Cuentas Claras

¿Moratoria de Pago?

2006-06-09

Para quitarnos el compromiso de la Deuda Pública es obvio que tenemos que quitarnos la deuda...

CIFRAS DE ESPANTO, 10ยช. PARTE


 

La situación que plantea la Deuda Pública, ante el juicio de cualquier experto en finanzas, resulta la de un serio predicamento. La situación no puede ser más incierta. Los ingresos tributarios no alcanzan para pagar el costo financiero y las amortizaciones que tienen que hacerse por concepto de la Deuda Interna y Externa. Por eso, el déficit se financia con el recorte de otras partidas presupuestales del gasto social y descapitalizando a las empresas del Estado (CFE-PEMEX) por lo que se les impide y limita su sano desarrollo. Este diagnóstico para cualquier contador o economista manifiesta un estado de quiebra; aquí y en China, en el sector público y en el sector privado, en inglés y en español, en cualquier idioma o nación.

Para restar el Déficit Presupuestario, el Gobierno toma 332,000 millones de pesos de los ingresos de las Empresas y Organismos del Gobierno, razón por la cual las paraestatales (PEMEX-CFE) siempre estarán descapitalizadas, y por consiguiente en la mira del gobierno para privatizarlas.

Ante tan innegable situación, no podemos dejar de pensar en una moratoria de pagos como una opción válida y necesaria ante la virtual bancarrota y falta de liquidez para hacer frente a las obligaciones y compromisos propios que plantea el desarrollo económico de la Nación. Mientras no exista el superávit (exceso de los ingresos sobre los gastos) en la administración pública, no podremos pagar normalmente y siempre estaremos ahorcados. Esto hay que entenderlo de una vez por todas con el fin de remediar el mal para siempre. Esto implica aumentar los ingresos por mayor productividad y mejor captación fiscal o reducir los egresos en aquellas partidas como la Deuda Pública que se lleva la tercera parte del total presupuestado.

Por eso la moratoria de pagos, como una opción dentro de otras, debe entenderse en el sentido literal y ex profeso: "suspensión legal del pago de una deuda a lo largo de un periodo determinado, como resultado de una resolución judicial o legislativa o de una decisión del gobierno. Por regla general, las moratorias se dictan para tiempos de crisis o depresión económica", en los que la exigencia de pago a quien se encuentra obligado a ello llevaría a la bancarrota o causaría un colapso económico general. Las legislaciones disponen regulaciones específicas para las moratorias convencionales, esto es, para los supuestos en que deudor y acreedor llegan a un acuerdo que confiere a aquél un plazo mayor del previsto en principio para el pago de la deuda. En los supuestos de quiebra, la suspensión de pagos deja en suspenso la solicitud de quiebra que pueda haber presentado el acreedor. Precisamente se trata de evitar que el país o cualquier deudor llegue al estado en que tenga que declararse en quiebra.

Para quitarnos el compromiso de la Deuda Pública es obvio que tenemos que quitarnos la deuda misma. Pensar en pagarla con las reservas monetarias también sería un absurdo puesto que no existen para disponer de ellas. Ésta es una utopía más que maneja el gobierno con el supuesto de darnos confianza, porque si realmente existieran sería un absurdo estar pagando intereses sobre la deuda cuando tenemos disponibles, y sin usar, el 75 % de su importe. Reservas en este caso quieren decir garantías, no sobrantes de liquidez o dinero guardado. No son activos monetarios físicos del gobierno o de la Nación. Por eso el nivel histórico en las reservas de 61,000 millones de dólares a fines de 2004, no nos sirven de nada en forma práctica.

Tampoco como una salida a la Deuda Pública, podemos desconocer o eludir el pago irresponsablemente poniendo en riesgo la solvencia y la estabilidad económica del país. Ni podemos desconocerla por motivos atribuibles a la corrupción de los gobernantes que la contrajeron. Menos aún formar un bloque o unirnos a otros países con intención de desconocer y no pagar las deudas que, aunque fueran ilegítimas, no podemos borrar. Éstas son cuestiones internas que nos toca a nosotros aclarar, precisar, resolver o en su momento enjuiciar.

No debemos tampoco pensar que vamos a poder conseguir la generosidad inusual que tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial han mostrado recientemente a otros países en cuanto a su deuda externa, como el caso de Nicaragua, al que ambos organismos le perdonaron el 80 por ciento de su deuda calculada en 6,500 millones de dólares. Ésta fue la mejor noticia económica para Nicaragua en los últimos 25 años. Desde luego que este antecedente va a generar un precedente muy valioso y digno de tomar en cuenta por otros países como el nuestro, no tanto con el fin de obtener una dispensa similar (de equidad y justicia) sino solamente para negociar la deuda externa en mejores condiciones y bajo el esquema de otras opciones.

Debemos puntualizar que esta sugerencia sobre la Deuda Pública en cuanto a la moratoria de pagos sería durante el tiempo necesario para que podamos reactivar nuestra economía y mejorar los ingresos fiscales a fin de que podamos asumirla en condiciones normales, cuando el superávit en las finanzas públicas lo permitan.

Estados Unidos ha presionado (inverosímilmente) a los acreedores de Irak por una quita del 90 % sobre una deuda de 120 mil millones de dólares, y un miembro del Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos, Joseph Siegle, propuso aplicar igual criterio a toda la deuda soberana que pesa sobre los hombros de regímenes democráticos y que fue contraída por dictaduras que los precedieron. México no podría apelar a ese raciocinio, porque no estamos saliendo de una dictadura como ocurrió con Irak por más de 20 años. Sin embargo, podemos pedir diplomáticamente un compás de espera para reactivar nuestra economía, resolver el problema del desempleo y elevar la productividad con la finalidad de salir de la virtual quiebra en la que estamos.

Según cifras que se han dado a conocer, los países que emergen de un régimen dictatorial se hallan con una deuda pública promedio que equivale a un 59% del Producto Interno Bruto. Atender esa deuda absorbe en promedio un 20% de los recursos presupuestarios. México no ha emergido recientemente de ninguna dictadura y sin embargo la deuda pública total (tomando en cuenta la contingente) representa el 122 por ciento del PIB. ¿Qué le parece? ¿Acaso no estamos realmente damnificados con semejante peso de la Deuda Pública encima? Desde luego que sí y no estamos pidiendo la condonación de la deuda externa, solamente una tregua para el pago del servicio y de las amortizaciones por un par de años; tal vez para volver a reanudar los pagos cuando el barril de petróleo se encuentre arriba de los 100 dólares y podamos pagar sin ahorcar nuestra economía ni estrangular fiscalmente a los contribuyentes.



HTM
Utilidades Para Usted de El Periódico de México