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No, Leo; aquí, no

2024-04-11

La exhibición albiazul tuvo un capítulo más. Jesús Gallardo...

 

MONTERREY, NL., abril 11 (EL UNIVERSAL).- Todo mito o leyenda tiene su golpe de realidad, y la etiqueta de invencible que tenía Lionel Messi contra equipos mexicanos se destrozó en la cancha del estadio BBVA.

Los Rayados hicieron historia y, además de sellar su pase a semifinales de la Copa de Campeones de la Concacaf (3-1, 5-2 global), se convirtieron en el primer equipo mexicano en derrotar al argentino, ocho veces ganador del Balón de Oro.

Messi jugó en Monterrey los 90 minutos, aunque pudo haberse quedado en Miami, y el impacto en el resultado final habría sido el mismo, ya que el argentino casi no tocó el balón, no logró incomodar en ningún minuto a los Rayados, ni generó una jugada de peligro en respuesta a la superioridad local, más allá de la asistencia al gol del honor que convirtió su equipo con la serie ya liquidada.

La presentación de la "Pulga" en México fue amarga, porque no mostró su magia, en una noche donde quedaron claras las realidades de la Liga MX y la MLS, más allá del gastado discurso sobre que el circuito estadounidense ha acortado distancias.

El espectáculo que no dio Messi a los 53 mil 25 aficionados, se los dio el conjunto local.

Brandon Vázquez (30’) abrió el marcador, luego de un garrafal error en la salida del portero Drake Callender, y comenzó la fiesta de goles.

Fue el comienzo de una noche llena de alegría para el Monterrey... Y todo el futbol mexicano.

El Inter Miami fue un fiel reflejo de lo que es un equipo de la MLS: sobrepoblado de súper estrellas de mediocampo en adelante, pero con una defensa extremadamente débil y errática, y contra un equipo de la jerarquía del Monterrey, esos errores cuestan caro.

La Pandilla cumplió con las palabras de Fernando Ortiz y fue ofensiva todo el partido. Germán Berterame (57’) se reencontró con el gol, en una exquisita definición, después de recortar al centro por fuera del área y dejar en jaque a Nicolás Freire.

La exhibición albiazul tuvo un capítulo más. Jesús Gallardo (64’), con un gol de cabeza, puso el último clavo en el ataúd de un Inter Miami que murió de nada.

Cuando ya era tarde y todo estaba definido, la Pulga envió un centro para el único gol del Inter Miami, a cargo de Diego Gómez. Estéril.



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