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El accidentado camino de Suecia desde la neutralidad hacia su anhelado ingreso a la OTAN

2023-07-11

Cuando Suecia, que durante mucho tiempo se mantuvo neutral, solicitó su adhesión a la...

 

VILNA, Lituania (AP) — Cuando Suecia, que durante mucho tiempo se mantuvo neutral, solicitó su adhesión a la OTAN junto con Finlandia, ambas naciones esperaban un rápido proceso de ingreso.

Más de un año después, Finlandia ya está dentro, pero Suecia sigue en la sala de espera de la alianza militar occidental.

Todos los miembros de la OTAN deben aprobar las nuevas incorporaciones y, ahora que los mandatarios de la alianza se reúnen en una cumbre en Vilna, Suecia no cuenta con el visto bueno de dos de ellos: Turquía y Hungría.

Un obstáculo importante se superó el lunes, cuando el presidente de Turquía accedió a enviar los documentos de adhesión de la OTAN al Parlamento turco para su aprobación, algo que se negó a hacer durante más de un año.

Eso significa que Suecia está ahora cerca de convertirse en el miembro número 32 de la OTAN, aunque todavía no ha llegado a la meta. Esto es lo que debe saber sobre el accidentado camino de Suecia para unirse a la alianza.

ADIÓS A LA NEUTRALIDAD

Para un país que no ha librado una guerra en dos siglos, la decisión de unirse a la OTAN fue enorme. Suecia se negó a tomar partido durante las dos guerras mundiales y durante la Guerra Fría, adoptando la neutralidad como núcleo de su política de seguridad e incluso de su identidad nacional.

Aunque modificó su estatus a “no alineado” después de unirse a la Unión Europea en 1995 y aumentó gradualmente su cooperación con la OTAN, Estocolmo había descartado hasta el año pasado solicitar la membresía a la alianza militar, con una opinión pública firmemente en contra.

Todavía en noviembre de 2021, tres meses antes de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, el entonces ministro de Defensa sueco, Peter Hultqvist, declaró que Suecia nunca se uniría a la OTAN mientras sus socialdemócratas de centroizquierda estuvieran en el cargo.

Entonces empezó la guerra.

Mientras los tanques rusos cruzaban la frontera con Ucrania y los misiles golpeaban Kiev y otras ciudades, la opinión pública cambió, tanto en Finlandia como en Suecia. Incluso Hultqvist y los socialdemócratas dieron un giro radical, y en mayo del año pasado Suecia y Finlandia solicitaron conjuntamente sumarse a la OTAN.

TURQUÍA DICE NO TAN RÁPIDO

La mayoría de los observadores esperaban que las solicitudes de Suecia y Finlandia se procesaran rápidamente, pues ambos gobiernos ya cumplían con los criterios de membresía y la guerra de Ucrania añadía urgencia. Veintiocho países de la OTAN ratificaron rápidamente los protocolos de adhesión.

Pero el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tenía una idea diferente. Advirtió que Turquía no podría avalar el ingreso de ambas naciones nórdicas a la OTAN a menos que tomaran medidas enérgicas contra los grupos que Ankara considera amenazas a su seguridad, como el prohibido Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que ha liderado una insurgencia de décadas en Turquía.

Suecia ha aceptado a más de 1 millón de refugiados en las últimas décadas, incluidas decenas de miles de kurdos de Turquía, Irán e Irak. Algunos de ellos simpatizan con el PKK, que está designado como grupo terrorista por la Unión Europea.

Buscando abordar las preocupaciones de Erdogan, Finlandia y Suecia firmaron un acuerdo con Turquía durante la cumbre de la OTAN del año pasado en Madrid. Acordaron reanudar las exportaciones de armas a Turquía que fueron suspendidas luego de una incursión turca en 2019 en áreas kurdas en el norte de Siria, endurecer las leyes antiterroristas e intensificar los esfuerzos para prevenir las actividades del PKK en sus países.

Una vez que los suecos eligieron un gobierno de centroderecha en septiembre pasado, se esperaba que se facilitaran un poco las negociaciones con Turquía, porque el gobierno socialdemócrata anterior cargaba con su apoyo a los milicianos kurdos en Siria vinculados al PKK.

Sin embargo, las cosas se complicaron en enero, cuando activistas prokurdos colgaron brevemente una efigie de Erdogan de una farola frente al Ayuntamiento de Estocolmo. Poco después, un activista antiislámico de Dinamarca quemó el Corán frente a la embajada de Turquía en Estocolmo.

Si el propósito de ambos actos era enfurecer a Turquía y paralizar la candidatura de Suecia a la OTAN, las protestas tuvieron el efecto deseado: Ankara congeló las conversaciones con Suecia sobre su ingreso a la OTAN y sólo apoyó que Finlandia se uniera a la alianza en abril. El gobierno del primer ministro conservador Ulf Kristersson pasó meses tratando de reparar el daño.

Justo cuando las relaciones parecían estar mejorando, un refugiado iraquí realizó otra protesta con una quema del Corán el mes pasado frente a una mezquita en Estocolmo, alejando aún más las esperanzas de que Turquía desbloqueara el ingreso de Suecia antes de la cumbre de la OTAN en Vilna.

¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS DE LAS PROTESTAS?

Las protestas contra Erdogan en Suecia han reunido a manifestantes prokurdos y de extrema izquierda. Algunos participantes ondearon banderas del PKK. Mientras tanto, las quemas del Corán fueron realizadas por un activista de extrema derecha de Dinamarca y un refugiado cristiano de Irak.

Es posible que ambas protestas no hubieran recibido mucha atención si no fuera por el centro de atención de la OTAN, pero con Ankara vigilando de cerca los acontecimientos en Suecia, las protestas llegaron a los titulares en Turquía y otros países musulmanes, donde los líderes criticaron a Suecia por permitirlas. Eso provocó debates en Suecia sobre si la quema del Corán puede considerarse una incitación al odio, algo que es ilegal, o una simple expresión legal de opinión sobre una religión mundial.

Las autoridades suecas están tratando de asegurarle a Turquía que Suecia no es una nación islamófoba, enfatizando que el gobierno no aprueba las quemas del Corán, pero que no puede detenerlas, citando la libertad de expresión. Las fuertes condenas del gobierno a las protestas han provocado una reacción interna, con críticos que acusan a Kristersson de hacer más de lo debido con tal de aplacar a Turquía.

Las protestas también han traído sospechas de interferencia rusa. Tan pronto como Suecia lanzó su oferta de membresía, el servicio de seguridad sueco advirtió que Moscú podría aumentar las actividades de influencia durante el proceso de solicitud. Sin embargo, no ha surgido ninguna prueba de vínculos rusos con los manifestantes.

¿QUÉ MÁS QUIERE TURQUÍA?

El retraso turco para apoyar el ingreso a la OTAN de Suecia ha irritado a Estados Unidos y otros aliados. Algunos analistas opinaron que Turquía sólo estaba usando el caso para presionar a favor de recibir aviones caza F-16 mejorados de Estados Unidos. Aunque los funcionarios turcos y estadounidenses han dicho que el proceso de adhesión sueco y la modernización de los F-16 no están relacionados, el presidente Joe Biden implícitamente vinculó los dos problemas en una llamada telefónica a Erdogan en mayo.

“Hablé con Erdogan y él todavía quiere trabajar en algo sobre los F-16. Le dije que queríamos un trato con Suecia, así que acabemos con eso”, afirmó Biden.

Y el lunes, justo antes de partir para la cumbre de la OTAN en Vilna, Erdogan sumó otra demanda. Dijo que los países europeos deberían reabrir conversaciones congeladas desde hace mucho tiempo para permitir que Turquía ingrese a la Unión Europea. “Cuando ustedes allanen el camino para Turquía, allanaremos el camino para Suecia como lo hicimos para Finlandia”, declaró.

Después de que Erdogan se reunió por separado en Vilna con Kristersson y con el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, el secretario general de la OTAN anunció un avance importante: Erdogan estaba listo para enviar el protocolo de adhesión de Suecia al Parlamento turco a cambio de una cooperación más profunda en temas de seguridad y el apoyo sueco para revivir los intentos de Turquía de integrarse a la UE.

Mientras Kristersson celebró el anuncio como un “gran paso en el camino” hacia la membresía sueca a la OTAN, no llegó a decir que la incorporación a la alianza fuera un hecho, y recalcó que no estaba claro cuándo tomaría su decisión el Parlamento turco.

¿Y HUNGRÍA?

A diferencia de Turquía, Hungría no ha explicado por qué aún no ha avalado la membresía de Suecia en la OTAN. Hungría tenía lazos económicos y diplomáticos estrechos con Rusia antes de la guerra. Desde que comenzó la invasión rusa, el primer ministro Viktor Orban se ha negado a respaldar a Ucrania con armas y se ha opuesto a las sanciones de la Unión Europea contra Moscú.

Durante una visita a Viena la semana pasada, Orban negó que Hungría estuviera retrasando la candidatura de membresía de Suecia.

“Apoyamos la adhesión de Suecia, pero el Parlamento húngaro aún no ha ratificado la decisión”, alegó. “Estamos en contacto constante con el secretario general de la OTAN y los turcos. Entonces, si tenemos algo que hacer, actuaremos”.

Muchos analistas creen que Orban está esperando el próximo movimiento de Erdogan y que Hungría seguramente avalará la adhesión sueca si Turquía lo hace. Eso fue lo que sucedió con la adhesión de Finlandia.



JMRS
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