Huesped

La Navidad acosada por el secularismo

2006-12-23

La Navidad consiste en conmemorar que hace 2006 años se produjo el hecho esperado desde el...

Por Federico M.

Notimex . Desde hace algunos años, la fiesta de la Navidad -que significa el Nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios- viene padeciendo un insistente "acoso secularizante" que consiste en despojarla de su único, profundo y verdadero sentido religioso.

Esta secularización está asociada al relativismo, que consiste en que todo puede ser válido o no serlo según el gusto o el acomodo de cada quien.

El predominio de la publicidad comercial para vender productos para regalar con el pretexto de la Navidad, ha llegado al extremo de "crear la necesidad de regalar" en esta fecha, aun en países y sociedades sin cultura cristiana, como es evidente en el caso de Japón y de otros, en donde se ha creado el hábito de regalar sin que la gente sepa cuál es el motivo real.

En cambio, en las naciones en las que predomina la cultura religiosa católica, entre las que aún destaca México y se manifiesta intensamente el fervor popular por las dos principales fiestas de la liturgia católica: Navidad y Resurrección, se escucha cada vez más la expresión de ­Felices fiestas!, en vez del tradicional y clásico ­Feliz Navidad!, que con el uso de la palabra refiere forzosamente al Nacimiento de Jesús.

Este fenómeno se da por la "pérdida del sentido de las cosas", en las dimensiones del tiempo y del espacio.

El "tiempo", para poder ser asimilado y comprendido, requiere de distinciones con límites y etapas, por ello los seres humanos han inventado desde su origen ciertos ritmos, que generalmente tienen ritos que permiten darle límites fácilmente comprensibles para distinguir un momento con relación a otros y una etapa en secuencia con relación a otras.

La existencia del día y la noche, calendarios con días, semanas, meses y años, o hasta ciclos más amplios (lustros, siglos o milenios), permiten ubicar la vida de las personas, de las familias y de las naciones, y establecer, con los hechos importantes, que se convierten en recuerdos o memoriales para exaltar origen y término de las vidas y así evidenciar las virtudes y el buen ejemplo de los héroes y los mártires a los que se debe el bien que se tiene.

Por eso hay fiestas personales, familiares, fiestas patrias y fiestas religiosas; todas formando parte del patrimonio común que debe ser conservado y aumentado para transmitirlo a las generaciones venideras.

En cuanto al "espacio", también es necesario limitarlo con ciertos elementos, muchas veces materiales: por ello existen las construcciones de la morada humana individual, familiar o colectiva en ciudades y poblaciones, dentro de las cuales se delimitan otros espacios para trabajo, descanso y contemplación de edificios de uso especifico que pueden ser simbólicos, o monumentos que tratan de perpetuar en el espacio los actos fundacionales, meritorios o heroicos que no deben olvidarse.

Cuando la secularización se consolida, todo se relativiza y generalmente se pierden muchas referencias que le dan sentido a la vida, pero sobre todo, el sentido de la trascendencia y del objeto fundamental que nos explica ¨de dónde venimos y a dónde vamos?

Cuando se pierde el sentido de las cosas, del tiempo y del espacio, se cae en la insensatez y en la dictadura del relativismo. El "insensato" surge como el prototipo del ser que no entiende "de qué se trata".

La Navidad consiste en conmemorar que hace 2006 años se produjo el hecho esperado desde el principio de la historia humana. ­Se llegó a la plenitud de los tiempos! Dios se hace hombre, asume la naturaleza humana, para encabezar el gran proceso de incorporación a la vida y a la felicidad eterna, de todos los que así lo acepten. ­Por esa razón nos felicitamos!

Además la felicitación implica reconocer que este prodigio de ser incorporado a la vida eterna con Dios, se logra por una segunda oportunidad, ya que originalmente se había perdido ese privilegio, cuando nuestros primeros padres, Adán y Eva, rechazaron a nombre de toda su descendencia esa oportunidad.

Pero Dios misericordioso, el autor del misterio de la Creación, quiso dar una nueva oportunidad a cada uno y por eso, a través del nuevo misterio de la Encarnación -que se conmemora cada fiesta de la Navidad- y del novísimo misterio de la Redención -que se conmemora cada fiesta de la Resurrección- nos recuperó la posibilidad de la eternidad gloriosa.

Es verdad, también, que para podernos incluir en el universo de los "sensatos", de los que sí le encuentran sentido a las cosas, al tiempo y a la eternidad, al espacio y a la infinitud, debemos ser "humildes" y aceptar que todos los elementos que conforman el conjunto de misterios religiosos que nos han sido revelados, aunque no podamos comprender pero que sí podemos creer -ahí está el don de la fe- son los que le dan sentido a la vida y nos explican de dónde venimos y a dónde vamos.



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