Reportajes

Los celulares dan voz a los disidentes cubanos

2012-04-11

Pero en el último año, el gobierno cubano ha firmado acuerdos con varias...

Por NICHOLAS CASEY, WSJ

LA HABANA— La bloguera Yaoni Sánchez se hizo famosa por colarse en cibercafés propiedad del Estado para actualizar su blog, que según el gobierno cubano es subversivo. Ahora, parte del proceso es mucho más sencillo porque puede publicar tweets con un iPhone desde su casa.

Los celulares, en su día prohibidos para los cubanos, están revolucionando la cara y el ritmo del movimiento de disidencia en la isla. El presidente Raúl Castro los legalizó en 2008 pero, al principio, los altos costos hacían que para la mayoría de cubanos les resultara demasiado caro hacer llamadas, mucho menos enviar datos al extranjero.

Pero en el último año, el gobierno cubano ha firmado acuerdos con varias compañías que permiten a los extranjeros sumar minutos a cuentas de celular prepagadas en Cuba desde otros países.

La medida pretendía ayudar a los extranjeros para que pudieran enviar dinero a la isla, donde el efectivo escasea. Pero estas contribuciones también han estado beneficiando a los disidentes, que han podido ampliar su flujo de mensajes al mundo exterior, generalmente a través de actualizaciones en Twitter que se envían vía mensajes de texto.

José Daniel Ferrer, un disidente cubano, fue arrestado el 2 de abril. Su paradero sigue siendo desconocido.

"Si Raúl hubiese sabido la caja de Pandora que estaba abriendo con esto, nunca habría permitido que un cubano tuviera un celular", dijo Sánchez en un día reciente en su apartamento en la capital. Mientras hablaba, publicó un mensaje con novedades sobre Jeovany Vega, un médico disidente: "#cuba: Ingresan en el hospital de Artemisa al médico en huelga de hambre @DrJVega" (Vega concluyó su huelga de hambre el 1 de abril).

Los disidentes cubanos son una de las pocas voces políticas independientes en un estado donde el Partido Comunista sigue siendo el único grupo político legal. Su amplio espectro agrupa desde periodistas clandestinos como Sánchez a abogados que operan bibliotecas secretas.

Unos pocos días antes de la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba el mes pasado, el disidente José Daniel Ferrer no se despegó de su teléfono, haciendo llamadas y enviando mensajes para llevar la cuenta de los activistas detenidos antes de la llegada del sumo pontífice. Publicó la cifra en su cuenta de Twitter, que tiene unos 2.000 seguidores. Sus cálculos no tardaron en ser retransmitidos por los medios de comunicación y grupos que luchan por los derechos humanos.

Ferrer asegura que normalmente no sabe quién suma minutos a su teléfono porque las donaciones se hacen en línea por simpatizantes anónimos. "Sin ellos, el costo de twitear me resultaría prohibitivo", dice.

Ferrer puede publicar tweets vía mensaje de texto, pero sigue sin tener acceso regular a Internet para leerlos. Pero sus actualizaciones circulan en el extranjero, especialmente entre grupos de exiliados cubanos en Miami.

Decir la verdad tiene sus consecuencias. El celular de Ferrer fue bloqueado durante la visita del Papa y fue arrestado por las autoridades el 2 de abril, según una mujer que respondió en su celular la semana pasada y que se identificó como una amiga de Ferrer. Desde entonces, parece que la línea ha sido desconectada.

Un vocero del gobierno cubano no respondió a preguntas sobre el paradero de Ferrer. Otro portavoz aseguró que en Cuba hay libertad de expresión.

En Cuba, el gobierno controla el acceso a Internet, decidiendo quién puede conectarse. Sólo en torno a 450.000 cubanos, o 4% de la población, navega la red, según estadísticas oficiales. El costo es prohibitivo para la mayoría: US$6 por 30 minutos de acceso a Internet en un país donde una persona gana en promedio unos US$20 al mes.

Con todo, el número de usuarios de celular superó el millón el año pasado y sigue creciendo rápidamente. Al igual que el acceso a Internet, el precio para enviar mensajes de texto sigue siendo alto: más o menos US$1 para mensajes enviados al extranjero y US$2,30 para videos cortos o fotos.

Varias compañías internacionales se han asociado con Cubacel, el monopolio de telefonía celular estatal, para permitir incrementar los minutos en las cuentas cubanas desde el extranjero.

Ezetop Ltd., una compañía con sede en Dublín, que trabaja con unos 200 operadores celulares en mercados emergentes, dice que Cuba se convirtió en su mayor negocio el año pasado. Su presidente ejecutivo, Mark Roden, calcula que US$20 millones fueron enviados a celulares cubanos desde el extranjero en 2011 vía Ezetop, en torno a 10% de su facturación.

Ezetop opera con una licencia del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y por eso no se ve afectada por el embargo económico del país sobre Cuba. "Nos interesan las remesas del mundo desarrollado a los mercados emergentes y los celulares son una gran parte de eso", señala Roden.

Otros ven una oportunidad diferente. Diani Barreto, una activista de derechos humanos cubano-estadounidense pero asentada en Alemania, recientemente se alió con el grupo activista en línea Telecomix para transferir dinero a las cuentas de celular de disidentes cubanos, a través de Ezetop y otros servicios. Un sitio web muestra los nombres y números de teléfono de los disidentes e invita a los visitantes a sumar minutos de forma anónima a las cuentas. El sistema "permite que los disidentes puedan sacar la información en tiempo real", dice Barreto.



gilberto

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