Reportajes

China lucha contra el fantasma de Mao

2012-04-05

Por Chris Buckley, Reuters

CHONGQING, China  - El ex líder de la Guardia Roja Tang Dahua dice que los recuerdos del derramamiento de sangre por el fanatismo que desgarró la parte suroeste de la ciudad china de Chongqing volvieron a él con una claridad sorprendente.

Décadas después de la Revolución Cultural de Mao Zedong que hizo de Chongqing un sangriento campo de batalla ideológico, la ciudad más grande de China está en el centro de una tormenta de diferencias políticas que dejó al descubierto grietas al interior del gobernante Partido Comunista tras el derrocamiento del líder carismático de la ciudad, Bo Xilai.

Tang fue un líder prominente en las batallas a fines de la década de 1960 entre las facciones de la Guardia Roja en Chongqing, donde murieron cientos de personas en feroces combates, y desestimó la idea de un retorno de la violencia que azotó a China.

Pero la caída de Bo expuso una línea divisoria ideológica en el Gobierno y el pueblo que podría preocupar al partido en los meses antes a un delicado cambio en los principales líderes.

"Creo que el centro tiene un problema real en sus manos", dijo Joseph Fewsmith, un profesor de política china en la Universidad de Boston.

Tang y otros que llegaron al cementerio de la Guardia Roja de la ciudad durante los tradicionales días festivos de "Limpieza de tumbas" indicaron que los disturbios alrededor de Bo eran un recordatorio de que la política de unidad de China sigue siendo frágil.

"La gente se olvida que no fue hace tanto tiempo que este país estuvo en esa crisis", dijo Tang, de 67 años y jubilado gerente de fábrica, acerca de la Revolución Cultural de 1966-76.

Millones de personas fueron perseguidas a través de China mientras el movimiento de la Guardia Roja lanzado por Mao puso a los estudiantes contra los profesores y a los niños en contra de sus padres en una frenética purga contra aquellos supuestos enemigos de la revolución, incluyendo al padre de Bo.

"A veces parece como si hubiera ocurrido recientemente, no hace 45 años. Se podría decir que lo recuerdo como si estuviera ahí", dijo Tang sobre las batallas callejeras entre las bandas rivales de estudiantes de izquierda y trabajadores usando armas de fuego y cañones robados de las fábricas de la ciudad.

"La gente me ha instado a escribir mis memorias, pero no conozco a nadie en China que se atreva a publicarlas", indicó tras visitar la tumba de un amigo arponeado hasta la muerte en una batalla de la Guardia Roja en 1967 y dejó un ramo de crisantemos blancos, la flor del duelo.

El cementerio ubicado en un rincón rodeado de viñedos del parque Shapingba guarda los cuerpos de cientos de guardias rojos y de otros muertos en la Revolución Cultural. Sus restos están bajo altas columnas con inscripciones de sus nombres y de su escuela o lugar de trabajo.

Bo, de 62 años, también fue un guardia rojo durante la primera etapa de la Revolución Cultural, antes de que fuera encarcelado por cinco años a partir de 1968 porque Mao se había peleado con su padre, según los relatos históricos de China.

Bo fue destituido como jefe del partido de Chongqing a mediados de marzo, más de un mes después de que su vicealcalde, Wang Lijun, huyera a un consulado de Estados Unidos cercano, provocando un escándalo que fue agravado por las acusaciones de luchas internas y abusos de poder, junto con las preguntas sobre la muerte de un británico cercano a la familia de Bo.

UTOPIA EN LA NEBLINA

Antes de su caída, Bo se rodeó de la retórica izquierdista inspirada en Mao y en audaces votos de igualitarismo.

A diferencia de los retiros de desafiantes líderes a nivel provincial debido a acusaciones de corrupción, el tratamiento de Bo enfrenta la oposición abierta de fervientes partidarios que lo ven como una víctima de un complot.

El primer ministro chino Wen Jiabao redobló la apuesta con críticas hacia Bo por la nostalgia fanática de los tiempos maoístas y advirtiendo que no actuar contra la corrupción y la creciente brecha entre ricos y pobres podría reavivar el caos de la Revolución Cultural.

"Esta vez es diferente y el impacto también será diferente", dijo He Shu, un editor retirado y estudioso de la historia del Partido Comunista en Chongqing.

"Bo Xilai claramente tenía un objetivo político de promover su modelo de Chongqing, entonces ahora que ha sido destituido hay preguntas políticas sobre qué pasa con él y con Chongqing", destacó He.

"Esto es un problema, porque en problemas ideológicos es difícil para el partido lograr una visión unificada", agregó.

Para muchos partidarios, el "modelo Chongqing" le dio un saludable brillo socialista a la nublada ciudad a las orillas del Yangtze.

Bo llegó a Chongqing en el 2007 y lo promovió como un modelo alternativo igualitario de crecimiento para China.

Se comprometió a reducir la brecha entre ricos y pobres mientras cortejaba a inversionistas multinacionales.

Bo también promovió los coros masivos cantando "canciones rojas" y libros que exaltaban la sabiduría de Mao y las virtudes de los tiempos revolucionarios.

El grupo neomaoísta "Utopía" con base en el distrito de la Universidad de Pekín ha estado al frente de la defensa pública de Bo.

Fan Jinggang, el administrador general del sitio web de Utopia y de su librería, se burló ante la idea de que Bo fue derribado por sus propias fechorías e indicó que fue destituido por los enemigos de sus políticas de izquierda.

"Wang Lijun y Bo Xilai fueron víctimas de estas fuerzas", dijo Fan a Reuters, usando un traje azul de Mao.

El grupo Utopía y otros sitios web maoístas han difundido documentos que dicen probar que la caída de Bo fue diseñada por Estados Unidos.

Una extensa cuenta señala que la caída fue instigada por el ex secretario de Estado Henry Kissinger.

"El mensaje principal de este informe era que si el modelo de Chongqing era esparcido a través de China, habría sido una amenaza para los intereses estratégicos de Estados Unidos", indicó Fan sobre ese informe.

Un portavoz de la embajada de Estados Unidos en Pekín, Richard Buangan, dijo a Reuters que esas ideas conspirativas eran "ridículas".

Aunque la mayoría de los chinos no aceptan la idea de un complot occidental para sacar a Bo, muchos creen que fue destituido por enemigos políticos y que sus políticas ahora eran un peligro.

"Mira cuánto se ha avanzado en Chongqing, y todo gracias a nuestro secretario Bo Xilai", dijo Zhou Xianhua, un conductor en Chongqing. "Ahora que se fue, el lugar será un desastre", apuntó.

El problema de liderazgo en las negociaciones con Bo es complicado por la presión de una postura liberal de oposición, incluyendo a algunos en las filas de liderazgo, que dicen que Bo era una amenaza oportunista.

Esos críticos se han envalentonado con la caída de Bo. Muchos dicen que su lucha contra el crimen organizado se transformó en un frenesí sin ley que se asemeja al tipo de purga de la Revolución Cultural.

Li Zhuang, el abogado que más ha hablado sobre desafiar la represión, dijo que Bo y el vicealcalde Wang Lijun, también jefe de policía, cargaron con la culpa de torturas, condenas erróneas y confiscación arbitraria de los activos que Li indicó que eran fundamentales para la campaña.

"Realmente fue un shock que disuadió a los criminales, y la seguridad pública de Chongqing sí mejoró, no niego eso", dijo Li acerca de las medidas contra la delincuencia de Bo.

"¿Pero cuál fue el precio que pagamos por esta mejora? El sacrificio y la destrucción del Estado de Derecho", agregó.

Esas críticas no contarán mucho para el sistema político de alto nivel chino, excepto que parecen tener cierto apoyo del primer ministro Wen Jiabao, el jefe del Gobierno que ha querido presentarse como el defensor de las esperanzas reformistas.

En una rueda de prensa un día antes de que se anunciara de la destitución de Bo de Chongqing, Wen lo criticó sobre el vuelo de Wang Lijun a la embajada, y fue más allá al sugerir que Bo estaba negando los logros de la reforma y fomentando una peligrosa nostalgia del pasado de Mao.

Las diferencias públicas sobre Bo reflejan la división y la incertidumbre sobre el caso dentro del Gobierno central, dijo una fuente con estrechos vínculos con los principales funcionarios involucrados.

La salida de Bo de un potencial nuevo liderazgo del partido volverá más difícil el establecimiento de la unidad cuando el presidente Hu Jintao y Wen abran paso a una nueva generación de líderes, indicó Wang Wen, un periodista de Pekín que simpatizaba con la agenda de Bo.

El ex Guardia Roja Tang indicó que pese a que entendía la advertencia del primer ministro Wen acerca de prestar atención a las lecciones del pasado, también creía que Mao era un hombre excepcional.

"Mao Zedong era el tipo de hombre que surge sólo cada ciertos siglos. Pero no era un santo, también cometía muchos errores", indicó Tang tras una reunión de ex compañeros de clases para recordar a camaradas enterrados o conmemorados en el cementerio.

"El número recordado aquí es sólo un pequeño número de aquellos que fueron muertos. No debemos olvidar eso", apuntó.



gilberto
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