Tras Bambalinas
La telenovela de Peña Nieto, Aristegui y la llegada de un villano insólito
Por Miguel Ángel Castillo
Como milagro celestial bajado del Tepeyac una hermosa mañana les llegó a los medios (a los que quisieron sacarlo) la noticia de que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, es también beneficiario del creditón inmobiliario del empresario Juan Armando Hinojosa, quien casualmente suma contratos millonarios de obra pública en los gobiernos de Peña Nieto.
El diario de The Wall Street Journal publicó con datos proporcionados por el mismo Videgaray que el funcionario le compró una casa a la empresa Bienes Raíces H&G SA, propiedad del mismo grupo que le vendió a plazos la famosa casa blanca de Lomas a Angélica Rivera. Según ha dicho el encargado de las finanzas en México, todo está debidamente transparentado y hecho con absoluta legalidad, tanto, que aguantaría una investigación si así lo quieren.
¡Por favor! Tenemos la cara , pero nada más. Como si en las marañas del tráfico de influencias se necesitara estar justo en la fase operativa. Para estos menesteres es bien sabido que lo que se necesita no es quién pueda hacerlo, sino tener el teléfono del que pueda recomendarte. Y en el caso de Angélica Rivera y Luis Videgaray podemos decir que tienen una vara bastante alta.
Sin embargo, todo esto de la casa y lo relacionado a Grupo Higa ha tomado bastantes capítulos y cierto dramatismo que más bien parece una telenovela en donde todos parecen confabularse en contra de la bonita historia de los protagonistas que al menos en los dos primeros años todo fue miel sobre hojuelas.
Como el ‘ni los veo, ni los oigo' parece no funcionar y al Alzheimer selectivo no se expande como el conocido #YaMe Cansé, esta semana parece haber iniciado un plan B para contrarrestar el efecto que ha tenido la investigación del equipo de Carmen Aristegui.
De acuerdo con las columnas publicadas por Salvador García Soto en el periódico El Universal, el descubrimiento de la mansión de Angélica Rivera en el DF habría sido producto no de una investigación periodística, sino de una mente malvada como la de Marcelo Ebrard a través de un plan gestado desde que era jefe de gobierno del DF implementando un aparato de espionaje de tal magnitud que debería tomar prestado la PGR para resolver lo que hasta ahora no ha podido hacer.
Aquí nos permitimos la ironía (en el resto del texto también) para enfatizar ese carácter despiadado del ‘carnal' Marcelo que surge de sus aspiraciones políticas frustradas y que habrían derivado en una terrible venganza contra Miguel Ángel Mancera por haberlo abandonado y golpeado por la Línea 12 de Metro al mismo tiempo que se hacía amigo de Enrique Peña Nieto. Traducido esto a la pantalla chica, tenemos toda una historia basada más en el despecho y la revancha que dejó cortas a Catalina Creel y Dulcina Linares (o Antonella, para referencia si usted es generación RBD) . Algo así como ‘si Mancera y la Presidencia no son mías, entonces no serán de nadie'.
Sorprende que se haya dormido y no haya empleado sus poderes despiadados contra López Obrador antes de que le comiera el mandado en la lucha por la candidatura.
Todo esto junto tenía un solo objetivo: tumbar al Presidente como cuando Nixon renunció con el escándalo del Watergate.
La periodista Carmen Aristegui negó todo y sostuvo que todo el reportaje surgió de ver la casa en una revista de sociales y de rascarle vía peticiones de información a través de las leyes de transparencia, con documentos que dejó a disposición de todo el público.
Sin embargo, saben perfectamente que el meollo del asunto no es si el Presidente, su esposa o cualquier funcionario se sienten amenazados por un posible proceso judicial en su contra (que no lo habrá mientras tengamos este contexto de país), sino que el tema de las casas y el empresario preferido es una piedra en el zapato que se le suma (y empeora) a cualquier otro problema que se les ponga enfrente. Nomás échele ojo: Ayotzinapa, reformas infructuosas, licitaciones truncas y una devaluación de peso que nos hace recordar al PRI en sus ‘mejores momentos; a eso agréguele la ‘casa blanca' y dan ganas de correr a abrir la Hola! para darse un respiro y saber, que al menos en otro lado, los sueños de reyes y princesas siguen ahí. Porque aquí el sueño parece haber terminado, aunque quieran prolongarlo con una pequeña dosis de suspicacia a la inversa.
Bueno, más bien por ser mujeres y exitosas. Con ese contexto salió Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social a defender a la Angélica Rivera en estos momentos en donde hubiera querido que cualquiera lo hiciera menos Rosario. De acuerdo con la exjefa de gobierno del DF, a la Primera Dama le han pegado con todo no porque sus propiedades levanten sospechas así como antes levantaba suspiros, sino porque es mujer, y a ellas no se les perdona que tengan éxito y dinero. Y como ejemplo, ¡se puso ella misma! al decir que también la atacaron por sus relaciones privadas. Querida Rosario, no se le olvide que justamente en el escándalo que le tocó enfrentar lo que se ventiló no fue que haya sucumbido al amor, sino que fuera con uno de los mayores contratistas de obra de la capital envuelto en un escándalo de sobornos con la administración posterior. Pero eso no importa, porque como ella dice: "Uno se cae, pero véanme, aquí estoy; nos podemos caer, pero nos sabemos levantar". Aunque eso signifique aliarse contra los que siempre luchó y disfrazar un tema de transparencia en una cuestión de género.
ROW
