Internacional - Población

Supervivientes de matanza del 22 de julio vuelven a isla de Utoya

2011-08-20

Armado con un fusil semiautomático y una pistola, se puso a disparar contra los...

 Pierre-Henry Deshayes, AFP


Oslo. - Cientos de supervivientes recordaron el sábado cómo nadaron hasta la otra orilla o se escondieron el pasado 22 de julio para salvarse de la masacre perpetrada en la isla noruega de Utoya por un ultraderechista que mató a balazos a 69 jóvenes laboristas.

"Sé que va a ser un día muy duro, pero también sé que me va a servir para encarar el futuro", dijo a la AFP Adrian Pracon, de 21 años de edad, uno de los más de 700 supervivientes o familiares que optaron por regresar este sábado al lugar de los hechos.

Emma Martinovic, de 18 años de edad, piensa lo mismo. "Me da mucho temor. Va a ser difícil regresar" a Utoya, dice.

"Quisimos volver a ver el lugar en el que nos escondimos", declaró al canal de televisión TV2 la chica, que huyó de la isla nadando el día de la matanza.

En cambio, Pracon no logró huir nadando. Tras intentarlo tirándose al agua vestido, dio media vuelta, pues se dio cuenta de que no lograría llegar hasta la otra orilla.

El joven vio al autor de la masacre en dos oportunidades en esta pequeña isla de 0.12 km2 con forma de corazón (vista desde un avión).

"Cuando volví a la orilla, él estaba ahí, a cinco o 10 metros de donde estaba yo, disparando a los que intentaban escaparse nadando. Se dio vuelta y me apuntó con el arma", recordó Pracon.

"Yo estaba agotado y sólo atiné a decirle: 'no dispares'. Pareció recapacitar y se fue", agregó.

Minutos después, casi en el mismo lugar, Pracon se hallaba con varios jóvenes más. "Me había tirado al suelo y me hacía el muerto. Igual me disparó para asegurarse de que estuviera muerto. Pienso que me apuntó a la cabeza, pero le erró y me dio en el hombro", declaró.

Anders Behring Breivik confesó haber realizado el doble ataque que dejó 77 muertos el pasado 22 de julio. La policía tardó una hora en detenerlo, desde que empezó a recibir las primeras llamadas de personas en Utoya alertando del tiroteo.

Una hora y media antes de iniciar la matanza en la isla, el autor confeso de los hechos, que se había declarado en una cruzada contra el islam y el multiculturalismo en Europa, había accionado una bomba situada en un camioneta aparcada cerca de la sede del gobierno, causando ocho muertos.

Posteriormente, disfrazado de policía, llegó a Utoya, donde tenía lugar un encuentro de jóvenes laboristas. Llamó a los jóvenes para que se acercaran a él, diciéndoles que había tenido lugar el atentado que él mismo había cometido poco antes en el barrio de los ministerios, en el que murieron ocho personas.

Armado con un fusil semiautomático y una pistola, se puso a disparar contra los jóvenes, persiguiendo a los que intentaban huir y ultimando a los heridos metódica y tranquilamente, según los testigos.

El viernes, cientos de familiares de los muertos concurrieron a la isla. El sábado, el primer ministro laborista, Jens Stoltenberg, también tenía previsto concurrir, junto con los supervivientes y sus parientes.



TRO

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