicas aumentan vertiginosamente

Las altas tasas de interés, que elevan los costos del endeudamiento, tienen impacto en los presupuestos de los ministerios de Economía. Según el ministro de Finanzas de Alemania, Christian Lindner, la financiación de la deuda le costará a este país 40,000 millones de euros este año. En 2022 solo fueron 4,000 millones, es decir, que ahora ese costo es diez veces mayor.

Para refinanciar su deuda, Italia necesita el año próximo 100,000 millones de euros. Niels Thygesen insta a que los Estados determinen un plan de desendeudamiento a largo plazo antes de que el problema se les vaya de las manos, como le sucedió a Grecia hace años, y los conduzca a la quiebra estatal. Pero no solo Italia corre ese peligro: también Francia, España, Portugal, Grecia y Chipre deben consolidar sus presupuestos, escriben los asesores de la Junta Fiscal Europea en su reporte anual. ¿Cómo lograrlo sin asfixiar la economía o aplicar duros planes de austeridad? Los ministros de Finanzas de la UE no se ponen de acuerdo.

¿Dónde está el plan de desendeudamiento que se necesita?

Un grupo, liderado por Alemania, urge a presentar normas claras de presupuesto que rijan para todos los países de la UE y conduzcan a una pronta reducción de los intereses. El otro grupo, liderado por Francia e Italia, apuesta a planes individuales de reducción de deuda que contemplen las situaciones individuales, y no prevean multas.

El ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, aconseja reestructurar los presupuestos públicos centrándose en inversiones en modernización y digitalización. "Eso es lo que estamos haciendo ahora en Alemania. Tenemos una política fiscal moderadamente restrictiva. También la necesitamos para combatir la inflación. De lo contrario, contrarrestaríamos las medidas del banco central", dijo Lindner a DW, destacando los elevados tipos de interés del BCE. ¿Cómo invertir sin endeudarse más? Eso es posible si se establecen prioridades, dijo Lindner.

El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, piensa distinto: el ahorro y un desendeudamiento demasiado rápido le quitarían el aire a los Estados e impedirían las inversiones a futuro.

Su colega italiano, Giancarlo Giorgetti, así como otros economistas italianos, opinan que determinadas inversiones, por ejemplo, en energías renovables o defensa, deberían excluirse de la deuda nacional y de la ratio de endeudamiento. Pero Alemania lo rechaza. Italia está bajo presión porque el BCE cancela su compra de bonos italianos como medida de rescate, y en 2026 ese país dejará de recibir el dinero del programa de la UE para la reconstrucción tras la pandemia.

¿Más tiempo para países morosos?

Si los ministros de Finanzas de la UE y la Comisión Europea no acuerdan nuevas normas de endeudamiento hasta finales de 2023, volvería a regir el antiguo Pacto de Estabilidad, con sus límites estrictos para tomar nueva deuda, de un tres por ciento del PIB, y requisitos rígidos para una rápida reducción de la deuda.

De ser así, la CE tendría que iniciar probablemente procedimientos contra Italia y Francia, ya que, según sus proyectos de presupuesto, dichos países tendrían una nueva deuda muy por encima del cuatro por ciento en 2024. Sin embargo, Thygesen no cree que el antiguo pacto de estabilidad sea la solución, ya que, en el pasado, las sanciones que conlleva habrían empujado a los países más endeudados más cerca aún del abismo fiscal. El economista recomienda estrategias de largo plazo, no de un año, como hasta ahora, sino un plan de cuatro años, por ejemplo. Normas anuales estrictas no llevarían a los países a su objetivo, sino más bien lo harían pautas individuales durante un período más largo, y también se necesita paciencia.

A nivel europeo, también hay problemas de presupuesto. Por primera vez, la UE contrajo una deuda conjunta para un programa de reconstrucción luego de la pandemia. La financiación de aproximadamente 400,000 millones de euros en créditos y ayudas a los países miembros -en primer lugar, a Italia- se encarecieron notablemente debido al aumento de los tipos de interés del BCE. El presupuesto de la UE está así bajo una fuerte presión, pero los Estados miembros se niegan a asumir los costos adicionales.



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