Atrocidades

Aborto ¨¿cuestión de fe?

2007-03-26

Es cierto que la práctica de un aborto puede poner en riesgo la vida de la mujer que se lo...

Por José Espina / Notimex

Las modificaciones que legisladores del PRD y otros partidos pretenden hacer a la ley de Salud y al Código Penal sobre el aborto en el Distrito Federal y en todo el país, nos demuestra que legislar es una tarea sumamente delicada, la cual demanda en quien la ejerce, conocimiento, inteligencia, prudencia y sabiduría.

El texto de la modificación legislativa que apoyan tales diputados, en el que se propone que cualquier mujer pueda legalmente abortar cuando "a su juicio" el embarazo "afecte su proyecto de vida y su desarrollo integral", es probablemente la argumentación más estúpida, perversa y criminal que jamás una ley haya planteado.

De proceder tal modificación, abrirá la puerta para que se cometan abortos en forma indiscriminada. Es así, porque ninguna acción puede legitimarse sólo por el hecho de que se cometa con base en el juicio personal.

El juicio personal es justamente eso, p e r s o n a l, individual y, lamentablemente, muchas veces equivocado; sobre todo cuando está orientado no por el conocimiento y la verdad, sino por la ignorancia, la pasión o, peor aún, por la perversidad.

Aprobar legalmente que una madre decida terminar con la vida de su hijo aún no nacido, porque considere que su embarazo y la crianza de su hijo puede "afectar" su proyecto de vida y su desarrollo integral, resulta una justificación aberrante en sí misma.

Por ello es que se formulan las leyes, para evitar precisamente que el juicio personal lleve a cometer acciones tan aberrantes, como el que una madre no deje nacer a su hijo, sencillamente porque ello le resulte lo más práctico.

Las leyes siempre deben estar fundadas en la razón, la verdad y el bien; cuando así sucede, tales normas son legítimas y obliga a los ciudadanos a ajustarse a ellas. Pretender hacer ley algo equivocado, es una corrupción a la naturaleza de la misma.

Nadie niega el dolor y el sufrimiento que viven las mujeres que abortan y que, en ocasiones, trágicamente culmina con su propia muerte; tampoco se niegan las condiciones insalubres en las que muchas veces, personas sin escrúpulos y algunos sin conocimientos médicos, practican abortos.

Pero mejorar las condiciones de higiene y asegurar que quienes practiquen abortos sean especialistas en la materia, no atiende ni resuelve el problema de fondo.

Es cierto que la práctica de un aborto puede poner en riesgo la vida de la mujer que se lo practica, pero lo que es seguro, es que se acaba con la vida de un ser humano ya concebido; por más que algunos sólo quieran ver lo primero.

Quienes abogan a favor de la legalización del aborto argumentan que la Iglesia y en general quienes se oponen a ello, fundamentan su posición en simples creencias, mitos y en ideas retrógradas y que con ello se está en contra de la ciencia; cosa que es totalmente falso.

Por el contrario, es la propia ciencia y no la Iglesia, la que establece que desde el momento en que un espermatozoide fecunda a un óvulo, surge una nueva vida; es el conocimiento científico y no las creencias religiosas, el que establece que a partir de la fecundación, ese nuevo ser vivo está esencialmente completo y que únicamente requiere tiempo para su desarrollo.

Es el avance de la medicina y no los principios morales ni los dogmas religiosos, la que ha registrado el proceso de desarrollo acelerado que el nuevo ser humano alcanza día tras día, semana tras semana, dentro del vientre materno.

Que no nos engañen, al menos en este tema no existe conflicto alguno entre ciencia y religión. Al contrario, la Iglesia fundamenta su posición justamente en el conocimiento científico, porque a fin de cuentas, la fe debe ser la continuación de la razón.

No es la fe la que lleva a la iglesia y a las personas a estar en contra del aborto, sino la certeza de lo que la ciencia reconoce: la vida humana inicia desde el momento de la concepción. Por ello, el aborto es un crimen. (Notimex) (El autor es Secretario General del CEN del PAN) [email protected]



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