Agropecuaria

La agricultura resiste mejor a la crisis y sus precios subirán en 2 ó 3 años

2009-06-17

Las perspectivas de la recuperación económica global, la creciente demanda de...

París, (EFE).- La agricultura está resistiendo mejor que otros sectores a la crisis y sus precios van a subir conforme la economía mundial se vaya recuperando en dos o tres años, y lo harán de forma significativa a medio plazo, aunque sin llegar a los picos de 2007-2008, según la OCDE y la FAO.

En su informe de perspectivas para el periodo 2009-2018 hecho público hoy, estas dos organizaciones calculan que respecto al decenio de referencia 1997-2006, los precios de los vegetales aumentarán en torno al 10-20% en términos reales y serán superiores al 30% para las oleaginosas, mientras que la carne se verá afectada por un abaratamiento del cerdo y del vacuno.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) han constatado que "la agricultura es más resistente a la crisis" porque venía de una fase de precios elevados y la alimentación es una necesidad humana básica, por lo que su demanda es poco elástica.

Las perspectivas de la recuperación económica global, la creciente demanda de alimentos en los países emergentes y el mayor peso de los biocarburantes son algunos de los elementos que van a generar las presiones inflacionistas sobre la producción agrícola, al igual que el alza del petróleo.

En total, de aquí a 2018 los alimentos de base serán de media al menos un 20% más caros en términos reales de lo que lo fueron en el periodo 1997-2006 con una hipótesis de subida moderada del barril de crudo, que se supone que estará en los 70 dólares a finales de año.

Si el petróleo volviera a llegar a 100 dólares, el alza suplementaria sería del 20-30% para la producción vegetal y el ganado entonces subiría en conjunto un 10%.

Pavel Vavra, uno de los autores del estudio por la OCDE, advirtió en una conferencia de prensa de que toda esta evolución, aparte de poderse ver afectada por episodios de fuerte volatilidad como los de los últimos años, está rodeada de incertidumbre sobre el fin de la recesión o sobre los costos de la energía, que cada vez van a ser más interdependientes, sobre todo con los biocarburantes.

Con un barril a 60-70 dólares, gran parte de los biocombustibles actuales -la excepción notable es la caña de azúcar brasileña- no son competitivos, aunque su producción depende en gran medida de las decisiones políticas que se aplican en la Unión Europea y en Estados Unidos.

Martin von Lampe, también de la OCDE, recordó que si se producen biocombustibles, quedan desplazados otros cultivos alimentarios, aunque reconoció que en la escalada de precios agrícolas de 2007 los vegetales destinados a fabricar combustibles no fueron responsables más que del 6-10% del encarecimiento del trigo y del 15% de las oleaginosas, y no se les puede culpar para nada de la escalada que se produjo, por ejemplo, con el arroz.

Merrit Cluff, de la FAO, puso el acento en que el descenso de los precios agrícolas constatado al calor de la crisis, apenas ha repercutido en el de los alimentos en muchos países pobres, donde la alimentación puede representar del 30 al 70% del ingreso.

Su organización estima que ante las proyecciones demográficas y de ingresos habrá que elevar la producción alimentaria mundial en más del 40% de aquí a 2030 y en un 70% en el horizonte de 2050, y eso pasa por el cultivo de 1.600 millones de hectáreas suplementarias que se añaden a los 1.400 millones actuales.

"Hay mucha tierra disponible", sobre todo en África y en Latinoamérica, destacó Cluff, que reconoció que su cultivo plantea desafíos en términos de consecuencias medioambientales, y en particular sobre la disponibilidad de agua.

Esos retos, de acuerdo con la FAO y la OCDE, deben afrontarse con el impulso de nuevas tecnologías -en las dos últimas décadas han permitido aumentar los rendimientos en el mundo desarrollado y en algunos países emergentes- y con más gasto público en investigación agronómica, que ha sido una de las víctimas de la crisis.

Los autores del estudio, aunque no han tenido en cuenta en términos cuantificados el impacto del calentamiento climático sobre la producción agrícola porque el periodo de análisis es demasiado limitado, sí avanzan que habrá una modificación de los rendimientos y que será contrastada de unas a otras regiones.



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